Michael Czerny insistía en que su misión es “acompañar y ayudar si es necesario” Encuentro en Dicasterio de Desarrollo Humano Integral lleva a Roma la voz de los Yanomami, de las periferias
Entre los Yanomami la situación es dramática como consecuencia de la minería ilegal, que ha herido la tierra y a los indígenas, a quienes constantemente se les corrompe
El cardenal Michael Czerny insistía en que su misión es “acompañar y ayudar si es necesario”, cuestionando en qué pueden ayudar y pidiendo que para ello se les mantenga informados
El cardenal Steiner destacó la importancia de las palabras del Papa en el Ángelus apoyando a los Yanomami, como algo importante para los indígenas, pues repercuten en todo el mundo
“Las mujeres arriesgaron su vida para que el milagro de Allamano se dé, las mujeres rezaron”
El cardenal Steiner destacó la importancia de las palabras del Papa en el Ángelus apoyando a los Yanomami, como algo importante para los indígenas, pues repercuten en todo el mundo
“Las mujeres arriesgaron su vida para que el milagro de Allamano se dé, las mujeres rezaron”
Luis Miguel Modino, enviado especial al Sínodo de la Sinodalidad
La canonización de San José Allamano, fundador de los Misioneros y Misineras de la Consolata, junto con la celebración de la Segunda Sesión de la Asamblea Sinodal del Sínodo sobre la Sinodalidad, han hecho posible que la voz de la Amazonía y de sus pueblos, la voz de las periferias, se haga presente en diversas instituciones italianas y vaticanas.
El apoyo del Papa a los Yanomami
Uno de esos encuentros se produjo en el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, donde llegó la voz de la Tierra Indígena Yanomami a través de uno de sus líderes, Julio Ye´kwana. Fue en ese territorio, en la Misión Catrimani, donde los Misioneros y Misioneras de la Consolata están presentes desde 1965, que se produjo el milagro que ha llevado a la Iglesia católica a reconocer la santidad de San José Allamano el 20 de octubre de 2024, Domingo Mundial de las Misiones.
Al final de las canonizaciones, el Papa Francisco decía: “el testimonio de San José Allamano nos recuerda la necesaria atención a las poblaciones más frágiles y vulnerables. Pienso, en particular, en el pueblo yanomami de la selva amazónica brasileña, entre cuyos miembros se ha producido el milagro vinculado a la canonización de hoy. Hago un llamamiento a las autoridades políticas y civiles para que garanticen la protección de estos pueblos y sus derechos fundamentales y contra cualquier forma de explotación de su dignidad y de sus territorios”. Que se conozca el sufrimiento de este y otros pueblos, dentro y fuera de Brasil, es camino para que su dignidad sea reconocida y respetada.
Grave crisis en la Tierra Indígena Yanomami
Los Yanomami han sufrido, especialmente desde 2019, una precarización de sus condiciones de vida, lo que llevó a morir por causas evitables más de 500 niños menores de 4 años. Todo ello es consecuencia de la minería ilegal de oro, que deforestó la selva, contaminó los rios con el mercurio, aumentó las enfermedades y llevo hambruna al territorio, lo que ha sido constatado de diversos modos. Situaciones que han llevado al Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral a apoyar y acompañar a los indígenas en la defensa de su cultura, lengua y salud, algo en lo que siempre han contado con el apoyo del Santo Padre.
El Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral se empeña en llevar a Roma la voz de los indígenas, de los migrantes, de las periferias. Se hacen presentes en los territorios para escuchar los clamores de los pueblos, algo que consideran un regalo y un proceso a continuar. No se puede ignorar que la Iglesia católica tiene fuerte incidencia en la defensa de los derechos humanos a nivel internacional. Algo que se fortalece cuando ese trabajo es llevado a cabo en red, juntos, a través de alianzas entre territorios y obispos, de modo sinodal. Por eso, desde el dicasterio se ofrecen a los territorios como una presencia en el territorio para incidir, discernir, servir.
