Pasar del paradigma tecnocrático al paradigma del cuidado Mons. Ojea al Congreso Interuniversitario Laudato Si: buscar la pedagogía del cuidado

Mons. Ojea en el Congreso Interuniversitario Laudato Si´
Mons. Ojea en el Congreso Interuniversitario Laudato Si´

¿Dejaremos a las generaciones futuras escombro, desierto y suciedad?

Una Encíclica que “nos plantea un cambio de paradigma, lo que constituye un gran desafío: pasar del paradigma tecnocrático al paradigma del cuidado”

“Cambiar estilos de vida y hábitos de consumo. Optar por una vida más austera trabajando en una auténtica pedagogía del cuidado”

Laudato Si´

Cada vez es más recurrente la pregunta que algunos se hacen sobre cómo será nuestro planeta en el año 2050 o 2100. Esa es una cuestión, que, sin explicitarla, se hacía el papa Francisco cuando en 2015 escribió la encíclica Laudato Si´. Allí aparece una pregunta que dice: “¿dejaremos a las generaciones futuras escombro, desierto y suciedad?”.

Esa cuestión estuvo presente en las palabras que Mons. Oscar Ojea pronunció en su Mensaje de Clausura del Congreso Interuniversitario Laudato Si´. El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina recordaba que se trata de una Encíclica que “nos plantea un cambio de paradigma, lo que constituye un gran desafío: pasar del paradigma tecnocrático al paradigma del cuidado”.

El gran desafío, recordando las palabras del papa Francisco en su primera Encíclica es entender que “el ambiente se sitúa en la lógica de la recepción. Es recibido como don y regalo de Dios.  Es un préstamo que cada generación recibe y debe transmitir a la generación siguiente”. Estamos, recordaba Mons. Ojea, ante una Encíclica que “señala la falta de justicia y de solidaridad intergeneracional. Hemos dejado de pensar en el futuro de nuestros hijos viviendo solo para el presente”.

El obispo de San Isidro criticaba el “inmediatismo egoísta que excluye pensar tanto en las generaciones futuras cuanto en las periferias existenciales”, denunciando que no miramos hacia adelante y a los costados, a los más pobres, viendo nada más que lo que queremos ver. Al mismo tiempo criticaba que “los poderes centrales han hecho oídos sordos a tantas advertencias de la ciencia, del sentido común y de las Iglesias”.

Cuidado

El prelado argentino pidió una ética sólida para evitar la destrucción progresiva del planeta, y junto con ello “una cultura nueva y una espiritualidad profunda que puedan limitar el poder del paradigma tecnocrático. Una mirada distinta”. Al mismo tiempo, buscar una cultura de la paz, superando una “violencia desequilibra nuestra relación con el planeta y con los demás”. Una violencia que está “en el origen de todo abuso”, definiendo la sociedad actual como “fuertemente abusadora”, un abuso de la que la hermana tierra es objeto.

Subrayando la necesidad de un profundo cambio cultural, Mons. Ojea llamó a “cambiar estilos de vida y hábitos de consumo. Optar por una vida más austera trabajando en una auténtica pedagogía del cuidado”. En ese punto, señaló la importancia de la familia, la escuela y la universidad para trabajar esta pedagogía. El objetivo es proponer “actitudes que pueden llegar a ser contraculturales debido al profundo individualismo que marca nuestra cultura”.

Por eso se preguntaba: “¿En qué lugar debo situarme para escuchar con precisión el grito de la tierra y el grito de los pobres?”, desafiando a “crear una nueva sensibilidad que nos lleve a una ecología integral”. A partir del cuidado del Buen Samaritano, Mons. Ojea defendió la necesidad de la cercanía, abogando por una educación que “debe estar enriquecida por estas experiencias de compartir de modo cercano la vida concreta de los hermanos y hermanas más pobres para ir construyendo una nueva mirada que nos permita avanzar en este nuevo paradigma que nos propone la Encíclica”.

Nuevos paradigmas, nuevas formas de entender las relaciones, también con el Planeta. Que los universitarios, los más jóvenes, puedan entender eso, es algo decisivo. El papa Francisco lo advierte constantemente, las palabras de Mons. Ojea lo corroboran. Y nosotros, ¿ya nos hemos preguntado cómo entrar en esa pedagogía del cuidado?

Volver arriba