"No es un pulso de poder ni un acto de soberbia como acusó Daniel Ortega. Es un modo de resistir" Rolando Álvarez: un buen candidato al Nobel de la Paz
"Traición a la patria ha sido el negarse a permanecer callado ante los atropellos del gobierno contra cualquier oposición"
"Menoscabo de la integridad nacional porque esa procesión dejó de ser un sacramental religioso para pasar a ser una expresión de resistencia que mandó al régimen un mensaje demasiado molesto: “no tenemos miedo”
"Cuando se impuso el silencio en la Archidiócesis de Managua, Monseñor Rolando no dejó de denunciar toda clase de violaciones a los derechos humanos"
"Ahora Monseñor Rolando se encuentra en la penumbra. No hay certezas de su condición de salud, ni de si verdaderamente está donde han asegurado que se encuentra"
"Cuando se impuso el silencio en la Archidiócesis de Managua, Monseñor Rolando no dejó de denunciar toda clase de violaciones a los derechos humanos"
"Ahora Monseñor Rolando se encuentra en la penumbra. No hay certezas de su condición de salud, ni de si verdaderamente está donde han asegurado que se encuentra"
A solo dos días de haberse negado a aceptar el exilio forzado a Estados Unidos junto a 222 presos políticos, clamando “que ellos se vayan, yo pago su condena”, se le impuso al arzobispo de Matagalpa Rolando Álvarez la pena de 26 años de cárcel. Le acusa el régimen Ortega-Murillo de “traición a la patria, menoscabo a la integridad nacional, propagación de noticias falsas…”.
Traición a la patria ha sido el negarse a permanecer callado ante los atropellos del gobierno contra cualquier oposición. Ya en agosto del 2022 dieron la vuelta al mundo las imágenes del arzobispo que, con el Santísimo Sacramento en la mano, se enfrentó a policías armados con AK-47 y escudos de protección. No se atrevieron a apresarlo entonces. Y Msr. Rolando, -con las manos en alto y de rodillas en las afueras de la Curia de Matagalpa (tomada desde entonces por la policía)-, se convirtió en el icono de cómo viven la mayoría de los nicaragüenses que permanecen en el país: como rehenes. Traición a la patria debió ser el que, cuando en la diócesis de León se prohibía al clero hacer cualquier tipo de denuncia contra el gobierno, Monseñor Rolando armó un equipo de curas para llevar adelante una organización de defensa legal de los perseguidos.
Menoscabo de la integridad nacional (en un país en el que progresivamente se han prohibido las procesiones, las manifestaciones públicas y cualquier evento multitudinario no organizado por el gobierno), fue el encabezar en julio de 2022 -apenas un mes antes de su apresamiento–, la tradicional peregrinación al Divino Niño en Matagalpa con miles de personas que caminaron 12 kilómetros, gritando consignas en favor de la paz en Nicaragua. Desde el 2018 nadie había convocado una expresión pacífica tan multitudinaria.
Menoscabo de la integridad nacional porque esa procesión dejó de ser un sacramental religioso para pasar a ser una expresión de resistencia que mandó al régimen un mensaje demasiado molesto: “no tenemos miedo”. Menoscaba la integridad nacional el que Matagalpa con su obispo a la cabeza haya sido la diócesis más perseguida: el obispo preso, 2 seminaristas y 7 presbíteros encarcelados (ahora desterrados), más otros 10 exiliados y salidos del país de forma clandestina, y laicos apresados y extorsionados para que hicieran denuncias contra Monseñor Rolando. Más un sinnúmero de profanaciones, asedios y robos a iglesias, aparte de los más de 30 muertos en las protestas del 2018.
Noticias falsas deben ser el que, desde el 2018, él y otros presbíteros, laicos y colaboradores de su diócesis han sido acosados, atacados física y verbalmente. O el que llamara “ayuno” a la huelga de hambre en la Parroquia Santo Cristo de Las Colinas en Managua y que culminó con su apresamiento y el de las personas que le acompañaban. O que cuando se impuso el silencio en la Archidiócesis de Managua, Monseñor Rolando no dejó de denunciar toda clase de violaciones a los derechos humanos. O el que no permitieron entrar ropa, comida, o medicamentos en las cárceles, evidenciando cómo el régimen estaba dispuesto a someterlos al hambre, enfermedad y aislamiento físico.
Las transmisiones por Facebook días previos a su secuestro quedarán como la preparación espiritual al trago amargo que se avecinaba. ¿Por qué? ¿Qué está defendiendo Monseñor Rolando? ¿Cuál es la causa que le mantiene en el lugar y las condiciones en que se encuentra hoy? Monseñor defiende su derecho y el de todos los nicaragüenses a ser libres, no donde el régimen decida sino en Nicaragua. No es un pulso de poder ni un acto de soberbia como acusó Daniel Ortega. Es un modo de resistir, de afirmar categóricamente que aunque el gobierno podrá tener de su lado leyes manipuladas y armas, él tiene de su parte unos valores y una convicción mucho más fuertes.
