Corpus Christi es la expresión latina que en nuestra lengua alude al Cuerpo de Cristo. Una celebración de gran importancia para los creyentes que hunde sus orígenes en la última cena con la institución de los sacramentos de la Eucaristía y el sacerdocio en la que se destaca la invitación de Jesús a los discípulos a celebrar este sacramento en memoria suya.

Luego en el año 700 D.C. la pequeña ciudad medieval de Lanciano en Italia fue sede del primer milagro Eucarístico que se conserva en inmediaciones de las localidades de San Giovanni Rotondo y Loreto, en la antigua Anxanum de los pueblos fretanos. Actualmente los vestigios de este milagro se conservan con esmero. La carne de Cristo reposa en un ostensorio de plata y la sangre en una ampolla de cristal de roca.

El milagro de cada día

Cada milagro Eucarístico tiene una historia particular y muestra ese acontecimiento extraordinario que hace evidente el poder de Dios en la vida humana. Sabemos que los milagros son parte del Evangelio y nos muestran el restablecimiento de dones como la salud y la vida misma. Estos signos reveladores del poder celestial hacen parte del camino de la fe, acontecimientos que para muchos son ansiados, para otros celebrados, investigados y hasta cuestionados.

A lo largo de la historia de la Iglesia, los milagros Eucarísticos han ayudado a que muchos descubran y vivan la espiritualidad que pone a Cristo en el centro. Al estar orientados de manera íntima hacia Él fortalecen la fe de creyentes y despiertan múltiples ideas y sentimientos en los no creyentes. En muchos países de América Latina y el Caribe la celebración de la solemnidad del Corpus Christi es un momento único para orar y reafirmar la fe, entregar todas las alegrías y dolores a Jesús Eucaristía.

Trujillo: la ciudad Eucarística

Uno de estos lugares es la arquidiócesis de Trujillo en Perú, donde el Corpus Christi se celebra en grande.

Este año la conmemoración contó con la presencia de Mons. Paolo Rocco Gualtieri, Nuncio Apostólico de su santidad en Perú y la concelebración de Mons. Miguel Cabrejos, presidente de la Conferencia Episcopal peruana y Arzobispo de Trujillo; además de un grupo de obispos procedentes de otras jurisdicciones eclesiásticas del país andino.

Así este 8 de junio cumpliendo con la tradición, miles de fieles participaron en la Misa y la Procesión del Santísimo Sacramento por el perímetro de la Plaza de Armas, mientras la multitudinaria feligresía lo acompañaba con alabanzas y oraciones. Bajo el lema “¡Quédate con nosotros, Señor!” todos vivieron la solemnidad como un espacio de profundo fervor y alegría. Se trata de la 24ª edición del Solemne Corpus Christi Arquidiocesano.

Abrir las puertas 

Miles de fieles católicos del Perú participaron de manera presencial y otros tantos desde diferentes partes del mundo a través de la transmisión digital que trasladó a los peruanos hasta el Altar Mayor, instalado en el perímetro de la Plaza de Armas de la ciudad de Trujillo.

“Abramos las puertas de nuestra sociedad, de nuestra ciudad, de nuestra región a Dios. Alimentémonos con su cuerpo y sangre para estar en comunión con Él y los demás”, afirmó Mons. Miguel Cabrejos en su homilía al resaltar que Dios es una persona que ama, perdona y salva, al que deberíamos abrirle sin restricción las puertas de nuestro corazón, alma, mente y hogar.

Dada la importancia de la celebración del Corpus Christi en la localidad de Trujillo, en 2016 la Municipalidad Provincial la declaró “ciudad Eucarística del Perú” esto hace que cada 8 de junio cuente con la presencia y apoyo de las autoridades municipales y regionales; además de instituciones como el Ejército Peruano, la policía nacional, la prefectura y todas las Instituciones educativas de la provincia.