Realidad de la Tierra Indígena Yanomami
Los participantes del encuentro escucharon en la voz de Julio Ye´kwana la realidad de la Tierra Indígena Yanomami, demarcada en 1992, donde viven 33 mil indígenas en 350 comunidades. Un territorio que ultrapasa las fronteras entre Brasil y Venezuela, pues para los indígenas no hay fronteras. La situación es dramática como consecuencia de la minería ilegal, que ha herido la tierra y a los indígenas, a quienes constantemente se les corrompe. A esto se une que hecho de que en Brasil, los pueblos indígenas sufren la amenaza del Marco Temporal, claramente anticonstitucional, que le ha mobilizado en una lucha contra.
Las palabras del lider indígenas fueron refrendadas por el padre Corrado Dalmonego, misionero de la Consolata, antropólogo, que ha vivido dirante muchos años en medio de los Yanomami en la Misión Catrimani. Reconoce una menor presencia de mineros y ve necesario reactivar las bases de protección etno ambiental. Igualmente denuncia que la mortalidad infantil y la desnutrición, aunque se ha reducido, continua, pues falta capilaridad y regularidad en los servicios de salud. Junto con ello, señala que una vez que la tierra y los ríos estén contaminados por mercurio, no se podrá volver al territorio, pues la población sufrirá problemas neurológicos. El misionero entregó material sobre los Yanomami a los miembros del Dicasterio, pidiendo encontrar canales para el rastreo de oro que sale del Territorio Yanomami hacia diversos países.
Trabajo del CIMI
Ante la situación de los pueblos indígenas, la Iglesia de Brasil creó el Consejo Indigenista Misionero (CIMI), como recordó el arzobispo de Porto Velho e expresidente del CIMI, Mons. Roque Paloschi. En ese camino destacó la labor del Mons. Erwin Kräutler y Mons. Luciano Mendes de Almeida para que a Constitución brasileña de 1988 reconociese los derechos indígenas. Igualmente, el Informe de Violencia contra los Pueblos Indígenas que el CIMI elabora cada año. El obispo, que ya pastoreó la Iglesia de Roraima, definió la Misión Catrimani como resultado del Concilio Vaticano.
Desde el Dicasterio, su prefecto, el cardenal Michael Czerny insistía en que su misión es “acompañar y ayudar si es necesario”, cuestionando en qué pueden ayudar y pidiendo que para ello se les mantenga informados de los quehaceres que se llevan a cabo en la Amazonía y así compartir las buenas prácticas.
Los indígenas están organizados
En ese sentido, el arzobispo de Manaos y presidente del CIMI, cardenal Leonardo Steiner reflexionó sobre la preocupación de todos los gobiernos por su imagen, algo que no pasaba con el anterior gobierno brasileño. En su intervención, destacó la importancia de las palabras del Papa en el Ángelus apoyando a los Yanomami, como algo importante para los indígenas, pues repercuten en todo el mundo. El cardenal Steiner agradeció el apoyo del Dicasterio y pidió continuar ese soporte en lo referente a la cultura, la lengua y la salud, enfatizando que “siempre hemos contado con el apoyo del Santo Padre”. Igualmente, recalcó que los indígenas están bien organizados: con abogados, enfermeras, creando la conciencia de tener derechos. Un gran desafío, pues “existe la posibilidad de que los pueblos desaparezcan”, sobre todo por causa del mercurio.
Desde la diócesis de Roraima, su canciller, la Hna. Sofía Quintans Bouzada agradeció al Dicasterio por “llevar a Roma la voz de los indígenas, de los migrantes, de las periferias”, invitando a sus miembros a ir a los territorios, escuchar los clamores y llevar el sentir a Roma. Reafirmó las palabras sobre la incidencia de la Iglesia católica en lo referente a los derechos humanos a nivel internacional y la necesidad de trabajar en red, de hacer alianzas entre territorios y obispos. La religiosa destacó que “las mujeres arriesgaron su vida para que el milagro de Allamano se dé, las mujeres rezaron”, y mostró la disponibilidad desde el territorio para continuar en ese incidir, discernir, servir.