"Y Jesús seguía creciendo en cuerpo y mente, y gozaba del favor de Dios y de los hombres" (Lu 2,52).
Hace muchos años, cuando trabajaba en una guardería en un barrio periférico de Barcelona, me esforzaba en hacer comprender a los pequeños que Jesús, igual que ellos se iba haciendo mayor. No quería que guardaran la idea de Jesús siempre niño.
Un día, después de las fiestas de Navidad, habían quedado sin guardar unos adornos navideños. Uno de los pequeños dijo a otro: “Mira esto es un adorno del Niño Jesús”. A lo que el otro respondió: “No, del Niño Jesús no, ahora ya ha crecido y se ha hecho mayor, igual que nosotros que nos hacemos mayores”. Al oír esta respuesta pensé: Lección aprendida, ellos mismos se corrigen, ya no es necesario que yo intervenga.
Y es que los niños son como una esponja todo lo absorben, solamente hay que ser diestro en que atiendan cuando les explicamos. Hay que saber llamar su atención. Ahora me pregunto: aquel niño que respondió tan seguro,
¿habrá guardado en su corazón que Jesús crecía como ellos y ahora está a su lado en todos los momentos de su vida?Texto: Hna. María Nuria Gaza.