Liturgia del 2º DOMINGO DE PASCUA 2025 (C)

2º DOMINGO DE PASCUA 2025 (C)
El amor permanente y entrañable de Dios Padre, que nos habita y sostiene, la presencia luminosa de Jesús Resucitado, su Luz y el impulso de su Espíritu están con todos vosotros.
Y con tu Espíritu
MONICIÓN DE ENTRADA
El relato de esta semana nos presenta a los discípulos encerrados. Tras el encuentro con Jesús que vive, el miedo desaparece y se lanzan al mundo para dar a conocer esa nueva forma de ser y vivir. Una imagen muy elocuente para saber si nuestra experiencia pascual ha sido transformadora. ¿Vivimos de puertas para adentro, encerrados en nuestros problemas y ocupaciones? O bien ¿hemos salido fuera, al encuentro del prójimo?
Celebramos con gozo, unidos a Jesús Resucitado, y unidos entre nosotros.
Renuncias y profesión:
Sacerdote.- ¿Renunciáis al odio y a la violencia, que sólo nos conducen a guerras y muertes?
Todos.- Sí, renunciamos.
Sacerdote.- ¿Renunciáis al egoísmo y al afán desordenado de riquezas que fomenta el egoísmo y el olvido a los demás?
Todos.- Sí, renunciamos.
Sacerdote. ¿Renunciáis al poder y al dominio sobre otros, que sólo conducen a esclavizar a nuestros hermanos?
Todos - Sí, renunciamos.
Sacerdote.- ¿Creéis en Dios , que es nuestro Padre, que ha hecho todas las cosas y nos cuida con amor?
Todos.- Sí, Creemos.
Sacerdote.- ¿Creéis en Jesucristo, que ha puesto su Morada entre nosotros, para hacernos conocer a Dios?
Todos.- Sí, Creemos.
Sacerdote.- ¿Creéis en el Espíritu Santo que vive entre nosotros, y guía a la Iglesia para hacer un mundo mejor?
Todos. Sí, Creemos.
Oración:- Dios Todopoderoso, Padre de Nuestro Señor Jesucristo, que nos regeneró con el Espíritu Santo, y nos concede desde siempre el perdón de los pecados, nos guarda en su gracia, para la vida eterna. A m é n.
(Se rocía a los fieles con el agua bendita)
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo….
Tú que quitas el pecado del mundo, Tú tienes piedad de nosotros...
Tú que quitas el pecado del mundo, Tú atiendes nuestras súplicas
Tú que estás sentado a la derecha del Padre, Tú tienes piedad de nosotros
ORACIÓN COLECTA
Reconocemos, Señor,
que somos un fiel reflejo
de tus discípulos tristes,
cobardes, llenos de «miedo».
Habitamos en un mundo
de increencia y desconcierto.
Por ser creyentes, sufrimos
olvidos, burlas, desprecios.
Señor, entras en nuestra casa,
nos saludas, te pones en medio.
Nos llenas con tu presencia,
de paz y de gozo inmenso.
Muéstranos tus pies y manos,
tu costado roto, abierto…
Son tus lecciones de amor,
tu testamento, Maestro.
Como hiciste con Tomás,
vienes, Señor, a nuestro encuentro.
Y nuestras dudas se queman
en tus llagas, sol y fuego.
Queremos decirte con fe,
con gratitud, en silencio:
«Señor mío y Dios mío».
Creo en Ti. Tú no estás muerto.
Haz que nosotros seamos
«testigos» de tu Evangelio.
Arropados por tu Espíritu,
anunciaremos tu Reino.
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (5,12-16):
Los apóstoles hacían muchos signos y prodigios en medio del pueblo. Los fieles se reunían de común acuerdo en el pórtico de Salomón; los demás no se atrevían a juntárseles, aunque la gente se hacía lenguas de ellos; más aún, crecía el número de los creyentes, hombres y mujeres, que se adherían al Señor. La gente sacaba los enfermos a la calle, y los ponía en catres y camillas, para que, al pasar Pedro, su sombra, por lo menos, cayera sobre alguno. Mucha gente de los alrededores acudía a Jerusalén, llevando a enfermos y poseídos de espíritu inmundo, y todos se curaban.
Palabra de Dios
Salmo 117
R/. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia. R/.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo. R/.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios, él nos ilumina. R/.
Lectura del libro del Apocalipsis (1,9-11a.12-13.17-19):
Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en la constancia en Jesús, estaba desterrado en la isla de Patmos, por haber predicado la palabra, Dios, y haber dado testimonio de Jesús. Un domingo caí en éxtasis y oí a mis espaldas una voz potente que decía: «Lo que veas escríbelo en un libro, y envíaselo a las siete Iglesias de Asia.»
