"La publicidad, aunque ayude a crecer, quita libertad y veracidad a cualquier medio" Faus: "Los medios de comunicación no sirven hoy tanto a la verdad cuanto al capital"
"Descuidan los derechos llamados sociales (salud, vivienda, educación, trabajo) y se dedican mucho más a los derechos 'civiles', que son más secundarios pero que no molestan a los ricos"
"El dolor injusto, sobre todo si es global, debería ser la noticia primera, la más amplia y más importante de unos medios honestos"
"Las redes sociales se están convirtiendo en redes antisociales: de la mentira y la calumnia"
"Las redes sociales se están convirtiendo en redes antisociales: de la mentira y la calumnia"
Hace poco publiqué aquí mismo una breve antología de textos de periodistas titulada ¿Comunicación o manipulación?. Los textos eran tan serios que me pareció pedían una reflexión sobre este poder tan absoluto de nuestros días que son los MCS. Sin afán de definitividad, sino solo de iniciar un diálogo propongo unas que solo pretenden ser corregidas y completadas por otros lectores (ojalá periodistas algunos de ellos). Decisivas son las tesis, no mis comentarios.
1.-Los MCS no sirven hoy tanto a la verdad cuanto al Capital.
Por eso descuidan los derechos llamados sociales (salud, vivienda, educación, trabajo) y se dedican mucho más a los derechos “civiles” que son más secundarios y no siempre tan claros como los anteriores, pero que no molestan a los ricos. Cuatro grandes agencias (Associated Press, France Press, Reuter y DPA) controlan prácticamente toda la información que reciben los Medios. ¿Es bueno esto?
2.-Los MCS funcionan hoy muchas veces como “iglesias” santas e infalibles.
Vale de ellos lo que antaño decían muchos eclesiásticos conservadores sobre la “crítica a la Iglesia”: esa crítica era siempre una "falta de amor a la Iglesia" (en el caso de los MCS una falta de amor a la libertad). Y la culpa está siempre en el que critica, nunca en la institución criticada.
Se les puede aplicar, por eso, lo que (en otro contexto) citaba J.L. Pardo en El País (03.08.2019): “ellos puede criticarlo todo, pero nadie puede criticarles a ellos sin ponerse en el bando de los malvados”.
3.-Todo lo anterior se refiere a la estructura de los MCS no a quienes trabajan en ellos.
En los MCS hay personas admirables y ejemplares, a veces verdaderos mártires de la verdad y de la libertad. A ratos lo pasan mal: pero ojalá sigan ahí porque ellos redimen a esta nueva “pseudoiglesia” tan poco creíble.
4.-La norma de los MCS debería ser aquella de Albert Camus: dar al pueblo lo que necesita saber, no lo que les gusta oír.
Pero claro: eso no produce dinero ni atrae publicidad.
Un ejemplo curioso: ante la enorme importancia, seriedad, e interés del próximo sínodo sobre la Amazonía, llama la atención que lo único que ha interesado a los MCS ha sido la posible ordenación presbiteral de hombres casados. Eso parece revelar una cierta obsesión por el tema sexual, como si este fuera el único importante para el informador y como si los MCS, príncipes de un país donde “algo huele a podrido”, tuvieran hoy un dilema menos metafísico que el de Hamlet: “to fuck or not to fuck, that is the question”. Algo parecido podría decirse de un programa titulado “Corazón” (y que debería titularse más bien “Falta de corazón”), dedicado al chismorreo de amores y desamores, bodas y separaciones de las figuras sociales, que nos dice p.ej. que Lina Morgan "logró ocultar muchas relaciones". Un chismorreo que no deja de ser rastrero aunque esté dicho con aparente elegancia… Y que podría ir acompañado por una parodia de aquel villancico de los peces en el río: “se acuestan y acuestan y vuelven a acostar”…
(N.B. Lo dicho no pretende negar la importancia universal de la ordenación de hombres casados: porque el derecho de las comunidades a poder celebrar la eucaristía, pasa por delante del derecho de la institución eclesial a imponer determinadas condiciones a los candidatos al presbiterado)
5.- El dolor injusto, sobre todo si es global, debería ser la noticia primera, la más amplia y más importante de unos MCS honestos. Para eso, lo primero que se pide a los medios es que sepan mirar. Pero prefieren cumplir aquello que cantaba Bob Dylan: “miran hacia otro lado”.
