Anunciación del Señor
Lc 1,26-38
En esta solemnidad celebramos el anuncio a María de que va a ser la madre del Hijo de Dios. María se
turbó ante la noticia, comenta el evangelista. Estaba perpleja, desconcertada. ¿Cómo ella una mujer sencilla, sin grandes aspiraciones, es invitada a ser protagonista excepcional de los planes de Dios, es tratada con esos títulos que le suenan a exageraciones, y de los que no se considera merecedora? Ella, ¿cómo va a ser
bendita entre todas las mujeres, llena del don de Dios, escogida por el Señor? El ángel le pide que no tenga miedo. Es la obra de Dios, y sabe que María es una mujer abierta a la acción divina. Le anuncia que será madre de Jesús.
María pone su libertad al servicio de los planes de Dios; no hay mejor uso posible del libre albedrío. Su
hágase en mí significa que todo su ser lo entrega en obediencia a la voluntad divina. No es una negación de la libertad frente a Dios, sino el uso de la misma en una opción libre y voluntariamente elegida y aceptada; eso sí, como respuesta a una llamada personal de Dios. De Él es la iniciativa, pero la respuesta es plenamente humana, totalmente personal. Y María ha sabido elegir.
Ella es un espejo donde deberíamos mirarnos todas y todos los discípulos de Jesús, para sentirnos identificados.
Javier Velasco-Arias