Me volví a ver quién me hablaba, y, al volverme, vi siete candelabros de oro, y en medio de ellos una figura humana, vestida de larga túnica, con un cinturón de oro a la altura del pecho. Al verlo, caí a sus pies como muerto. Él puso la mano derecha sobre mí y dijo: «No temas: Yo soy el primero y el último, yo soy el que vive. Estaba muerto y, ya ves, vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del abismo. Escribe, pues, lo que veas: lo que está sucediendo y lo que ha de suceder más tarde.»
Palabra de Dios
Lectura del santo evangelio según san Juan (20,19-31):
R/ Gloria a tí Señor
Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos.
Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros.»
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor.
Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.»
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados! quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.»
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.»
Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.»
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros.»
Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.»
Contestó Tomás: «¡Señor mío y Dios mío!»
Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.»
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo tengáis vida en su nombre.
Palabra del Señor
R/ Gloria a tí Señor Jesús
HOMILÍA
Los discípulos que formaban el círculo más cercano a Jesús creyeron en él hasta el punto de dejarlo todo por seguirle. Convivieron con él largo tiempo, escucharon mil veces su doctrina, pero llegaron al pie de la cruz convencidos de que seguían al Mesías davídico que iba a unir al pueblo, derrocar al gobierno corrupto de Herodes, expulsar a los romanos, devolverle a Israel su antiguo esplendor y someter a sus vecinos al culto de Yahvé en el Templo de Jerusalén.
Por fortuna para nosotros aquella fe murió en la cruz y fue definitivamente enterrada en el sepulcro vacío. De sus cenizas nació la verdadera fe; la fe en el RESUCITADO; una fe que ni siquiera pudieron imaginar antes de aquel asombroso proceso de conversión que hemos llamado experiencia pascual.
En el evangelio de hoy, Juan expresa esta fe de forma brillante en boca de Tomás: «Señor mío y Dios mío». Probablemente en aquel momento Tomás cayó en la cuenta de que aquello no era lo que ellos habían esperado, sino algo mucho mejor.
Nosotros hemos creído en Jesús «sin haber visto» y nos sentimos dichosos por ello, pero corremos el mismo riesgo que sus discípulos: que tratemos de reducirlo a nuestra ideología o nuestros deseos, o que sigamos sin cuestionarnos las directrices, tradiciones y costumbres que nos han impuesto desde antiguo, y perdamos la dicha de vivir los criterios del Resucitado.
Una fe adulta nos alerta de este riesgo y nos empuja a revisar nuestra fe; a preguntarnos si también nosotros estamos creyendo una fantasía y no nos damos cuenta.
La duda puede tener también sus aspectos positivos. Dudar puede significar que no ponemos nuestra confianza en cosas superficiales y queremos ver más y mejor.
Dudar puede significar que nuestra fe no se basa sólo en lo que nos dicen otros, sino que nosotros mismos queremos ver con nuestra INTELIGENCIA, don de Dios, a la que nos habla desde dentro.
Esa FE pensada, meditada, interiorizada y coherente es también conquista nuestra, fruto de nuestra interiorización, de nuestra LUZ interior. Es nuestra forma de “meter la mano en su costado” y experimentar su PRESENCIA. No lo veremos con los ojos, pero lo sentiremos en nuestro corazón.
Desde ahí, desde esa experiencia interior superaremos la ventolera de ideas, normas, tradiciones que hay a nuestro alrededor y que pueden hacer tambalear nuestras seguridades en un momento determinado.
Podemos aprender de la duda de Tomás a despojarnos de falsos apoyos, a no aceptar sin más, a cuestionarnos lo que viene impuesto desde antiguo. Porque muchas normas y tradiciones, que todavía hoy seguimos, no sirven porque son pura rutina superficial. Y, lo que es peor, están en clara contradicción con el evangelio bien entendido. Aquí convendría recordar la máxima de San Pablo: “Probadlo todo y quedaos con lo bueno”.
La duda nos ayuda a estar un poco menos seguros de nosotros mismos y aceptar la purificación que suponen los momentos de búsqueda e inseguridad, las oscuridades de la vida.
La única forma estar seguros de nuestra fe es sumergirnos en nuestro interior, habitado por Dios mismo, y dejarnos sentir lo que ahí nos inunda.
A ese nivel profundo te encontrarás con un deseo inmenso de Paz, de Amor, de Bondad y de Ayuda. Ahí encontrarás el cimiento de tu fe y la aclaración vital de tus dudas. En esa vida interior está tu unión con Jesús y con su mensaje.
