José María Bautista reflexiona sobre la socialización religiosa en nuestra época Aprendizaje espiritual: 4 libros para repensar nuestra pastoral

José María Bautista acaba de presentar una colección de 4 libros titulados “Aprendizaje espiritual”. Es una propuesta arriesgada, valiente y necesaria para repensar cómo se está produciendo la socialización religiosa en nuestra época, especialmente entre los más jóvenes.

El aprendizaje espiritual prácticamente ha desaparecido de los espacios educativos, especialmente en la escuela pública, también en la concertada religiosa.

El autor parte de una pregunta punzante: “¿Por qué las iglesias están vacías?”, como metáfora del vacío que la educación religiosa y espiritual ha dejado en nuestra cultura.

La realidad que hemos vivido en estos tiempos de pandemia nos dice que no estamos preparados para afrontar las crisis, que nadie nos ha entrenado en un tipo de habilidades que podemos llamar existenciales, como concepto laico universal, o podemos llamarlas espirituales. Los niños y los adultos carecen de espacio para aprender determinadas habilidades que deberían ayudar a las personas a afrontar el sufrimiento, el fracaso, la muerte, los proyectos de vida, los retos... Aunque nadie habla específicamente de ello, en el fondo, todos los famosos y anónimos están clamando la necesidad de recuperar nuevos espacios para el aprendizaje espiritual en nuestra sociedad.

Estos libros son un mensaje para los de “fuera”, porque no tiene sentido extirpar del sistema educativo oficial, ni de los espacios familiares, ni de los espacios públicos el poder dotar a las personas de habilidades espirituales que les permitan entrenar, mejorar, aprender a gestionar mejor su optimismo, sus miedos, sus emociones, su radar social, su asertividad, la defensa de su dignidad, sus talentos, sus dependencias, sus fracasos, su creatividad... Los de fuera tienen razón cuando acusan a la religión y a la Iglesia de ese estilo rancio, trasnochado, anacrónico... Pero este argumento no puede convertirse en la razón para eliminar quirúrgicamente el aprendizaje espiritual.

Estos libros son también un mensaje para los de “dentro”. Así no podemos seguir. Esta situación no se revierte mediante pequeños retoques superficiales. La tesis principal de estos libros es que necesitamos un cambio de paradigma profundo, que afecte estructuralmente al concepto de pastoral, de religión y de Iglesia. Cada libro hace propuestas muy concretas sobre cómo abordar cuatro grandes cambios de paradigma: El libro 1, cambio de paradigma semiótico. El libro 2, cambio pedagógico. El libro 3, cambio teológico. El libro 4, cambio de liderazgo.

Cuando uno empieza a hojear estos libros, la primera impresión es que esta es una propuesta tan revolucionaria que abruma. Pero enseguida el autor muestra distintas vías muy concretas, que están basadas en su experiencia, realizada a través de su equipo llamado LearningFlow, que lleva años ayudando a muchas instituciones religiosas y educativas para implantar estos cambios en sus centros educativos.

Cada libro hace propuestas muy concretas sobre cómo abordar cuatro grandes cambios de paradigma: El libro 1, cambio de paradigma semiótico. El libro 2, cambio pedagógico. El libro 3, cambio teológico. El libro 4, cambio de liderazgo

Al final uno tiene la sensación de tener entre las manos una propuesta, no tanto revolucionaria o utópica, sino realista y sensata. Enseguida uno descubre que los ejes ideológicos están guiados por el espíritu del papa Francisco, lo cual nos enfoca a la necesidad de un imaginario compartido.

En total, propone aterrizar 40 grandes cambios y 200 pasos, que permiten elegir distintas vías para lograr este cambio de paradigma.

-En el libro 1 (Cambio semiótico) plantea la hipótesis de que la crisis de religiosidad actual se debe al anacronismo de la pastoral actual. Pero la solución no puede ser solo lingüística, estética o aprender marketing. La única salida es cambiar nuestro paradigma. Muchas instituciones han emprendido programas de mejora de la calidad. Intentar reforzar la pastoral desde un paradigma obsoleto solo puede empeorar las cosas. En este escenario la solución no es acelerar aún más, sino parar, parar en seco, parar para pensar y cambiar de autopista.

-En el libro 2 (Cambio pedagógico) el autor se basa en su experiencia en cientos de colegios para distinguir cuándo se produce un aprendizaje profundo. La mayoría de colegios religiosos han experimentado un gran cambio de paradigma pedagógico para las materias académicas. La propuesta es que necesitamos hacer lo mismo con la pedagogía que sostiene nuestra pastoral. Pasar de activitis, jornadas puntuales, convivencias... y tantas iniciativas pastorales que el alumno no integra en su día a día. Ahora sabemos muy bien cómo se aprende y cómo no.

-En el libro 3(Cambio teológico) se abordan determinadas teologías invisibles que sustentan de forma invisible este imaginario rancio y anacrónico: la teología del anuncio, de encadrement, de la transmisión de la fe, de la confesionalidad, de la separación entre implícito y explícito. Como alternativa se propone la teología del sembrador, del engendrement, de la samaritana, de Emaús, de las bienaventuranzas, de la mostaza, de la redención.

-En el libro 4 (Cambio de liderazgo) da otro giro sorprendente: El problema no son los alumnos, sino los educadores. No se trata de ver en qué tienen que cambiar los jóvenes, sino cómo entrenar a los agentes de pastoral.

Al final todo se resume en una palabra inventada por el autor: “Comunizar”. Nada funciona si no hay una comunidad. El 99% de las vocaciones religiosas surgieron porque una persona se encontró con una comunidad. Sin cooperativo, sin comunidad, sin alteridad no hay nada. Las instituciones religiosas y educativas están invirtiendo enormes esfuerzos, tiempo, dinero y personas en mejorar su imagen. Necesitamos pasar de comunicar a comunizar: Comunizar es la capacidad de crear comunidad, será la habilidad más demandada en el siglo XXI, el nivel de cooperativo será el mejor indicador. Los PBL y APS serán el método para lograr una redarquía fractal: en las comunidades, en las parroquias, los equipos directivos, los claustros, aulas, familias y los entornos cercanos y virtuales.entorno”.

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