Rehúyen encararse con el dolor y la injusticia del mundo que son lo que más debería ocuparles: pasan rápidamente sobre él, lo dan en dosis mínimas o lo trivializan. Mientras existan situaciones como las del Líbano, los muertos en el Mediterráneo, las muchachas explotadas, los salarios de hambre, las caravanas de migrantes por Guatemala y México, la precariedada laboral, los jóvenes que no pueden independizarse y todo ese inmenso dolor fruto de la injusticia de nuestra sociedad, los MCS pasarán sobre esos dramas como gato sobre brasas. Dedicarán más tiempo y más espacio si se trata de sufrimientos no causados, al menos inmediatamente, por la estructura social (terremotos, inundaciones, epidemias…). Y siempre ofrecerán al lector analgésicos abundantes de modas, deportes y otras mil curiosidades.
6.- Sobre el contenido de esa norma de qué es lo que el pueblo necesita saber, habrá siempre disparidades.
Ello es inevitable dada nuestra limitación humana y la complejidad de lo real. De ahí la necesaria libertad y pluralidad entre los MCS. Esa pluralidad, con todos sus riesgos, es el único modo posible de evitar un “pensamiento único” que, por simplista y limitado, siempre resulta peor que las diferencias.
7.- Pero esas disparidades no deberían obedecer a intereses personales o grupales menos confesables, sino a las inevitables diferencias en el análisis de la realidad.
No obstante las disparidades obedecen casi siempre a esos otros intereses menos confesables. Eso lo denuncian muchos MCS respecto de los demás, pero nunca lo reconocen en sí mismos.
Un ejemplo sangrante es la comparación entre Venezuela y Honduras. En este segundo país están las cosas tan mal o peor que en el anterior. Pero de Honduras nadie dice nada, porque no es una dictadura de presuntas izquierdas sino de derechas rampantes cuyo “golpe jurídico de estado” fue amparado por los Estados Unidos. Las protestas de algunas voces eclesiásticas apenas traspasan las fronteras de ese país, pese al riesgo que corren.
8.- Hoy los MCS no necesitan mentir para distorsionar profundamente la realidad. Por eso, la información sobre cualquier tema está obligada a ser total: sin dar solo un aspecto de la realidad multipolar, silenciando los demás.
La distribución de espacios, páginas, frecuencia de aparición o lenguajes asépticos que ocultan la realidad son las formas mediáticas de mentir hoy.
Los ejemplos aquí son incontables: hablar de “interrupción del embarazo” tiene un sentido anodino que oculta toda la violencia ejercida sobre un ser vivo. En el caso del independentismo catalán, TV 3 ha sido un modelo de ese estilo, comparable a la televisión franquista, que solo dice lo que el oyente quiere oír, que oculta todas las verdades molestas, y solo informa de los aspectos ridículos o criticables de las otras posturas.
En el caso repugnante de la pederastia ha habido Medios que solo han hablado de la pederastia clerical, como si les interesase mucho más atacar a la Iglesia que ayudar a las víctimas: sin dar apenas información de los otros casos (que son mucho más frecuentes) ni de la proporción de delitos en cada uno de los campos…
9.- La libertad de expresión no puede convertirse en libertad de insulto o de mentira deliberada. Cada derecho, por importante que sea, termina donde comienza del derecho de otro.
Pero a veces parece que la libertad de insulto y de faltar al respeto es la única libertad de expresión que hoy se defiende con uñas y dientes. La libertad de información parece menos importante.
10.- La publicidad, aunque pueda ayudar a crecer, quita libertad y veracidad a cualquier medio.
Los valores que transmite la publicidad son siempre antivalores: pues se trata de apelar a lo más bajo del ser humano para conseguir una venta más fácil y más amplia. Periodistas admirables como Pepa Bueno o Ángels Barceló ven desautorizados todos los criterios éticos desde los que hablan, en cuanto dicen: “pasemos a la publicidad”.
Hace algunos años aparecieron algunas voces criticando los anuncios de mujeres o empresas que ofrecían sexo. Un director de periódico declaró que si él quitaba esos anuncios tendría que cerrar el diario. Hoy, por fortuna y en cuanto me consta (pues no tengo acceso a todos) esos anuncios casi han desaparecido. Señal de que siempre es posible dar algún paso adelante.
11.- Las redes sociales se están convirtiendo en redes antisociales: de la mentira y la calumnia.
Están además deformando al receptor. Pero este tema ya no sabría tocarlo yo que, por principio, preferí salirme de ellas, a pesar de los ruegos de la red para que regresara. La gente joven tiene aquí un campo de trabajo inmenso.
12.- Estas tesis son importantes porque creo que los MCS tienen un poder enorme en la configuración de las personas y de la sociedad: más que la familia y, en muchos casos, más que la educación.
Creo que fue también A. Camus quien dijo que un país será lo que sean sus medios. En cualquier caso, los políticos del mañana habría de procurar ser mucho menos “hijos” o esclavos, y mucho más “independientes” de este inmenso poder.
Etiquetas