Después vendrá la constatación de la autenticidad de tu fe. ¿Proyectas hacia fuera eso que llevas dentro? ¿Vives hacia fuera esas aspiraciones que sientes dentro? ¿Caes de rodillas ante el Señor resucitado y, como Tomás, proclamas: “Señor mío y Dios mío”?
Esta fe auténtica, la que procede de tu propio interior, se puede alimentar en tres fuentes:
La contemplación u “oración de impregnación” (entrar en tu interior y saborear lo precioso que eres y sientes).
Las obras que realizas: ¿Coinciden con tus aspiraciones interiores? ¿Se nota que eres discípulo de Jesús?
La Comunidad. ¿Eres capaz de abrazar y vivir la vida de tu Comunidad? ¿Sabes abrir los brazos a tus hermanos en la fe?
La contemplación de Jesús en tu interior multiplica la fascinación y la adhesión hacia él, las obras nos confortan y nos reafirman en sus valores humanos, y la comunidad nos refuerza la fe porque al vivirla en común se fortalece.
ORACIÓN UNIVERSAL
Jesús anuncia y trae la Vida, la “nueva creación” y nosotros, a menudo, seguimos inmersos en la vieja creación, como con las puertas cerradas, aferrados a lo conocido, a lo viejo, a lo de antes. Oremos.
Seremos semilla de Paz y Vida
• Nos comprometemos a que la Iglesia sea proclamación y presencia del Amor recibido y entregado hasta sus últimas consecuencias. Que acierte a propiciar el encuentro con Jesús Vivo que nos ofrece libertad interior y paz en el corazón.
Seremos semilla de Paz y Vida
• Los creyentes deseamos ser expertos en descubrir la presencia del Amor en los olvidados, en los rechazados socialmente, en los que sufren enfermedad, hambre o violencia.
Seremos semilla de Paz y Vida
• En nuestras comunidades parroquiales y religiosas nos comprometemos con el despertar de nuevo la vida, la fe, ser escuela de encuentro personal con el Resucitado.
Seremos semilla de Paz y Vida
• Todos nosotros seremos cauces de paz en nuestros pequeños contextos, cauce de silencio y pausa interior, cauce de vida consciente, bendecida y agradecida.
Seremos semilla de Paz y Vida
Padre y Madre buena, queremos ser creyentes de verdad, camino de reconciliación en este mundo tan dividido e injusto; ser siempre y en todo momento Vida.
Gracias por Jesús tu hijo que resucitado vive por los siglos de los siglos. Amén.
En el momento de presentar la OFRENDA de toda la Iglesia oremos a Dios Padre Misericordioso
El Señor reciba de tus manos esta OFRENDA…
ORACIÓN OFRENDAS
Junto con el Pan y Vino te ofrecemos hoy nuestra fe.
Tú nos la diste en el Bautismo, nosotros no queremos perderla, sino que queremos que crezca de día en día dentro de esta Comunidad, con la ayuda de los hermanos y de tu Espíritu que nos alienta. PJNS
PREFACIO
El Señor está con vosotros
Y con tu Espíritu
Levantemos el corazón
Lo tenemos levantado hacia el Señor
Damos gracias al Señor nuestro Dios
Es justo y necesario
Nos sale del corazón bendecir tu nombre, Padre santo,
y mostrarte nuestro sincero agradecimiento.
Aunque apenas somos capaces de vislumbrar tu sombra, te sentimos como un Dios cercano, bueno y comprensivo.
Muchos de nosotros te hemos respetado desde la infancia, pero queremos que esta fe en Ti crezca, madure y nos siga acompañando de por vida.
Confesamos que eres el Dios bueno
de toda la humanidad,
el Padre de todos los humanos,
creyentes y no creyentes.
Quieres a todos tus hijos de la misma manera
y no guardas preferencia con ninguna
religión ni cultura.
Unimos nuestras voces a todos los hermanos
para entonar en tu honor este canto de alabanza.
SANTO, SANTO, SANTO
CONSAGRACIÓN Y PLEGARIA
Te alabamos Padre Santo porque
estás siempre con nosotros en el camino de la vida
sobre todo cuando tu Hijo Jesús nos reúne para el banquete pascual de su amor y comparte con nosotros el vino y el pan.
Recibimos tu Espíritu con alegría
para que santifique este pan y este vino y
se conviertan para nosotros
en sacramento del Cuerpo y + la Sangre de Jesús, en la Persona y la Vida de Jesús, aquí significadas.
