Tras la escandalera, con ecos internacionales, de la negativa del obispo de Málaga a la misa tradicional que obligó al obispado a dar una cierta marcha atrás, el verano cambió los calores de la polémica por los meteorológicos. Pero llega septiembre y es el momento de preguntarnos en que quedaron todos aquellos fuegos de artificio.

Sospecho, y me congratulo de ello, que se ha establecido un diálogo entre los fieles que reclamaban su derecho a tener una misa según el modo extraordinario y el obispo. Me baso en que la excelente página Una Voce Málaga ha retirado la lista de las publicaciones que se habían ocupado de la polémica. En la que no quedaba muy bien monseñor Catalá.

Estamos ante un derecho de los fieles y ante un obispo sensato. Por lo que espero que pronto nos darán la noticia de que esa misa comienza a celebrarse en Málaga. Después ya dependerá de esos fieles el que cuaje o el que se muera sola.