Más de cardenales
El cardenal más anciano, muerto Bafile en 2005 con más de cien años, había nacido en 1903, es Willebrands, que en septiembre cumplirá noventa y siete. El más joven es el húngaro Erdö, que cumplirá cincuenta y cuatro años en junio. Curiosamente los cuatro cardenales más jóvenes son todos del último consistorio de Juan Pablo II. El francés Barbarin, de cincuenta y cinco años; el croata Bozanic, de cincuenta y siete y el ghanés Turkson, también de cincuenta y siete. Ocupa el quinto lugar, por la juventud, nuestro cardenal Cañizares, que cumplirá sesenta y un años en octubre.
Este año perderán sus derechos electorales siete cardenales. El italiano Cacciavillan; el ucraniano Jaworski, el francés Lustiger, el español Carles, el norteamericano Baum, el ugandés Wamala y el chileno Medina. España, que en el último cónclave tuvo un peso notable, tendrá a partir de septiembre un voto menos pues, aunque ha sido nombrado monseñor Cañizares, ya había perdido sus derechos el cardenal Álvarez, en julio pasado, que llegó al cónclave de abril de milagro, y en septiembre los perderá Carles. No es el caso de Estados Unidos y que pasa a tener más peso del que tuvo. Los norteamericanos perderán a Baum pero incorporan a Lavada y a O'Malley. Los italianos y los franceses siguen igual. Los primeros perdieron a Ce y perderán a Cacciavillan pero se incoporan Vallini y Cafarra. Y los franceses perderán a Lustiger pero llega Ricard.
En el 2007 serán ocho los cardenales que se quedarán sin voto. El mejicano Suárez Rivera, que por enfermedad ya no pudo acudir al último cónclave, el italiano Martini, el español Martínez Somalo, el húngaro Paskai, el polaco Macharski, el indio Vithayathil, el norteamericano Szoka y el italiano Sodano. Italia pierde dos pesos pesados del cardenalato, Martini y Sodano. Y España sigue perdiendo importancia. Si hubiera cónclave a fines del año próximo solamente tendríamos cuatro votos: los cardenales Herranz, Amigo, Rouco y Cañizares. Frente a los seis que tuvimos en el último.
Salvo error u omisión por mi parte hay en estos momentos cuarenta y un cardenales que pertenecen a órdenes y congregaciones religiosas. Que serían cuarenta y tres si consideráramos como tales a los dos del Opus Dei. De ellos, casi la mitad, diecinueve, han perdido sus derechos. Y tres los perderán el año que viene. Un jesuita, un franciscano y un redentorista. Sin duda, los más numerosos son los jesuitas. Nada menos que diez. Pero la cifra es engañosa porque siete de ellos ya no pueden asistir al cónclave y Martini dejará de hacerlo en febrero de 2007. En una nueva elección papal, que ojalá se demores mucho, sólo van a participar el indonesio Damaatmadja y el argentino Bergoglio, cuyos votos caducarán en 2014 y en 2016.
Ocho son los cardenales franciscanos pero tienen mucho más peso que los jesuitas. Sólo hay tres sin opción a cónclave. Cinco son pues los votos de la seráfica orden, en la que incluimos al capuchino O'Malley. Que serán cuatro en 2007. También hay una notable presencia salesiana: seis cardenales. De los cuales, tres ya no tienen voto. Conservarán tres hasta 2012. Las restantes órdenes y congregaciones ya tienen un peso menor. Dos votos del Opus Dei, dos redentoristas, aunque estos en el 2007 perderán uno y, curiosamente, ningún benedictino pues el único cardenal de ese hábito está a punto de cumplir los noventa y cinco años.