Cuando falta casi un mes para la fiesta de la Virgen del Miracle (que se celebrará el próximo 6 de agosto), me gustaría descubrir el milagro del Miracle a todos aquellos que todavía no conocen este Santuario. 

El Miracle se encuentra en la comarca catalana del Solsonès, prácticamente en el centro geográfico de Cataluña, en medio de un paraje extraordinariamente hermoso, con el Santuario rodeado de campos de cereales y con el Prepirineo delante mismo de los edificios que forman el Miracle.

Desde sus orígenes, con la aparición de la Virgen Niña a  dos hermanos pastores, en el prado de Bassadòria, en 1458, en el municipio catalán de Riner, el Miracle es un lugar de encuentro con Dios, con los demás, con la naturaleza y con uno mismo.

La iglesia, con la imagen tan querida de la Virgen del Miracle, es el centro de este bellísimo lugar de la comarca catalana del Solsonès. Pero el Miracle es también la Casa Gran, la capilla de la Desaparición y la de San Gabriel, el monasterio, con la pequeña comunidad de monjes benedictinos guiados sabiamente por el P. Xavier Poch y la Casa de Espiritualidad, con el P. Toni Pou al frente de sus actividades, como ejercicios espirituales, encuentros y retiros. 

Pero el Miracle es también los vecinos que aman tanto este lugar santo, como la Montserrat Calduch, nuestra organista, el Manel Casanovas del restaurante, las recordadas Concepció de Ca l’Estruc y la Emília de Cal Tomasa, la Anna Mª (la decana de los que en verano viven en el Miracle) y la Eulàlia y su marido el Carles, los tres en las celdas de Sant Antoni. El Miracle lo forman todos los que pasan unos días en el Santuario, como la Teresita, su marido y sus hijos o la Montserrat Boixareu y sus hijos. 

El Miracle es un lugar que a lo largo de los años se han ido restaurando y embelleciendo sus nobles edificios, gracias a los vecinos, a la comunidad benedictina y al ayuntamiento de Riner (en cuyo término está situado el Santuario), con su alcalde, Joan Solà.

Además de los edificios, el milagro del Miracle es posible gracias a los ganaderos y labradores que viven en las masías que rodean el Santuario y que aman tanto este lugar santo, como Cal Jepet, la Caseta del Miracle, con el Alberto y la Marta, el Forn de Su, con la Paquita y el Ton, la Cirosa, Cal Poncet, Casamartina, el Villaró con la Angelina, el Estany o la Carral. Y también las masías Santdiumenge, Cal Coletes, Brics, Rovira-sança, Armingous, Cal Piquet, Cal Palà, Sorribes, y aún, los núcleos de Freixinet, con el hasta ahora senador y concejal de Riner, Xavier Castellana y sus padres (asiduos a las celebraciones en el Miracle), Su y Santa Susanna.

Y es que el milagro del Miracle es una realidad que hacen posible los monjes, los vecinos del Santuario y el ayuntamiento de Riner. Y también la asociación Territori de Masies, la bodega y la quesería del Miracle, con el Jordi y el Miquel Àngel, y la Sílvia, respectivamente, el festival Espurnes Barroques, impulsado por Josep Barcons, los Amics de la Casa del Miracle y la Orquestra del Miracle, dirigida por Juan de la Rubia, que inició su actividad el pasado 3 de junio ante el impresionante retablo barroco de Carles Morató. Como decía el director de esta orquesta, (que tiene su sede en el Santuario), “el hecho de relacionarnos en un lugar tan especial es muy importante”, ya que el Miracle es un espacio con “un nivel de espiritualidad muy fuerte”.

El Miracle, con las celdas de Sant Benet y de Nostra Senyora, que acogen a los devotos de la Virgen Niña, como la Josefina Pagès y la Mercè Casanovas, forma un espacio privilegiado con cuatro retablos admirables: el impresionante retablo barroco de la iglesia, de Carles Morató y el renacentista, en la capilla del Santísimo. También el Prepirineo, un “retablo” natural, magnífico, y aún, como acertadamente dice el P. Xavier Poch, superior del Miracle, el “retablo” del “cielo estrellado”, empapado de silencio durante las noches. 

La presencia del obispo de Solsona, (un año, o del abad de Montserrat, el otro año), presidiendo la fiesta mayor del Miracle, nos hace vivir en comunión con la diócesis solsonense y con el monasterio de Montserrat, de donde provienen los monjes del Miracle. 

La oración de cada día en la Liturgia de las Horas en la iglesia (abierta ininterrumpidamente desde las 7 de la mañana a las ocho y media de la tarde) y la acogida de huéspedes y de peregrinos, hace del Miracle un lugar de retiro y de paz para todos aquellos que buscan un espacio de silencio y de reencuentro con Dios, con los demás, con la naturaleza y con uno mismo. Y este milagro se hace visible cada domingo en la celebración festiva de la Eucaristía, donde los vecinos que tienen su masía cerca del Santuario, como el Dr. Jaume Puy (rector de la Universidad de Lleida) y su anciano padre y también otros que vienen de más lejos, se reúnen bajo la mirada maternal de la imagen (tan bella) de la Mare de Déu. 

Un año más, el próximo 6 de agosto, nos reuniremos para honrar y venerar a Santa María, la madre de Jesús, y de esta manera haremos realidad el milagro del Miracle, que acoge en esta fiesta mayor a los que durante todo el año invocan a la Virgen Niña, “rosa vera celestial”, como madre de consuelo y de esperanza.

Los monjes y los vecinos del Santuario, los visitantes y los que se alojan en el monasterio, en las celdas o en la Casa de Espiritualidad, hacen posible el milagro del Miracle. Un milagro que se renueva cada día bajo la mirada maternal de la Virgen Niña y que me gustaría que descubriesen aquellos que todavía no conocen este lugar tan bello de la comarca catalana del Solsonès.