El divorcio no es un trtiunfo sino una terapia

familia

  1. Matrimonio / Familia

        La Palabra de este domingo aborda esta realidad tan humana como difícil que es el matrimonio: sus dimensiones, sus problemas.

        No es bueno que el hombre esté sólo  hemos escuchado en la primera lectura.

        El ser humano no se realiza sólo, sino que somos personas y ser persona significa “ser en relación”. No somos solamente individuos aislados, sino que somos, vivimos y nos realizamos con los demás en el mundo. El ser humano vive en grupo en familia, con el pueblo, con la sociedad, con los amigos, con Dios. Somos relación.

La afectividad, la sexualidad y el amor son también una relacionalidad.

  1. Los seres humanos somos iguales en dignidad.

        De una manera mítica, casi como un dibujo animado, el Génesis nos dice que la mujer nace de la costilla de Adán: podría significar que hombre y mujer son del mismo aliento vital (respiración), lo cual significa que somos y tenemos la misma  dignidad: hombre y mujer los creó.

        Pero las antropologías de los pueblos, las mismas religiones han creado una sima en la apreciación y valoración entre el hombre y la mujer. (Los movimientos feministas actuales dan fe de esta situación).

        Esta cuestión habría que tenerla en cuenta a la hora del problema de la unión y así como de la posible ruptura matrimonial (divorcio).

        Por otra parte, en el AT el divorcio era un derecho del hombre, no de la mujer. La mujer no podía pedir la ruptura.

  1. realidades tan hermosas como difíciles.

        Las lecturas de la Eucaristía de hoy nos sitúan ante importantes dimensiones de la vida: el amor, la afectividad, la sexualidad, el matrimonio, la convivencia, la familia, las relaciones, etc., realidades hermosas, pero al mismo tiempo, difíciles. La convivencia, lo social y comunitario es difícil siempre.

        Y hoy en día es mayor la complejidad de los problemas porque se da un maremagnum de concepciones diversas de la sexualidad, modos de legalizar -o no- el matrimonio canónico, civil, parejas de hecho, parejas del mismo sexo, trans, duración del amor,  el sentido de la fidelidad y de la responsabilidad, las posibles rupturas

  1. El matrimonio es una unión en amor.

        Se supone que cuando una pareja se casa (seamos clásicos), es porque se aman y deciden compartir la vida y realizarla juntos.

        ¿Pero  cómo vivir esta realidad cuando el amor fracasa?

        Lo primero que podemos decir es que ha fracasado un proyecto vital.

Un matrimonio puede fracasar por mil motivos: por desaveniencias, infidelidades, incompatibilidades, desencuentros, enfrentamientos familiares, motivos económicos, etc.

  1. El fracaso del divorcio como terapia

        ¿Es necesario la separación o el divorcio?

El divorcio es la salida a un amor que ha llegado a punto muerto, es una cierta terapia a un fracaso del amor originario.             

A algunos católicos les encantaría que Roma permitiera el divorcio y los divorciados que han vuelto a casarse pudieran comulgar

De hecho en algunas Iglesias ortodoxas permiten segundas nupcias como una salida al fracaso del primer matrimonio, con el sentido de “remedio” por aquello de que mejor casarse que quemarse" (1Cor. 7: 9). Port otra parte, todo el mundo tiene derecho a rehacer su vida.

Pero el divorcio (o la nulidad), necesario por otra parte, no solucionaría el problema de fondo.

Los fracasos matrimoniales y el divorcio no son una cuestión eclesiástica, aunque esta cuestión adquiere una dimensión especial en la iglesia. El fracaso en el amor es una cuestión humana.

Creo yo que el divorcio no es un éxito sino una terapia para un fracaso.

Hay situaciones insostenibles de malos tratos, de incomprensión, de incompatibilidad, diferencias, de infidelidad, de hijos que pueden hallar salida en el divorcio (o nulidad).

Un divorcio / separación no es sino que un amor en punto muerto. Hasta aquí hemos llegado y no podemos  continuar. Todo lo que había de amor, ilusión, proyectos, encuentro, etc. ha concluido.

Algunas situaciones se solucionan con el divorcio, pero el fracaso del amor, el sufrimiento, no. La imposible convivencia, la educación de los hijos, incluso la economía pueden encontrar salida en un divorcio, pero el fracaso y el problema de fondo permanecen.

De hecho el divorcio es una legislación que legaliza una ruptura, pero no mejora a las personas. Puede mejorar algunos aspectos de la vida, pero no mejora la situación del fondo de la persona.

        El divorcio no vuelve buenos y fieles a los divorciados

Es un ejemplo: Si un juez absuelve o concede la amnistía a un delincuente, ello no significa que tal delincuente mejore su condición íntima moral, personal.

06    Fidelidad

        El problema de fondo es el de la fidelidad personal. Fidelidad no solamente en el plano sexual, que también, sino fidelidad a la persona: fidelidad para con uno mismo y para los demás: esposo / esposa e hijos.

Los humanos somos “trenes” de largo recorrido, no “express”. Nuestra vida se configura con compromisos existenciales: compromisos propios personales: de matrimonio, de vocación, de responsabilidades, de fidelidad a los talentos que Dios nos ha dado, fidelidades a las personas que conviven con nosotros, fidelidad a Dios.

  1. Que Dios ayude a vivir el amor.

        Que Dios nos ayude a vivir en el amor original de la vida.

        Que nos mantengamos en la fidelidad al amor y a las responsabilidades de la vida.

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