Un balance sin complacencias de sus cerca de 15 años como arzobispo Santiago Agrelo: "Confieso que he soñado", en la presentación de la nueva colección de Narcea
"Si pienso en la situación de los emigrantes pobres cuando llegué a Tánger y en la situación, mucho peor, en la que se han quedado cuando me marché, debo entonces reconocer que he fracasado"
El arzobispo emérito de Tánger presenta la nueva colección de Narcea dedicada al acompañamiento espiritual, que sintetiza las más de tres décadas de experiencias del Equipo Ruaj
"Pero si miro esos años en Tánger a través de los ojos de los emigrantes que han sido acogidos por instituciones de la Iglesia, entonces ya no puedo decir que hayamos fracasado"
Elisa Estévez, miembro de la Institución Teresiana profesora de Comillas, y la vedruna Lola Arrieta, psicoterapeuta, son las coordinadoras de un libro que "tiene mucho de manual"
"Pero si miro esos años en Tánger a través de los ojos de los emigrantes que han sido acogidos por instituciones de la Iglesia, entonces ya no puedo decir que hayamos fracasado"
Elisa Estévez, miembro de la Institución Teresiana profesora de Comillas, y la vedruna Lola Arrieta, psicoterapeuta, son las coordinadoras de un libro que "tiene mucho de manual"
| Editorial Narcea
(Editorial Narcea).- Santiago Agrelo hace balance sin complacencias de sus cerca de 15 años como arzobispo: “Si pienso en la situación de los emigrantes pobres cuando llegué a Tánger y en la situación, mucho peor, en la que se han quedado cuando me marché, debo entonces reconocer que he fracasado”.
Pero no todo se mide en resultados. Hay una sensación fracaso que construye, porque significa que “nos hemos atrevido a soñar objetivos elevados. Cuanto más hayamos luchado por alcanzarlos, más penosa será nuestra sensación”.
“Pero si miro esos años en Tánger a través de los ojos de los emigrantes que han sido acogidos por instituciones de la Iglesia, entonces ya no puedo decir que hayamos fracasado”, prosiguió. “Y si me atrevo a subir hasta los ojos de Dios, tampoco entonces hemos fracasado. ¡Seguro!”.
El arzobispo emérito de Tánger hacía estas reflexiones para enmarcar la propuesta del Equipo Ruaj de acompañamiento en situaciones de exclusión social. Una apuesta, de primeras, a caballo perdedor, porque su opción es situarse al lado de los últimos, sin esperar recompensas. Pero una propuesta que construye Reino, porque sabe “oír el dolor de los pobres” y “los desviados”, “sentir la humedad de sus lágrimas” y “mantener viva la esperanza de los más pequeños”.
30 años de experiencia de Ruaj
Los más de 30 años de experiencia de Ruaj han quedado sintetizados en “Acompañar en las periferias existenciales”, primer volumen de la nueva colección dedicada al acompañamiento lanzada por la editorial Narcea.
Elisa Estévez, miembro de la Institución Teresiana profesora de Comillas, y la vedruna Lola Arrieta, psicoterapeuta, son las coordinadoras de un libro que “tiene mucho de manual”, y a la vez está elaborado a partir de “testimonios y experiencias personales”, en palabras de Gonzalo Sánchez-Terán, de la Universidad de Fordham. “Te hace mejor persona leer este libro. Por favor, leedlo, ¡es un regalo!”, añadió quien, durante muchos años, trabajó con los jesuitas en campos de refugiados de África, mano a mano siempre con “muchas Vedruna”, que le introdujeron en el arte del acompañamiento espiritual.
“Acompañar en las Periferias Existenciales” se presentó en el marco de los II Círculos Marisa Moresco, celebrados los días 11 y 12 de julio en el Centro Vedruna de Valladolid, dedicados al acompañamiento en situaciones de maltrato y violencia en la pareja y la familia.
Estos Círculos nacieron hace un año como lugar de encuentro para “personas de diversas sensibilidades y pertenencias carismáticas”, completando la oferta formativa por la que, cada año, pasan unas 500 personas para convertirse en acompañadoras, explica Lola Arrieta.
La propuesta de Ruaj, reconoce Arrieta, ha experimentado un fuerte crecimiento gracias al impulso del Papa Francisco al acompañamiento, “esa idea de que no podemos pretender imponer, sino más bien hacer camino juntos y ayudarnos mutuamente de modo que cada cual pueda desplegar todas sus potencialidades”. Desde el discernimiento vocacional, al acompañamiento de jóvenes y adultos que quieren tomarse más en serio su fe, la amalgama de posibilidades es enorme. Como también sus implicaciones eclesiológicas, puesto que se trata de “relaciones horizontales”, desprovistas de las rigideces jerarquías que definen otros modelos pastorales.
Marisa Moresco, que da nombre a estos círculos, fue una de las fundadoras de Ruaj. Fallecida en accidente de tráfico en 2018, tenía la cualidad de “no pasar de largo ante una persona que sufría, ya fuera un refugiado en el Congo, un emigrante en Tánger, una mujer maltratada o una monja contemplativa necesitada de ayuda por el sufrimiento acumulado”, en palabras de María Gracia Gil, provincial de la Provincia Europa de las Carmelitas de la Caridad Vedruna.
Esa mirada a los últimos, prosiguió, es de ida y vuelta, y “tiene la capacidad de transformarnos a toda la sociedad, haciendo brotar en nosotros ríos de solidaridad”.