Monseñor Rolando se encuentra hoy en la Cárcel Modelo de Tipitapa, centro de tortura desde los años de Somoza, donde el pastor Eddy Montes en 2019 fue asesinado a golpes por parte de los custodios del centro penitenciario; donde fueron encarcelados, torturados y violados jóvenes que participaron en las protestas cívicas del 2018; donde se obligaba a los estudiantes a cantar el himno del Frente Sandinista (hoy traicionado) y se les marcaban con navajas las 4 letras “FSLN” en el cuerpo. En esa cárcel, en una celda de máxima seguridad conocida como El Infiernillo, está el obispo de Matagalpa, totalmente aislado, sin recibir asistencia legal, visitas familiares ni acompañamiento espiritual.
Y está ahí no porque le encontraron armas, por movilizar al pueblo contra el gobierno o por algún delito administrativo. En la explicación que brindó Ortega el día del destierro de los 222 presos políticos, le llamó energúmeno, desquiciado, soberbio y terminó asegurando que “él es un hombre más, la sotana no hace al monje, es un delincuente”. Delincuente por luchar contra la sinrazón de este régimen y que ahora, sin pronunciar palabras, dice mucho más que los discursos gubernamentales y alocuciones de mediodía de Rosario Murillo[1]. Delincuentes son también personas tan respetables como Sergio Ramírez y Dora Mª Téllez (fundadora del Movimiento de Renovación Sandinista). Gentes que, despojadas de sus derechos, no cesan de defenderlos para todos los nicaragüenses[2].
La comunidad internacional es el principal instrumento para lograr algo: la Cancillería de Colombia pidió a la presidenta de la Cruz Roja Internacional Mirjana Spoljaric, solicitar autorización para constatar las condiciones en que se encuentra Monseñor Rolando Álvarez y los 35 que aún siguen encarcelados. También el Papa Francisco en el Ángelus del 12 de febrero expresó su tristeza por la condena de Monseñor Rolando, “a quien quiero tanto”, dijo. Más de 50 Conferencias Episcopales de distintas latitudes se han pronunciado en solidaridad con él y exigen lo que la Conferencia Episcopal Nicaragüense se ha negado rotundamente a pedir.
Varias congregaciones religiosas han sufrido los coletazos del régimen, que niega la renovación de permisos de residencia y sigue impidiendo la entrada a sacerdotes, religiosos y religiosas al país. El CALIDH[3] y diversos organismos están moviendo su postulación al Premio Nobel de la Paz: decisión a la que creo que deberíamos sumarnos todos. Lo más escandaloso de todo es cómo han quedado las “negociaciones” que afirmó Monseñor Carlos Herrera, presidente de la Conferencia Episcopal, se mantenían con el gobierno y de lo que poco o nada ha trascendido públicamente.
Ahora Monseñor Rolando se encuentra en la penumbra. No hay certezas de su condición de salud, ni de si verdaderamente está donde han asegurado que se encuentra, solo los rumores de que los testimonios que dieron a la prensa otros detenidos de que lo mantienen sedado. Su hermana Vilma Álvarez ha pedido a la juez permiso para llevarle alimentación y poder visitarle, “como se le permite a los demás reos” sin tener aún respuesta. Si intentamos volar con la imaginación, hasta el año 2045, hemos de pensar que allí seguirá el obispo Rolando, a menos que haya muerto de debilidad. Pero, parafraseando a Ernesto Cardenal, podemos decir: no saben los dictadores, que al no decir el sitio donde se encuentra nos hacen encontrarlo en toda Nicaragua. Creen que lo entierran y lo que hacen es sembrar una semilla.
Ojalá la solidaridad internacional, católica y laica, siga haciéndose eco de los miles de voces que exigen, no solo que sea libre, sino que sea libre en Nicaragua. Y al gobierno de los Estados Unidos quizá cabe recordarle en paráfrasis, aquellos versos que otro poeta nicaragüense Rubén Darío, dirigió al presidente Roosevelt:
Eres los Estados Unidos, eres el actual invasor
de la fiel Nicaragua que aún reza a Jesucristo y aún habla el español:
Ante el clan de Somozas: silencio protector.
Tras la revolución, diste a “La Contra” favor.
Y hoy de nuevo te inhibes ante Ortega el traidor.
Junto al culto de Hércules, el culto de Mammôn
Y cerrando los ojos si no hay lucro a la vista,
y alumbrando el camino de la fácil conquista,
la libertad levanta su antorcha en Nueva York
[1] Sin hablar de ella con el tono con que han hablado los libros Loca de Poder de Dolores Cuesta y Yo soy la mujer del comandante del periodista Carlos Salinas.
[2] No debe ser delincuencia en cambio lo que testimonio su hijastra Zoilamérica Narváez en 1998: “afirmo que fui acosada y abusada sexualmente por Daniel Ortega Saavedra, desde la edad de 11 años"…
[3] Centro de Asistencia Legal Interamericano para los Derechos Humanos, con sede en Argentina, y que ha denunciado la supresión de la libertad de prensa y la persecución a la iglesia católica en Nicaragua.
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