Ante los ataques a los migrantes Diócesis de Iquique: Ante los migrantes, “La Iglesia no puede cerrar el corazón”
“Cualquier gesto de violencia, cualquier gesto de destrucción, cualquier gesto de discriminación, de empezar a llevar los derechos de los demás, creo que no nos hace bien como Iglesia, no nos hace bien como ciudad”
“Seguir buscando estos canales que, desde el primer momento, cuando surgió el problema de la migración, la Iglesia ha buscado como madre misericordiosa y bondadosa para poder ayudar”
“Los rezos tienen que hacer realidad, y no exclusión, y no violencia, y no destrucción, porque si es así, lo que rezamos no es creíble”
“Los rezos tienen que hacer realidad, y no exclusión, y no violencia, y no destrucción, porque si es así, lo que rezamos no es creíble”
Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en América Latina y Caribe
Una llamada a un espíritu de fraternidad, de comunión y de acogida para con los inmigrantes. Ese ha sido el llamamiento que el padre Guillermo Fajardo Rojas hacía al pueblo de Iquique ante la violencia vivida en las últimas horas. Tras una manifestación contra la inmigración, un grupo quemó las pertenencias de migrantes venezolanos acampados en la ciudad.
El administrador diocesano de la Diócesis de Iquique ha reconocido que “el tema de la migración es un tema complejo, es un tema difícil”. Ante esto hacía ver la necesidad de “una búsqueda en común para poder ver una solución”. En su opinión, “cualquier gesto de violencia, cualquier gesto de destrucción, cualquier gesto de discriminación, de empezar a llevar los derechos de los demás, creo que no nos hace bien como Iglesia, no nos hace bien como ciudad”.
Por eso ha hecho un llamamiento al Estado de Chile, “que tiene que hacerse responsable ante esta situación de migración”, para así juntos “buscar caminos de paz, de encuentro, de diálogo”, insistiendo en que “los seres humanos nos podemos entender a través de la conversación”, pues según el padre Fajardo, “nos hace mal cualquier gesto de violencia y sobre todo de destrucción”.
Ante esta situación ha invitado a que “podamos como Iglesia seguir sirviendo a nuestros hermanos migrantes”, recordando que Jesucristo fue un migrante. Se trata de “seguir buscando estos canales que, desde el primer momento, cuando surgió el problema de la migración, la Iglesia ha buscado como madre misericordiosa y bondadosa para poder ayudar”.
En sus palabras ha recordado y ha pedido seguir haciendo aquello que la Iglesia ha realizado con los migrantes en los últimos años. Ha insistido especialmente en que “no podemos estar indiferentes frente a los niños”, que sufren por diversas circunstancias y “son vulnerados en sus derechos”. “La Iglesia no puede cerrar el corazón, como cristianos, como creyentes, no podemos traicionar el Evangelio de Cristo. Es verdad que es desafiante, es verdad que es complejo, es verdad que nos sobrepasa, pero el amor todo lo puede”, enfatizaba el administrador diocesano de Iquique.
Por eso, ha pedido que “amemos a Cristo en el sufriente”, pues según el padre Fajardo, “hoy día es el minuto en que todo lo que hemos rezado, todo lo que hemos pedido se puede hacer realidad”. De hecho, ha destacad en que “ahí está Cristo, en ese niño, en esa mujer, en esa persona. Ahí está el Señor”.
“Los rezos tienen que hacer realidad, y no exclusión, y no violencia, y no destrucción, porque si es así, lo que rezamos no es creíble”. Finalmente ha reafirmado su llamado a unirse, “porque estoy seguro que juntos podremos encontrar solución a esta situación, que es compleja y difícil”, y a que el Estado de Chile dé soluciones concretas.