Yo le dije a Dios (un poema perdido)

Aquí va un poema perdido. No sé por qué no se incluyó en mi “Obra poética” de 2005. Quizá lo consideré como una pieza sencilla, rozando lo catequético. Pero hoy me la encuentro por casualidad y, dentro de su sencillez, me dice algo (por una elemental modestia no diré que mucho). Ojalá les diga también un poquito a los lectores. Sería una ocasión para sentirse un poco más felices.



YO LE DIJE A DIOS
(Oración al aire libre)


Yo le dije a Dios:
Señor, me gustaría cantar como los pájaros,
alabarte como ellos,
con su misma hermosura y sin reserva".


Y Dios me contestó:
"Para mí será siempre
más hermosa tu voz y tu alabanza".


Yo le dije a Dios:
"Mira, Señor, qué lujo de trigales.
Amarillean ya.
Y anuncian desde el oro los milagros
de la siega y el pan. Son y proclaman
el gesto de tu mano portentosa".


Y Dios me contestó:
"¿Qué no eres tú que sean los trigales?".


Yo le dije a Dios:
"Esas montañas
altos testigos son de tu grandeza.
Quietas están sin apartarse un punto
de donde tú quisiste que existieran".


Y Dios me contestó:
"Más alto es el amor que yo puse en tu pecho,
infinito mi amor que te eleva a mi altura".


Yo le dije a Dios:
"Ese sol abrasado que rueda en el verano
mensajero es veloz por quien nos mandas
tu calor y tu luz.
Fiel a la perfección
de elipses y de círculos,
cumple la ley que sabio le trazaste".


Y Dios me contestó:
"Te encumbro más que al sol y a ti te tengo
más cerca de mi pecho.
En ti he encendido
tu pequeña bondad con que remedas
el sumo amor de mi bondad primera.
En ti he marcado a fuego como en nada
el hierro de mi imagen...


Los pájaros, el trigo, las montañas, los soles
son bellas criaturas de mis manos.
Pero tú...
Tú eres mi hijo".


¡Señor, Dios nuestro,
qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
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