Recordamos ahora lo que hizo Jesús
la noche en que iba a ser entregado;
se sentó a la Mesa con sus amigos,
tomó un pan, lo bendijo
y se lo repartió diciendo:
Tomad y comed todos de él,
porque esto es mi Cuerpo,
que será entregado por vosotros
Al terminar la Cena,
tomó una copa con vino,
te dio gracias a tí su Padre del cielo,
y se la pasó de mano en mano diciendo:
Tomad y bebed todos de él,
porque éste es el cáliz de mi Sangre,
Sangre de la alianza nueva y eterna,
que será derramada por vosotros
y por todos los hombres
para iluminar vuestras vidas.
Haced esto en conmemoración mía.
Éste es el Sacramento de nuestra fe…
Anunciamos y proclamamos tu resurrección. Ven Señor Jesús.
Por eso, Padre de bondad,
celebramos ahora
el memorial que Jesús nos encargó,
y proclamamos la obra de tu amor:
Cristo, tu Hijo, a través del servicio
y la entrega de su vida
ha resucitado a la vida nueva y ha sido glorificado a tu derecha.
Señor, Padre de misericordia, Tú derramas sobre nosotros el Espíritu del Amor, el Espíritu de tu Hijo.
Fortaleciéndonos a cuantos nos disponemos a recibir el sacramento del Cuerpo y la Sangre de tu Hijo para que, unidos al Papa Francisco, y a nuestro Obispo N… seamos uno en la fe y en el amor.
Nos das entrañas de misericordia ante toda miseria humana, inspirándonos el gesto y la palabra oportuna frente al hermano solo y desamparado, ayudándonos a mostrarnos disponibles ante quien se siente explotado y deprimido.
Tu Iglesia, Señor, quiere ser un recinto de verdad y de amor, de libertad, de justicia y de paz, para que todos encuentren en ella un motivo para seguir esperando.
Gracias una vez más porque
has acogido en tu casa del Cielo
a nuestros hermanos difuntos ...
todos nuestros familiares, amigos
y fieles difuntos de esta Comunidad
Y ahora, Padre santo, nos unimos a toda tu creación
para brindar por tu mayor gloria y por la germinación de tu Bondad en nuestro mundo,
en la feliz compañía de tu hijo Jesús,
unidos a nuestra Madre María, a su esposo San José
a los apóstoles, a los santos y a todas las personas
de buena voluntad diciendo
Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén
PADRENUESTRO
PADRE Y MADRE NUESTRA
EN QUIEN SOMOS Y VIVIMOS.
Santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo
TÚ NOS DAS HOY
NUESTRO PAN DE CADA DÍA.
TÚ PERDONAS NUESTROS PECADOS
Y NOSOTROS QUEREMOS PERDONAR
A LOS QUE NOS OFENDEN.
No nos dejes caer en la tentación.
Y líbranos del mal. Amen
CORDERO DE DIOS
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú TIENES piedad de nosotros
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú TIENES piedad de nosotros
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú NOS DAS la paz
Jesús nos invita a ser pan partido y repartido para los demás.
ORACIÓN FINAL
Eres pascua,
aunque tus proyectos fracasen,
si mantienes la confianza en hombres y mujeres
y dejas a Dios ser Padre y Madre.
Eres pascua,
aunque tu vida parezca estéril,
si te sientes habitado por su presencia amiga
que misteriosamente te acompaña y salva.
Eres pascua,
aunque en nada destaques,
si bebes en sus manantiales
y te conformas con ser simplemente cauce.
Eres pascua,
aunque andes errante,
si compartes lo que eres y tienes
y despiertas alegría en otros caminantes.
Eres pascua,
aunque seas débil y torpe,
si escuchas su palabra serena y abierta
–<<Soy yo, no temas>>- y dejas que florezca.
Eres pascua,
aunque pidas pruebas para creer,
si besas las llagas que otros tienen
y esperas entre hermanos su presencia.
Eres pascua,
aunque tus manos estén vacías,
si te abres al otro, el que sea,
y le dejas que ponga tu corazón en ascuas.
Eres pascua,
aunque no lo creas,
aunque te rompas en mil pedazos,
aunque mueras en primavera…,
porque Él pasa y te libera.
Eres pascua,
aunque tengas las puertas y ventanas cerradas,
porque Él te ama y se hace presente
para abrirte a la vida y alegrarte.
BENDICIÓN
El Señor os bendice, os guarda
y en sus palmas os lleva tatuados.
Os acompaña en todos los caminos.
Y hace prósperas las obras de vuestras manos.
Sentíos siempre abrazados y bendecidos por este Dios enamorado,
Padre, Hijo y Espíritu Santo. AMÉN.