Una casa que acoge, protege, busca justicia, signo del Reino de Dios Casa Esperanza: el compromiso de la Iglesia de Manaos para superar el abuso infantil

Será un espacio gratuito de orientación psicológica, jurídica y social, tanto presencial como online, ya que este servicio estará a disposición de las nueve iglesias locales que forman parte del Regional Norte1 de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB Norte1)
Una Casa que acoge, una Casa que protege, una Casa que busca la justicia, una Casa que es signo del Reino de Dios entre nosotros, en la lucha por una cultura que proteja y respete los derechos de los niños, de los adolescentes y de las mujeres
Un lugar que “trae nueva esperanza a quien ya no la tiene, que trae vida a quien ya murió”
Un lugar que “trae nueva esperanza a quien ya no la tiene, que trae vida a quien ya murió”
Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en América Latina y Caribe
El viernes 7 de febrero, la Archidiócesis de Manaos inauguró la Casa Esperanza, una manifestación concreta del compromiso de la Iglesia Católica con la vida y la esperanza, especialmente con los más vulnerables. Un espacio que puede considerarse un signo en este Año Jubilar, sinónimo de protección, acogida, apoyo, búsqueda de justicia y esperanza para superar las adversidades a las que se ven sometidos los niños, los adolescentes y sus familias.

Espacio gratuito de orientación
Será un espacio gratuito de orientación psicológica, jurídica y social, tanto presencial como online, ya que este servicio estará a disposición de las nueve iglesias locales que forman parte del Regional Norte1 de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB Norte1). En la Casa Esperanza se desarrollarán actividades de prevención, formación de líderes comunitarios y profesionales, estudio e investigación, y articulación con la Red de Protección para fortalecer las políticas públicas dirigidas a niños y adolescentes.
La archidiócesis de Manaos presta asistencia psicológica sobre este tema desde hace 13 años, a través del Servicio de Asistencia Psicológica a la Familia (SAPFAM). Ahora, en un desarrollo del Proyecto Iça - Acción y Protección, bajo la responsabilidad de Cáritas Arquidiocesana de Manaos, que viene realizando acciones para combatir la violencia sexual contra niños y adolescentes, en colaboración con la Red de Protección y el Sistema de Garantía de Derechos, se ha dado un paso más.
Una acción más que necesaria, dado el elevado número de víctimas, que quiere ser símbolo de superación y de esperanza. Así lo demuestra la simbología de la Casa, en la que destaca una hoja de imbaúba, uno de los primeros árboles que crecen tras un incendio en la selva, signo de resistencia y obstinación en querer vivir. Por eso estamos frente a una Casa que acoge, una Casa que protege, una Casa que busca la justicia, una Casa que es signo del Reino de Dios entre nosotros, en la lucha por una cultura que proteja y respete los derechos de los niños, de los adolescentes y de las mujeres. Una señal más de que es tiempo de esperanza.
Obra de la dedicación de mucha gente
En la inauguración, que contó con la presencia de representantes de la Iglesia Católica y de la sociedad civil, entre ellos varios obispos del Regional Norte1, el arzobispo de Manaos, cardenal Leonardo Steiner, agradeció a todas las personas que han hecho posible la Casa de la Esperanza, contribuyendo de diversas formas, afirmando que “cada uno ha hecho con dedicación lo mejor para que esta casa pueda estar donde está hoy”. El cardenal agradeció al obispo auxiliar, Hudson Ribeiro, que coordinó los trabajos para hacer realidad “este hermoso servicio evangelizador de nuestra archidiócesis, de nuestra Iglesia católica”.
El arzobispo de Manaos expresó el deseo de que los niños “se acerquen a nosotros, a través de nuestra receptividad, nuestro camino, nuestras manos, nuestro silencio, nuestras palabras”, pidiendo que “seamos una bendición para ellos”. El cardenal Steiner dijo que “queremos ser más, queremos ser una sanación, para que ellos tengan un futuro, se sientan profundamente integrados en su afectividad, en su sexualidad, queremos que sean sanados integralmente, para que puedan ser una presencia viva en nuestra sociedad”.

Casa de encuentro
Dijo que “Dios, que se hizo nuestra humanidad, nos ayudará a estar siempre muy receptivos en esta casa”, pidiendo «unidad para que el abuso pueda ser superado”, y con ello, “todos tomados de la mano para que podamos enfrentar este tema”, siendo “casa del encuentro, encuentro con el dolor para superarlo, encuentro con el consuelo para ser presencia de consuelo”.
Una casa que, según el testimonio de una mujer ya asistida por la archidiócesis de Manaos, que vio cómo su nieta era abusada por el propio padre, es un lugar que “trae nueva esperanza a quien ya no la tiene, que trae vida a quien ya murió”. Dijo ver en la casa una obra de Dios, presente en el trabajo de los profesionales, que consiguen ir más allá de lo que deben hacer como profesionales.