Los lugares, nuevo tema de reflexión en el Sínodo Jean Claude Hollerich al sínodo: "Si guardamos este tesoro sólo para nosotros, lo convertimos en privilegio"
"La Iglesia no puede entenderse sin estar enraizada en un lugar y en una cultura", afirma el Instrumentum Laboris
"Este módulo nos ofrece, pues, la oportunidad de preguntarnos cuáles son los caminos, las formas, organizativas e institucionales"
"En este lugar hemos cultivado las relaciones entre nosotros, en una red que no se limita a estos muros, sino que abarca realmente a toda la Iglesia y a todo el mundo. En este lugar hemos vivido una experiencia rica e intensa"
"En este lugar hemos cultivado las relaciones entre nosotros, en una red que no se limita a estos muros, sino que abarca realmente a toda la Iglesia y a todo el mundo. En este lugar hemos vivido una experiencia rica e intensa"
Hablar de lugares es centrar la atención en el hecho de que «la Iglesia no puede entenderse sin estar enraizada en un lugar y en una cultura» así lo afirma el Instrumentum Laboris.
Un fragmento coherente con el punto al que ha llegado la asamblea sinodal que se sitúa en la décima sesión de los círculos menores, actividad que precede a la congregación general del mismo número. Un nuevo módulo de estudio que este 15 de octubre fue presentado por el Card. Jean Claude Hollerich.
El relator general del sínodo destacó el camino de la asamblea que viene transitando hasta la tercera parte del Instrumentum Laboris, el módulo 4, es decir, el último del libro que según advierte no por ello es el menos importante. "Retomemos nuestros trabajos. Afrontémoslo con la misma decisión y energía que los anteriores, porque no es menos importante", insistió. Particularmente si entendemos que “hablar de lugares no significa ceder al particularismo o al relativismo”. Se trata de la capacidad de valorar la concreción en el espacio y el tiempo que adopta la forma de experiencia y se comparte en una franca adhesión a Dios.
La sección se titula "Territorios en los que caminar juntos", invitación que de acuerdo con el cardenal, busca centrarnos en las formas que en este tiempo, las personas experimentan para vivir s<u dimensión de arraigo a un contexto. Se trata de factores diversos frente a la experiencia que tiene una connotación espacial y geográfica, circunstancia que puede estar por debajo de lo que fue en el pasado.
Instrumentos para facilitar el camino
No obstante, Hollerich afirma que "seguimos necesitando pertenecer, pero esta necesidad se responde en las redes de relaciones", algo que sin duda tiene un anclaje territorial más dinámico por causa de la época y sus desafíos, incluso en el plano digital. Situación que necesariamente plantea interrogantes de cara a la misión evangelizadora de la Iglesia y la necesidad de repensar las instituciones que la componen, para ser coherentes con la necesidad de ofrecer un servicio más misionero y porque quizás respondieron a un contexto superado por causa del tiempo.
Esto en palabras de Hollerich son las “formas institucionales y organizativas que resulta necesario superar, especialmente porque su forma no garantiza el cumplimiento de dicho objetivo”.
Para el cardenal este módulo ofrece, la oportunidad de preguntarnos cuáles son los caminos, las formas tanto desde lo organizativo como desde lo institucional, para que la riqueza de la experiencia vivida en el sínodo, sea accesible a todo el Pueblo de Dios y no sólo a través de la historia de quienes participaron. Por el contrario, “es necesario que se experimente en la oportuna renovación de las Iglesias”, anotó.
Es imposible que todos los bautizados estén presentes en el aula Pablo VI, por eso el también arzobispo de Luxemburgo aclara que "no es necesario venir aquí para entrar en el dinamismo de la Iglesia sinodal", de ahí que el objetivo de los trabajos en los próximos días esté orientado a “la creación de instrumentos que faciliten ese camino para todos”.
Lugares y culturas
Citando un ejemplo de esa interconexión presente en la misión de la Iglesia y los lugares en donde se arraiga, el prelado habló de la Iglesia latina. Cada una con sus diócesis o eparquías no pierden su relación entre ellas ni con el conjunto de Iglesias, incluso en temas institucionales.
"La comunión preside también la vida interna de cada Iglesia local, en las diversas formas en que tiene lugar la participación de los fieles", señala la tercera parte del Instrumentum Laboris titulado “Las Iglesias locales en la única Iglesia católica”. De esta forma Hollerich asegura que hablar de contextos locales en la Iglesia, es un llamado a no perder de vista que los lugares y las culturas son escenario de las relaciones y que en el caso de las Iglesias se demuestra en la comunión que "las une con el obispo de Roma”.
Iglesias que se hallan representadas en el sínodo y mantienen entre sí y el conjunto de la Iglesia, diversos niveles y modos como ejemplo de la rica gama de relaciones que las caracteriza y que se concreta en un intercambio constante de dones”, comentó. De hecho, la tercera parte del Instrumentum laboris, tiene entre sus títulos los que se refieren “las Iglesias locales en la única Iglesia católica” y “los vínculos que configuran la unidad de la Iglesia”.
Escuchar partiendo de la vida
Por lo anterior Hollerich insistió que con esta perspectiva Francisco convocó al sínodo para escuchar las recomendaciones de padres y madres sinodales, “partiendo de la vida y las necesidades del Pueblo de Dios en los lugares de dónde venimos”. En consecuencia es posible que muchos de los temas por abordar puedan parecer alejados de la vida cotidiana de la inmensa mayoría del Pueblo de Dios.
No obstante “está seguro de que los Foros teológico-pastorales de la presente semana ayudarán a disipar esta impresión, poniendo de relieve los temas para la misión de la Iglesia en el mundo de hoy”. Así este módulo, al igual que el anterior “atraviesa y cuestiona la experiencia vivida por los que estamos aquí. Me parece que ésta es la perspectiva más correcta en la que situarnos para afrontar el trabajo que tenemos por delante”, afirmó.
Entonces es el momento de tomarse un minuto para mirar alrededor, fijarse en las personas que están sentadas en la propia mesa y quienes están en la sala. “En este lugar, hemos cultivado las relaciones entre nosotros, en una red que no se limita a estos muros, sino que abarca realmente a toda la Iglesia y a todo el mundo. En este lugar hemos vivido una experiencia rica e intensa”.
Desde luego esta experiencia se expresa en cada reunión sinodal pero especialmente entre quienes “hemos experimentado que el encuentro entre hermanos y hermanas en la fe no está exento de penurias y dificultades, pero conduce al encuentro con el Señor y hace brotar la alegría del Evangelio, un tesoro que se guarda solo para nosotros, se convertiría en un privilegio”, concluyó.