"Se hizo solidario con los que Dios se solidarizó, los abandonados, los excluidos, los esclavos" Pedro descansa donde siempre soñó, a la orilla del Araguaia, entre un peón y una prostituta
El deseo de Pedro se cumplió, descansa en el cementerio de Karajas
"Él quería justicia, quería abundancia, quería alegría, vida plena para todos y para todas. No importa la raza, no importa el sexo, no importa la cultura, no importa la religión"
"Se convirtió en un peón con los peones, se hizo indio con los indios, se hizo solidario con los que Dios se solidarizó, los abandonados, los excluidos, los esclavos"
Pedro fue un místico, "arraigado en la tierra, en la humanidad y en Dios", alguien libre, valiente, inspirado, de vida sencilla y despojada, que caminó por los caminos del Evangelio de los pobres
"Se convirtió en un peón con los peones, se hizo indio con los indios, se hizo solidario con los que Dios se solidarizó, los abandonados, los excluidos, los esclavos"
Pedro fue un místico, "arraigado en la tierra, en la humanidad y en Dios", alguien libre, valiente, inspirado, de vida sencilla y despojada, que caminó por los caminos del Evangelio de los pobres
Luis Miguel Modino, enviado especial al Sínodo de la Sinodalidad
Descansar eternamente en medio de los que han marcado su vida, los que no lo cuentan, los que el mundo ha colocado fuera de la historia. El deseo de Pedro se cumplió, descansa en el cementerio de Karajas, a la orilla del Araguaia, que mojó sus pies durante más de 50 años, allí donde siempre fueron enterrados los sin nombre, allí donde siempre soñó en quedarse para siempre, en medio de un peón y una prostituta.
Pedro fue un hombre lleno de sueños, "el sueño de Dios, fue también el sueño de Pedro, el sueño del Reino", como afirmó Monseñor Adriano Ciocca, obispo de São Félix do Araguaia, en la misa exequial, celebrada este 12 de agosto en el Centro Pastoral Tia Irene. Pedro va a estar entre los que eran parte fundamental de su vida, porque "él quería justicia, quería abundancia, quería alegría, vida plena para todos y para todas. No importa la raza, no importa el sexo, no importa la cultura, no importa la religión", insistió el obispo.
Al hablar de estos sueños de Pedro, Don Adriano afirmó que "soñó, y soñó con los pies en la tierra, porque no sólo permaneció en el sueño, sino que trató de vivir y luchar para que este sueño se hiciera realidad. El banquete del Reino debe comenzar aquí en la tierra y somos responsables de que la alegría de compartir, la plenitud de la fraternidad, tenga al menos algunos signos entre nosotros". Para hacer realidad este sueño, "Pedro decidió seguir a Jesús, su Maestro, en la radicalidad, en la fidelidad que todos conocemos", según el actual obispo de São Félix, que subrayó en Casaldáliga su voluntad de ponerse en el último lugar, Pedro "se convirtió en un peón con los peones, se hizo indio con los indios, se hizo solidario con los que Dios se solidarizó, los abandonados, los excluidos, los esclavos".
Así es como Monseñor Ciocca definió a Don Pedro, como el que "sirvió de ejemplo y sigue sirviéndonos de ejemplo". El obispo lo ve como "una semilla plantada a orillas del río Araguaia, una semilla que debe crecer y producir muchos frutos". Siguiendo su ejemplo, el obispo lanzó el desafío "de que nos corresponde a nosotros hacer lo que él sembró, lo que Pedro creyó, la forma en que vivió el Evangelio, en esa dedicación y servicio total, de plena encarnación, que puede ser uno de los signos, puede ser la marca para seguir definiendo nuestra Iglesia de São Félix do Araguaia, nuestra Prelatura”.
Pero el ejemplo de Pedro debe estar presente en la vida del pueblo, "debe ser la marca de vida que debemos llevar, debe ser esta fuerza de transformación, debe ser esta fuerza que dará frutos de justicia, frutos de vida, frutos de amor", insistió Don Adriano, quien ve como un camino para que la vida de Pedro pueda marcar nuestra vida, el retomar, meditar sus versos, para que se conviertan en una parte concreta de nuestra existencia. El reto es que "esta luz siga iluminando para que se haga visible el sueño del gran banquete de la vida, a pesar de todos los obstáculos que conocemos y que vivimos en este tiempo", dijo el obispo, quien agradeció a Pedro por su ejemplo, su fidelidad a Cristo.
El que nunca regresó a la Cataluña que lo vio nacer, nunca olvidó lo que sus orígenes representaron en su vida. Aquel Pere que siendo niño correteaba por las calles de Balsareny, quería que esta tierra que pisó en su infancia se mezclara con la tierra del Araguaia para siempre, algo que se consiguió cuando la tierra de Balsareny fue puesta en su ataúd, junto con una piedra del Monasterio de Montserrat, una referencia de fe en la vida de todo catalán, la casa de la Moreneta, de la que siempre fue devoto a través de tantas advocaciones que María recibe en cada rincón del mundo.
La despedida de Pedro fue un momento de homenaje, de celebración de la esperanza. Mucha gente conocida, pero también gente anónima, quiso hacer su homenaje. A modo de ejemplo, las palabras que el sucesor de Pedro como obispo de São Félix, Mons. Leonardo Ulrich Steiner, envió desde Manaos, quien definió a su predecesor como un místico, "arraigado en la tierra, en la humanidad y en Dios", alguien libre, valiente, inspirado, de vida sencilla y despojada, que caminó por los caminos del Evangelio de los pobres, una prueba de lo que el primer obispo de São Félix transmitió con su vida. Por todo esto, el arzobispo de Manaos mostró su profunda gratitud a Dios y a Pedro, por todo lo que vivió en el Valle de los Olvidados, pero sobre todo por los pequeños detalles de la convivencia.
Adolfo Pérez Esquivel, que siempre vio a Pedro como un signo de justicia y paz, también envió su mensaje a su amigo. Fueron homenajes y palabras de agradecimiento, de los obispos, de la gente sencilla, también de los indígenas del pueblo Xavante, que lo honraron con reverencia y admiración, reconociendo la importancia que tuvieron las luchas de Pedro, un valiente guerrero, para que hoy, a pesar de las dificultades y persecuciones, se mantengan vivos, sin perder la esperanza.
Pedro está resucitado, contemplando el Araguaia desde su orilla, allí donde se sentaba a rezar, a contemplar la obra del Dios Creador, a inspirar su mente que se traducía en poesía, en Evangelio encarnado en la vida de un pueblo y una tierra que nunca olvidará a su profeta, a su poeta.