Murió el cardenal Hamao. Ya son 120 los electores. Con algo sobre Martínez.

Ayer, 8 de noviembre, falleció, víctima de un cáncer de pulmón el cardenal japonés Stephen Fumio Hamao. Con su fallecimiento, al nombrar cardenales el Papa el próximo 24, los electores que iban a ser 121 hasta febrero de 2008 se quedarán en los 120 que establece la norma montiniana.

Un sabio comentarista señala que el Papa podía tener conocimiento del estado terminal del purpurado japonés y hacer así sus cuentas de forma que supiera ya que el día de la creación de los nuevos cardenales no se iba a rebasar la cifra de los 120.

Me parece dejar demasiado al azar fijar el número dando por hecho un fallecimiento que sólo se adelantó quince días al consistorio. Como ese, tal día, estará ya amortizado pues nombro uno más. Demasiado escatológico ¿no?

Ahora, si el Papa hizo ese cálculo desde luego se caería la tesis de que el barcelonés Martínez fue metido a última hora y con calzador.

Yo sigo inclinándome por la repesca. Del barcelonés. Cinco diócesis españolas con cardenal elector, más Don Julián Herranz parece un exceso español. Sólo nos superan Italia y los Estados Unidos en un eventual cónclave.

Francia tiene sólo tres votos residenciales: París, Burdeos y Luon, que serían seis con los curiales Poupard y Tauran y el emérito de Marsella Panafieu. Y siempre nos habían sacado ventaja los franceses. Alemania tiene tres residenciales, Colonia, Maguncia y Berlín, dos curiales, Kasper y Cordes, y un emérito. Pero al emérito le quedan tres meses de elector.

Polonia está en claro declive: Apenas un residencial, Cracovia, el emérito Glemp y los curiales Grocholewski y Rylko. Y lo mismo podemos decir de Brasil, con cardenales en Río, Bahía y Sâo Paulo y el curial Hummes. Tiene hoy el mismo peso electoral Brasil que Méjico: cuatro votos, Méjico, Guadalajara, Monterrey y el curial Lozano.

Japón, una Iglesia sumamente liberal prácticamente ha desaparecido del Colegio cardenalicio. En el cónclave que eligió a Benedicto XVI tenía dos votos. Ya sólo le queda el del arzobispo emérito de Tokio que pierde sus derechos en junio de 2008.

Pues sigue sin encajarme tanto peso de España salvo la versión del calzador. Y todavía hay un dato más que puede confirmarnos en la mentalidad del Papa. El consistorio está convocado para el 24 de noviembre porque el 23 pierde sus derechos el cardenal Sodano y podía disponer de una vacante más.

Quien milimetra hasta ese punto sus disponibilidades luego va y se salta la norma por un solo cardenal. Parece muy extraño. Y tampoco veo al Papa, o a su secretario, llamando todos los días a Tokio preguntando si de una vez se había muerto Hamao o que cuanto creían que le podía quedar.

Algunos aventuran que el cardenal del calzador podía ser García Gasco. No tiene el menor sentido. El cardenalato del arzobispo de Valencia fue una gran sorpresa. Si el Papa no le hubiera nombrado nadie se habría extrañado. Es manifiesta su voluntad firme de darle el capelo. Don Agustín no entró con calzador.

Por último, con Hamao se ha ido uno de los cardenales más progresistas del Sacro Colegio. Adversario del centralismo romano fue de los escasos obispos que reclamaban un nuevo Concilio para establecer de una vez la colegialidad que, según ellos, se había frustrado tras la efímera esperanza del Vaticano II, de forma que las Iglesias locales recuperaran un poder que nunca debían haber perdido. Me parece recordar que entre los obispos firmantes de la petición al Papa, en su mayoría eméritos, sólo había dos cardenales: el brasileño Arns y Hamao.
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