El religioso mercedario publica 'El tizón y las cenizas' (San Pablo) Alejandro Fernández Barrajón: "La voz de la vida consagrada hoy es la voz de la profecía"
"La vida consagrada siempre tendrá futuro porque no faltarán hombres y mujeres apasionados por Jesucristo. Es una pasión irremediable para los que encuentran en el evangelio su identidad, su camino y su felicidad"
"La vida consagrada parece hoy ceniza sin fuego y sin embargo es un tizón que guarda el calor y la pasión de la fidelidad a su Señor y de la misión que le ha sido confiada"
"La vida consagrada sufre una crisis numérica y vocacional importante pero no en su entrega y fidelidad. Allí donde hay consagrados la vida se humaniza, se tiñe de evangelio y renace la esperanza"
"La iglesia oficial no siempre cuenta con ella ni la valora en su ser y quehacer. La prueba está en los pocos obispos consagrados que hay en la Conferencia Episcopal; algo que no sucede en otros países"
El tizón y las cenizas (San Pablo)
"La vida consagrada sufre una crisis numérica y vocacional importante pero no en su entrega y fidelidad. Allí donde hay consagrados la vida se humaniza, se tiñe de evangelio y renace la esperanza"
"La iglesia oficial no siempre cuenta con ella ni la valora en su ser y quehacer. La prueba está en los pocos obispos consagrados que hay en la Conferencia Episcopal; algo que no sucede en otros países"
El tizón y las cenizas (San Pablo)
El tizón y las cenizas (San Pablo)
Lleva 33 años, "la edad de Cristo", bromea, como consagrado. Y ha sido de todo: fraile raso, presidente de los religiosos españoles... Ahora, desde un 'retiro activo' tras una dura enfermedad, Alejandro Fernández Barrajón sigue siendo un faro -silente, pero sonoro- para muchos que buscan en la vida consagrada un lugar de esperanza, profecía y Evangelio. De eso, también, va 'El tizón y las cenizas', su último libro, publicado por San Pablo, sobre "reflexiones a pie de calle" acerca de la vida consagrada. Hablamos con él.
¿Qué nos cuentas en El tizón y las cenizas?
El tizón y las cenizas es un libro sobre vida consagrada que recoge algunas de las reflexiones que he ido haciendo y compartiendo a lo largo de mi vida. Son más de 33 años de vida consagrada y este libro recoge mi manera de ver la vida consagrada hoy con sus luces y sus sombras. Siempre confiando en su futuro a pesar de su fragilidad actual. La vida consagrada no piensa hoy en números sino en fidelidad.
¿Cuál es la simbología de ambos elementos?
Lo he titulado “El tizón y las cenizas” porque la vida consagrada parece hoy ceniza sin fuego y sin embargo es un tizón que guarda el calor y la pasión de la fidelidad a su Señor y de la misión que le ha sido confiada.
¿Qué es para ti la vida consagrada?
La vida consagrada para mí es una pasión encendida, un deseo de fidelidad a quien es su único Señor: Jesucristo.
Los consagrados, ¿están en crisis?
Sí, la vida consagrada sufre una crisis numérica y vocacional importante pero no en su entrega y fidelidad. Allí donde hay consagrados la vida se humaniza, se tiñe de evangelio y renace la esperanza.
¿Cuál es la realidad de la vida consagrada en la Iglesia hoy?
La realidad de la vida consagrada en la iglesia de hoy es claroscura. Por una parte, llena de luz porque acompaña las pobrezas de los hombres del presente, desde su amor al Evangelio y, por otra parte, oscura porque la iglesia oficial no siempre cuenta con ella ni la valora en su ser y quehacer. La prueba está en los pocos obispos consagrados que hay en la Conferencia Episcopal; algo que no sucede en otros países.
¿Cuál es la relación con la sociedad, con la jerarquía...?
La relación con la sociedad ha sido siempre muy fluida porque los consagrados surgen en medio de la sociedad y la sirven sin condiciones. Con la jerarquía las relaciones son más oficiales porque la jerarquía siempre tiende a ser más oficial que familiar. Duda de la comunión de la vida consagrada hacia los pastores y esta comunión ha sido siempre algo incuestionable en su caminar. Siempre ha ido hacia la jerarquía una fuerte comunión de la vida consagrada pero no siempre ha vuelto en la misma medida. Es un tema siempre pendiente las relaciones entre jerarquía y vida carismática. Ambas llamadas a compartir el evangelio pero ninguna a someterse a la otra si no quiere perder su identidad.
¿Cuál debe ser su voz hoy?
La voz de la vida consagrada hoy es la voz de la profecía. Los carismas son toques de atención a la iglesia para que no pierda la originalidad y mordiente evangélico a los que esta llamada. Si la vida consagrada no habla y actúa desde su mordiente evangélico pierde su ser y malogra su quehacer.
Propuestas de futuro..
La vida consagrada siempre tendrá futuro porque no faltarán hombres y mujeres apasionados por Jesucristo. Es una pasión irremediable para los que encuentran en el evangelio su identidad, su camino y su felicidad. Entre sus voces para el futuro no pueden faltar sus llamadas a la unidad, a la intercongregacionalidad, a la sinodalidad, al papel de la mujer en la iglesia, a la acogida de los grupos marginales y, sobre todo, a curar las heridas de la humanidad y las pobrezas materiales y existenciales.
Un futuro prometedor para la vida consagrada, aún con sus números exiguos. Nunca la vocación de la vida consagrada fue ser numerosa ni poderosa sino luz de luciérnaga, levadura y tizón encendido. ¡Feliz y larga vida a la vida consagrada enraizada en su Señor! Será como ciprés en la acequia y oasis en el desierto del materialismo creciente.