En cotidianidad ordinaria, caminamos en la fe, Dios se hace sentir y se manifiesta en aquellos que abren su corazón a Él.

Podemos tener el privilegio de ser llamados, elegidos y favorecidos por Dios, pero esto no nos hace condicionar a Dios a nuestra manera humana de obrar sino nos tiene que hacer flexibles en confianza al actuar y conducirnos de Dios.

Para los Magos la estrella es un poderoso signo que les hace vivir una travesía única y especial que los llevará al punto de encontrar al Rey de los judíos que acaba de nacer.

Se proclama a Jesús como rey en su nacimiento y el ciclo de vida natural de este niño al llegar posteriormente a su pasión, se cerrará con la proclamación escrita en la cruz que es el rey de los judíos.

Ya El mismo lo dirá al inicio de su vida pública: conviértanse y crean en el evangelio porque el Reino de los Cielos ya está aquí.

Y cómo deberá ser este reino de los cielos, sino la afirmación de la naturaleza de Dios que es vida y es amor.

Este niño que se manifiesta nos irá conduciendo con sus diferentes manifestaciones. Estas dos cosas esenciales en su revelación como salvador: la vida y el amor.

Por eso los invitará a vencer el odio, la división, la mentira; en pocas palabras al mal y a vencer la muerte que se manifestara en la revelación de la resurrección que él mismo vivirá y, que antes dará estos signos de vida en Lázaro y otros que han caído en muerte.

El mal intenta acabar con lo que siembra el amor en bien e intenta anular la vida. Al mal no le importa la vida ni el amor. Por eso Herodes reviste ese rostro de mal cuando fuera de cualquier compasión manda matar a todos los niños menores de 2 años, la furia lo domina todo porque la ostentación de su poder dando cabida a la injusticia, al desenfreno etc. no deja espacio a la compasión.

La compasión será el signo que acompañará a este niño recién nacido porque la compasión es propia de Dios que es amor y sabe entender del sufrimiento en la necesidad y la pobreza que experimenta en la forma cómo nace y cómo vive y que nos dimensiona su real Encarnación .

Tocamos en este niño a un Dios encarnado en nuestra realidad que es capaz de comprendernos y al mismo tiempo de compadecerse de nosotros, porque lo mueve la compasión que nos la posibilidad a la vida .

Si queremos tener vida tenemos, por lo tanto, que tener compasión. Donde se ha perdido la compasión se pierde el amor y, por la tanto, se pierde la esperanza de vida.

Preguntémonos que tanto se ha perdido la compasión en nuestra vida, en nuestra familia y sociedad y, entendamos porque se ha perdido la vida que nos puede hacer verdaderamente felices!