Al finalizar la reunión anual de la Presidencia de la CLAR y del ETAP, realizada en México al finalizar la Asamblea Eclesial, en la que participaron presencialmente su presidenta, la Hna. Liliana Franco, y la secretaria ejecutiva, la Hna. Daniela Cannavina, han lanzado un mensaje en el que invitan a reflexionar en este tiempo de Adviento, en el que Dios nos sale al encuentro.

Fue un momento para “compartir y entretejer experiencias de vida, que fuimos bordando con gozos y esperanzas, anhelos y búsquedas, dolores y luchas internas que decantan su sentido en el silencio profundo de la soledad acompañada”, dice el mensaje.  En la pauta, los temas centrales fueron la Asamblea Eclesial y el Proceso Sinodal de la Iglesia universal.

Ha sido momento para reafirmar “la convicción de que los Carismas de la Vida Religiosa son respuestas concretas y creativas a las urgencias de la historia”. La Vida Religiosa del continente le conmueve y desafía “los nuevos brotes de vida que van naciendo en medio de esta dolorosa pandemia global”. También ha ido definiendo como vivir la sinodalidad por parte de una Vida Religiosa “que no le teme al cambio como Francisco lo ha proclamado insistentemente”.

Sus opciones de fe son “Jesús y el Reino que, desde los márgenes, desde las periferias, se expresa en clave mística, profética y comunional que son los pilares de nuestra identidad relacional y misionera en salida”. También han renovado su “opción por las personas empobrecidas, por los jóvenes y las mujeres, por el pueblo de Dios al que pertenecemos y al que debemos dar razón de nuestras maneras de proceder, opciones y decisiones. Sabemos que allí donde la vida gime, Dios nos llama”.

Asumiendo el camino sinodal muestran su dolor ante “los abusos sexuales, de poder y de conciencia, que nosotros religiosos y religiosas hemos cometido contra personas vulnerables e inocentes, y los actos y prácticas para encubrirlos”. Por eso, piden “perdón a estas víctimas y nos comprometemos a ayudarles para que sus reclamos de justicia sean oídos y se haga reparación integral del inmenso daño que han sufrido”.

Finalmente, invitan a “la disponibilidad radical, a decir sí, a envolverse en los diálogos y las discusiones sinodales, a tomar la palabra, a abrir la participación al pueblo de Dios con el que caminamos y desde todos los rincones de nuestra misión y profecía, ¡a reclamar las reformas de la Iglesia que no pueden esperar porque ya es la hora!”.

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