El escritor y periodista publica la novela 'Deja que el mar te lleve' (Mensajero) Pedro Miguel Lamet: “El Evangelio es radical, rompedor, revolucionario, y molesta”
“Hay un sector de la Iglesia, conservador, que busca en la Iglesia la guardería de adultos, la seguridad”
"Francisco es, en estos momentos, la gran noticia que tiene la Iglesia en el mundo"
Novelar el dolor. Eso es lo que pretende el escritor y periodista Pedro Miguel Lamet en su última novela, 'Deja que el mar te lleve' publicada por Mensajero. Una novela con tintes autobiográficos y que también quiere ser “de autoayuda, pero no de esos libritos con frases grandilocuentes”.
El jesuita repasa con nosotros la actualidad de la Iglesia, y la energía del Papa Francisco frente a “los palos internos” de quienes buscan una “Iglesia-guardería”.
Novelar el dolor, ¿es complicado?
Es una experiencia por la que pasamos todos, y como tal el trabajo fundamental es una introspección de cómo me he ido superando en el dolor. Aunque la novela es de ficción, tiene rasgos autobiográficos. Todo autor llega a escribir a través de sus propias experiencias, sobre todo cuando se quiere que la vivencia sea auténtica.
Hablas de un veterano periodista que vuelve al sur. El mar es muy importante en tu novela... ¿Qué aporta como elemento literario?
El mar es el símbolo del absoluto. Es el gran símbolo del infinito. El mar es inabarcable, es el más allá, el sueño imposible del marinero que busca, la soledad, la introspección, la paz... y al mismo tiempo es la guerra, el mar embravecido, las mareas.... En la novela cuento la historia de un periodista que ha vivido un poco de todo, y que huye de su vida anterior, refugiándose en el chalé de la infancia. Con dos traumas importanes: de pequeño tuvo un problema en las piernas. Eso le hace ver el mundo desde un balcón; y había escrito un diario de adolescente haciendo preguntas al mar sobre el sentido de la vida. El otro trauma es que su hermana, Silvia, a la que adoraba, sufre un accidente de automóvil y cuando él regresa...
¿Accidente o no tanto?
La novela tiene algo de pesquisa. Hay dos pesquisas: la interior del personaje buscando su identidad, su proceso espiritual; y luego la material, porque llega a confesarle un viejo Guardia Civil que había cosas poco claras en aquella muerte.
¿Encuentra Rodrigo (el protagonista) respuestas a las preguntas que se hacía?
He evitado en esta novela dar respuestas de catecismo, de tipo confesional claro. Que sea una búsqueda auténtica de un hombre de hoy. Él está separado, ha tenido problemas con la censura, lo ha pasado mal... Se ha separado de la fe... es una búsqueda de dónde está la manera de vivir en paz con uno mismo. En ese sentido, él sí encuentra una razón para vivir, pero no es de naturaleza sobrenatural.
Hay un verso de Manuel Machado: 'El mar, la mar, y no pensar en nada'. Va mucho con el tema oriental, buscar lo profundo de uno mismo, y conectar lo exterior con lo profundo, con el mar, que unos llaman Dios y otros de otra manera.
¿Qué esperas que pase por la cabeza de un lector?
Lo primero que quiero es que lo compren, y que lo lean. Lo que espero es que también sea un libro de autoayuda en el sentido más profundo de la palabra, que el lector se sienta acompañado en el descubrimiento espiritual del personaje, y vaya descubriendo cosas a la par que lee la novela.
¿Te ha servido a ti?
Claro. Todo libro en general tiene algo de terapia, pero más las novelas. Es un libro que quiero que sea auténtico.
Casi medio centenar de libros. Has elegido publicarlo en una editorial religiosa, aunque no es un tema confesional. ¿Por qué Mensajero?
Hoy día, las editoriales... he escrito mucha novela histórica, entre otras cosas porque desde el punto de vista comercial se vende bien, y a veces las grandes editoriales no se atreven a cambiar: la novela-novela es un riesgo. O tiene mucho éxito o no se vende.
Creo que tiene un interés desde el punto de vista editorial. He querido ir a esa frontera, como lo jesuitas. Este es un libro de frontera, que puede ayudar a los que están de un lado y de otro.
¿Cómo está el Lamet jesuita?
Bien. Hemos pasado situaciones muy difíciles, de censura, de autocensura, de problemas con la iglesia o con la orden. Ahora, desde la venida de Francisco, tenemos una sensación de respirar libre, hondo. Es verdad que últimamente le noto un poco alicortado, quizás porque los palos que le han dado al pobre... En la entrevista con Évole, por ejemplo, no estaba tan fresco, quizá porque tenía dos temas importantes: de un lado España, que no le mira tan bien, una piedra en el zapato; y luego los palos internos que está sufriendo.
Pero en estos momentos, Francisco es la gran noticia que tiene la Iglesia en el mundo, y dentro de lo que está sufriendo la Iglesia por la pederastia, es esperanza. Sobre todo, que gente que está fuera le sienta cercano, porque los de dentro …. ya sabemos que hay un sector absolutamente inmovilista...
¿Están pasando esos sectores incluso a la acción, tildándole de hereje, criticando sus reformas...?
Esa gente no ama a la Iglesia, se aman a sí mismos, y están perdiendo poder. Este es un hombre que rompe con el poder. Cuando me preguntan si Francisco es de derechas o de izquierdas, conservador o progresista, yo siempre digo: es evangélico. Pero el Evangelio es radical, y es rompedor, y es revolucionario, y molesta, y provoca lo que le pasó a Jesús, el rechazo de los que buscan el clericalismo y el poder por encima de todo.
¿Por qué a Francisco no le quiere cierta jerarquía española?
Cierta jerarquía, esto ha ido cambiando, hay algún sector. Hay un sector de la Iglesia, conservador, que busca en la Iglesia la guardería de adultos, la seguridad. No pensar y tener unas normas muy estrictas y muy claras. Ahora lo que ha pasado con el diaconado: no entra dentro de la ordenación de la mujer o del sacerdocio: ha habido diaconisas en la primitiva Iglesia. El Papa está muy coartado en estos momentos por todo eso. Peros us mensajes cotidianos son esperanzadores, son liberadores, y apuntan el punto central del Evangelio.
Solo es un hombre, no es un superhéroe, él solo no puede cambiar una institución como la Iglesia...
Claro, eso es evidente. Es un testimonio. Me decían: ¿Va a haber un retroceso en el siguiente Papa? Hay pasos que no se pueden dar atrás. El próximo Papa tiene que ser una persona sencilla. Otra cosa es dónde viva, eso es secundario.
¿Crees que la Iglesia está condenada a ser irrelevante?
Yo creo que la Iglesia, desde el punto de vista evangélico, es semilla, es grano de trigo, es grano de mostaza, es pequeña. Y cuando quiere ser grande se destroza a sí misma, porque es el poder el que entra, y eso la corrompe. ¿Cuándo es Iglesia-Iglesia? Cuando nace de esa anciana rezando el rosario y cree; de ese misionero al que nadie hace caso, y que sigue luchando. Esa semilla es la Iglesia. Hace falta fe y profundidad. Eso se ha perdido muchas veces porque la Iglesia de Roma ha sido grandilocuente. Hay gente a la que le gusta la capa roja de los cardenales...
Puedes ver a Pedro Miguel Lamet en la feria del Libro: en la caseta de Paulinas.