Comentario al Evangelio del Segundo Domingo del Tiempo Ordinario Ojea: “Hay algo misterioso en la persona de Jesús que atrae, que seduce”
“Hace falta un testigo, hace falta alguien, tal vez en nuestra vida, alguien que haya marcado profundamente nuestro corazón y nos haya servido de puente para este encuentro con el Señor”
“Es el señor que nos hace reflexionar sobre nuestra capacidad más profunda de desear”
“Primero es la escucha a través de un testigo, la escucha al llamado, después es el encuentro profundo con Jesucristo y luego el deseo de anunciarlo”
“Primero es la escucha a través de un testigo, la escucha al llamado, después es el encuentro profundo con Jesucristo y luego el deseo de anunciarlo”
Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en América Latina y Caribe
Recordando que el Evangelio de San Juan nos presenta el primer encuentro de los Apóstoles con Jesús ha comenzado su reflexión sobre el Evangelio del segundo domingo del Tiempo Ordinario Mons. Óscar Ojea. Según el obispo de San Isidro, “ellos están con Juan el Bautista y de pronto Juan el Bautista le señala a Jesús. Esto es como el comienzo de un camino de fe, hace falta un testigo, hace falta alguien, tal vez en nuestra vida, alguien que haya marcado profundamente nuestro corazón y nos haya servido de puente para este encuentro con el Señor. En este caso es Juan el Bautista”.
Apóstoles que escuchan
“La primera característica de estos Apóstoles es que escuchan la palabra de Juan: ‘Este es el Cordero de Dios’”, recordó el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina. Por eso enfatizó que “hay algo misterioso en la persona de Jesús que los atrae, que los seduce. Esa condición de cordero, de servidor, de persona que está totalmente entregada al servicio de Dios”. En consecuencia, “entonces debido a esta seducción que es escuchada por ellos, viven el primer encuentro con Jesús y señalan la hora como diciendo acá nos pasó lo más importante de nuestra vida o, dicho de otro modo, nuestra vida se divide en dos, antes y después de conocer a Jesús”.
“Primer paso, la escucha del llamado. Hay alguien que hace de intermediario, pero está el llamado, está esa tremenda seducción de Jesús; en algún momento de nuestra vida ha aparecido, se ha manifestado esta profunda seducción”, afirmó Ojea. “Luego el encuentro: ¿Qué pasó allí? No sabemos, pero lo esencial es la pregunta de Jesús. Jesús se conecta con el deseo de los Apóstoles. ¿Qué buscan? Es una invitación a conectarse con el propio deseo. A María Magdalena también le va a hacer la misma pregunta: Mujer, ¿A quién buscas?”, señaló.
Capacidad de desear
Para el presidente del episcopado argentino, “es el señor que nos hace reflexionar sobre nuestra capacidad más profunda de desear. ¿Cuál es tu más profundo deseo, cuál es tu búsqueda más honda? Y allí, no sabemos cuándo, dónde, como, pero durante todo el día estuvieron ellos con Jesús y este encuentro les cambió la vida, como a nosotros conocer a Jesús y encontrarnos con él nos cambió la vida; no era una persona cualquiera, no era alguien más sino alguien que daba el sentido a todo”.
“Luego de ese encuentro con Jesús, entonces el deseo de anunciarlo y así Andrés le dice a su hermano, Simón, con esa alegría de la vida transformada: ‘Hemos encontrado al Mesías, hemos encontrado aquel que estuvimos esperando toda la vida’, como diciéndole hemos encontrado aquel que le da todo el sentido a la vida y no quiere que su hermano se lo pierda”, recordó Ojea. Finalmente hizo ver que “entonces lo lleva, este es el último paso del encuentro con Jesús, la Misión, el querer compartir la alegría”.
En resumen, “primero es la escucha a través de un testigo, la escucha al llamado, después es el encuentro profundo con Jesucristo y luego el deseo de anunciarlo”. Desde ahí pidió “que podamos llevarlo a nuestra vida, que podamos recordar en nosotros cómo fue el primer encuentro con Jesús, revivirlo e intentar dejarnos transformar en esta Eucaristía por este nuevo encuentro que él viene a realizar con cada uno de nosotros”.