Los nuevos cardenales
En primer lugar dejar constancia de que esta vez ya el Papa se saltó la norma de los 120 cardenales electores. Poquito pero se la saltó. Salvo error por mi parte, y contando con los próximos 80 años del cardenal Sodano, tenía 17 vacantes y nombró 18 cardenales electores.
Los curiales han salido todos o casi todos. Y gran parte de los seguros residenciales Armagh, París, Génova, Bombay y Sâo Paulo. Se han quedado por el camino, de momento, Palermo, Varsovia, Washington, Utrecht, aunque tal como está la Iglesia de Holanda pudiera ocurrir que en muchos años no vuelva a tener cardenal...
Como era de esperar, tras la nula presencia en el consistorio anterior, África tenía que estar. En esta ocasión le ha tocado a Dakar (Senegal) y Nairobi (Kenya). Asia, en esta ocasión, ha quedado preterida. Sólo el de Bombay. Pero es normal. Filipinas, Corea, Vietnam, China tienen ya sus cardenales y Japón va a perder enseguida los suyos. ¿Y a mí que el Japón de Arrupe, Masiá, Hamao o Shirayanagi me parece que está mejor sin cardenales? Creo también que Brasil está perdiendo peso y que Méjico no. También es fácil de entender.
Me da la impresión de que en esta hornada no hay ningún religioso. Me estoy refiriendo a los cardenales electores. Pues tal vez por algo será.
Las sorpresas son muy contadas. El barcelonés Martínez podía salir o no. Pues ya le tenemos con capelo. Personalmente lo siento. Porque no se lo merecía y porque va a ser instrumentalizado en favor de ese sector eclesial que ha llevado a la Iglesia de Cataluña a la sima en la que se encuentra.
Ya más sorprendentes son el mejicano de Monterrey, el norteamericano de Galveston-Houston y nuestro García Gasco. Se ve que el Papa quedó encantado con su visita a Valencia y se lo ha agradecido. Yo por Don Agustín me alegro. Nunca ha sido un buque insignia pero siempre me pareció un buen arzobispo. Aunque en ocasiones haya criticado alguna actuación suya. Como por ejemplo la estupidez de Oliva.
De entre todos los nombrados sólo hay uno, descontado lo que ya he dicho de Martínez, que me gusta poco. El parisino Vingt-Trois. Me parece que va a ser otro de los electores progresistas. Tan escasos, por otra parte.
Espléndidos los nombramientos de Bagnasco y del argentino Sandri. Dos nombres a tener en cuenta en el futuro. Sobre todo el del primero. Y de gran confianza todos los demás curiales.
Luego están los cardenales ad honorem. Por su edad están excluidos de un cónclave. El Papa quiere agradecer con esos nombramientos vidas y entregas a la Iglesia. Esta vez han sido cinco. El Patriarca de Babilonia de los Caldeos. Se entiende muy bien. En la horrible situación de Irak, espantosa en sí y para los católicos, Benedicto XVI ha querido resguardar, caso de que sea resguardo, a Su Beatitud Emmanuel III Delly. Una agresión a su persona iba a tener mucha más trascendencia si es un cardenal de la Santa Romana Iglesia.
Del exnuncio monseñor Coppa no sé nada y nada puedo decir. Argentina ha recibido otro capelo en la persona de monseñor Karlic, arzobispo emérito de Paraná. No tengo muchas noticias de él. Creo que fue prelado moderadamente conservador. Pero tal vez algún amigo argentino nos instruya más.
Y otra muestra de afecto a España. También ha sido creado cardenal el jesuita Urbano Navarrete. De 87 años. Fue rector de la Gregoriana. Creo recordar que en una ocasión me presentaron a un padre Navarrete a la sazón en Valencia o en Gandía. Y quien me lo presentó, delante de él, me dijo: éste es Navarrete el bueno, el malo está en la Gregoriana. Os hablo de memoria y la mía ya es mala. Caso de que la anécdota fuera cierta, como espero, tampoco le deis más trascendencia. Urbano Navarrete fue una gran figura del saber eclesial y pienso que dignísimo jesuita. Para alegrarnos por su nombramiento.
Por último, y también entre estos cardenales que no podrán participar en un cónclave, el franciscano Umberto Betti, ex rector de la Pontificia Universidad Lateranense. No puedo decir nada de él. Seguro que es otra gran figura eclesial.
El Papa nombra cardenales a quienes cree deben serlo. Pues, por mi parte, aceptación absoluta. Tenemos veintitrés nuevos cardenales de la Santa Romana Iglesia. Lo que no quiere decir que si en algún momento tengamos que hablar de alguno de esos cardenales dejemos de hacerlo.