Al diablo hoy la bolsa...

Al diablo hoy la bolsa -no tengo un duro en ella-, la prima de riesgo -me fastidio en semejante pariente- y todas las variables económicas del día. Hoy voy a olvidarme de sobresaltos y noticias, de rescates o mediorrescates. Voy a olvidarme de toda la resaca informativa que arrastra la crisis económica. De la pasión, el odio, el sectarismo partidista o interesado que chorrean no pequeña parte de las noticias y los comentarios. ¿No me importa nada de eso? Sí, me importa demasiado. Sé que hay datos que afectan para bien o para mal a millones de personas que sufren las consecuencias de la crisis y de la ruina que padecemos desde hace ya unos cuantos años. Ya lo he sufrido y rezado. En soledad y con mi gente de fe.

Pero hoy quiero hacer un paréntesis con este poema, escrito en mi juventud, que habla, vive y sufre de amor. Del don de amar a oscuras al Dios que hizo la luz.


ESTE TERRIBLE DON DE AMAR A OSCURAS



... aunque es de noche.
...sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía.

San Juan de la Cruz.


Hay que salir, ya que he nacido. ¿Adónde?
Dejando atrás un vértigo a otro vértigo.
Todos tendrán que amar aunque es de noche.
Porque sabréis que en estos brazos ciegos
cabe el amor. Abrazan la tiniebla
sin principio ni fin, y nunca veo
a Aquél que hace mi esencia: abrir los ojos,
ojos heridos, o sin luz o abiertos
a este terrible don de amar a oscuras.


Palpando cada cosa y adquiriendo
noticia, el corazón da nuevos saltos
a cada flor que existe, a cada tiento
de un animal caliente que levanta
hacia el cielo la voz, a cada encuentro
de más hombres amando, que aman, aman,
desesperadamente necesitan,
desesperadamente, luego es cierto
que ha de estallar la aurora. ¡Ay!, amo a oscuras.
¡Ay!, ardo a oscuras, si el amor es dentro
fuego infinitamente y fuego a oscuras.
No sé de qué ni cómo, mas me quemo...
de que infinitamente necesito,
de que infinitamente creo. ¡Creo
por la necesidad de tanta llama,
Gran Creador y Padre de quien tengo
este terrible don de amar a oscuras!


(De “La luna del emigrante”, Madrid, 1970.
Obra poética, p. 179).
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