Fiat, hágase, fue la respuesta del Hijo de Dios a la voluntad del Padre de redimir la humanidad. Hágase, fue la respuesta continua de Jesús sobre la tierra. Hágase fue su respuesta en Getsemaní:
“Padre que no se haga mi voluntad sino la tuya”. Y María, la doncella de Nazaret, siguió la misma tónica:
“Fiat” fue su respuesta al ángel. Y este fiat, fue seguido de muchos fiat a lo largo de su vida.
Toda madre desea lo mejor para su hijo recién nacido. Ella tuvo que recostar a su pequeñín en un pesebre
.¡Hay tantas madres que no tienen lo necesario para sus bebés! Con Jesús entre sus brazos huye con José a Egipto. Este es un drama todavía demasiado actual: Refugiados, emigrantes, toda una multitud de familias desplazadas. Son los perseguidos no por la justicia sino por la injusticia.
Y al fin de los días de Jesús, éste muere ajusticiado, como el peor de los criminales, abandonado de sus propios discípulos, solamente uno queda a su lado.
Y ella la madre del ajusticiado, está al pie de la cruz repitiendo con su hijo: “Fiat”. Texto: Hna. María Nuria Gaza.