Cada nuevo día es como un regalo que Dios me hace La novedad

La novedad
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Tener los ojos abiertos para ver las novedades de cada día, me llevará sin duda a dar gracias a Dios

Mientras hay quien considera que la vida es aburrida y triste, porque los días van pasando sin aportar novedad alguna, otros tienen la capacidad de saber hallar siempre un aspecto nuevo y gozoso, incluso en medio de lo que les es más habitual de su cotidianidad.

Y es que nunca nada se repite, cada acontecimiento, cada encuentro, es diferente, es nuevo, es rico, es un regalo, de este modo, aquello que para unos es sólo pobre rutina, para otros contiene toda la riqueza de la novedad.

Si cuando me encuentro con las mismas personas que ya encontré ayer, intento sonreír como si vernos hoy fuese algo nuevo e inesperado, seguro que la rutina quedará lejos y este encuentro quedará teñido por una mutua sonrisa sincera, por unas palabras bien dichas que podrían incluso dejar una hermosa huella en cada una.

Saber contemplar con la luz de hoy aquello mismo que ayer ya vi, me conducirá a encontrar nuevas luminosidades, otros destellos que antes no había captado o quizás había olvidado.

Cada nuevo día es como un regalo que Dios me hace y me ofrece una pizarra en blanco: podré escribir, dibujar, equivocarme y borrar, dar primacía a un color u otro, podre reír o llorar, cantar o callar. ¿Sabré aportar algo nuevo a este regalo que Dios me da hoy, o caeré en la rutina y la apatía y repetiré sin pensar los mismos gestos y las mismas palabras de ayer, olvidando el don del día nuevo y la invitación de Dios para intentar crear un breve espacio de felicidad también para quienes tengo más cerca?

El deseo de novedad es algo que llevamos dentro, porque la novedad nos llama a mantener el corazón abierto para que pueda caber en él también lo que antes no había reconocido, ni visto como un don, un regalo de Dios.

Tener los ojos abiertos para ver estas novedades de cada día, me llevará sin duda a dar gracias a Dios por todo lo recibido, a pedir perdón por las ocasiones desaprovechadas y para llegada la noche acostarme deseando que mañana sea un día mejor, más luminoso, más gozoso, más lleno de Dios.

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