Obispo electo de São Gabriel da Cachoeira, la diócesis más indígena de Brasil Raimundo Vanthuy Neto, el obispo ordenado en sandalias
La espiritualidad del Prado, que le ayudó desde el Seminario “en el servicio a la evangelización de los pobres”
“Servir en la Caridad y en la Esperanza”
“El obispo es enviado como esperanza, porque es presencia de esperanza en el Resucitado”
“Tu ministerio episcopal en la diócesis más indígena de Brasil pueda ayudarnos a ser siempre una Iglesia más acogedora de las culturas. Una Iglesia que tenga siempre más rostros multiformes que manifiesten mejor la riqueza inagotable del Evangelio en la Amazonía”
“El obispo es enviado como esperanza, porque es presencia de esperanza en el Resucitado”
“Tu ministerio episcopal en la diócesis más indígena de Brasil pueda ayudarnos a ser siempre una Iglesia más acogedora de las culturas. Una Iglesia que tenga siempre más rostros multiformes que manifiesten mejor la riqueza inagotable del Evangelio en la Amazonía”
Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en América Latina y Caribe
La Iglesia que Francisco ha querido desde el inicio de su pontificado, una Iglesia pobre para los pobres, una Iglesia en salida misionera, no es fácil de concretarla. Pero a veces se van dando pasos en ese sentido, que hacen ver el futuro con un poco más de esperanza. Vivimos en la época de la imagen y como dice el refrán, una imagen vale más que mil palabras.
Obispo de la diócesis más indígena de Brasil
Este domingo 4 de febrero fue ordenado obispo Mons. Raimundo Vanthuy Neto, nombrado por el Papa Francisco obispo de São Gabriel da Cachoeira, la diócesis con mayor porcentaje de oblación indígena de Brasil. Fue algo que llamó la atención a mucha gente el hecho de ordenarse en sandalias, algo que forma parte de la indumentaria de los pobres y de los misioneros.
En las palabras que dijo al final de la celebración, donde se despojó de sus sandalias y quedó descalzo, dejó claro lo que estaba detrás de ese gesto, viendo su ordenación como “una posibilidad más que el Señor me da de hacer avanzar mi conversión, que indica el seguimiento de Jesús, pobre en el pesebre, entregado en la Cruz y dado en la Eucaristía”. Algo que ha ido descubriendo en la espiritualidad del Prado, que le ayudó desde el Seminario “en el servicio a la evangelización de los pobres”, pero que también vivió en casa, en una familia de migrantes que huían de la sequía y la pobreza.
Alguien que siguiendo su lema episcopal “Servir en la Caridad y en la Esperanza”, llega a la región del Alto Rio Negro donde se encuentra la diócesis más extensa de Brasil, con 293 mil kilómetros cuadrados, casi el tamaño de Italia, y 23 pueblos indígenas diferentes, donde muchos misioneros y misioneras, sobre todo salesianos y salesianas “armaros sus hamacas y muchos nacieron de nuevo, como dijo Jesús a Nicodemo, en las aguas de la vida de sus comunidades y en el amor tierno de los preferidos de Dios, los pobres”. Con esos pueblos indígenas quiere subirse a su canoa y surcar los ríos de la Amazonía.
Una misión marcada por el amor
Una misión que debe estar marcada por el amor, como insistió el cardenal Steiner, obispo ordenante, en la homilía de la celebración, siguiendo los pasos de Jesús, “que nos amó hasta la muerte y muerte de cruz”, movido por ese amor que no es mayor que aquel que da la vida por los amigos, un amor benevolente en el que “somos todos discípulos misioneros”. Desde ahí llamó a quien iba a ser ordenado obispo, a descubrir que “el Espíritu y la unción envían para una presencia de caridad, de amor, de esperanza”, siendo enviado para “anunciar la Buena Nueva a los humildes”, para “recordar, rememorar, vivir en la caridad y en la esperanza”, pues “el obispo es enviado como esperanza, porque es presencia de esperanza en el Resucitado”.
El cardenal Steiner le pidió una cosa más a Mons. Vanthuy: “tu ministerio episcopal en la diócesis más indígena de Brasil pueda ayudarnos a ser siempre una Iglesia más acogedora de las culturas. Una Iglesia que tenga siempre más rostros multiformes que manifiesten mejor la riqueza inagotable del Evangelio en la Amazonía”, recordando los sueños del Papa Francisco en Querida Amazonía, que deben estar movidos por las hijas de la esperanza: la indignación y la valentía. Una misión que continua la realizada por Mons. Edson Damian, que, en palabras de Steiner, nos provoca a ser una Iglesia siempre atenta y despierta por la causa de los pueblos indígenas y de los pobres”.