más "trumpeterías" presupuesto ¿de defensa?
| José Ignacio González Faus
Una de las obsesiones de Mr. Trump es obligar a los países de la UE a que aumenten su presupuesto de defensa. Defenderse ¿de quién?; o ¿en qué consiste esa defensa?, preguntan los ignorantes. Y la respuesta es elemental aunque un poco larga. Veamos:
1.- En nuestro mundo democrático eso de defenderse significa armarse más. Seguimos con el adagio del imperio romano: si quieres la paz prepara la guerra, en vez de construir la paz. Pues bien: la mayor fuente mundial de armamento es hoy la industria armamentística de los EEUU. Tanto que, si hay que creer a Le Monde Diplomatique: “su volumen de exportaciones llegó a… 230.000 millones de dólares en 2023”[1]. Si no estoy mal informado esa única partida es más de la mitad de los ingresos generales presupuestados en España para el 2024. Parece pues que lo que quiere defender ese aumento de presupuesto que se nos pide, es la riqueza de los EEUU. Ahora ya lo entendemos mejor.
2.- Además, la industria armamentística necesita que haya guerras constantes para que se vayan gastando las armas existentes y puedan venderse otras nuevas y más crueles. Las armas son hoy un ingrediente más de nuestra sociedad “de consumo”. Y eso implica consumir para tener que seguir comprando. Son las leyes del mercado.
3.- Y aún pasa otra cosa: en las guerras, los que menos defendidos han estado siempre son precisamente los soldados que luchan en ellas y a los que hoy se añaden miles de civiles que no estaban en el frente (pues Putin y Netanyahu ya nos han ayudado a deshacer esa idea de que hay una ética de la guerra: que no cabe moralidad dentro de lo que es intrínsecamente inmoral).
Francisco obispo de Roma cita en su autobiografía una canción que cantaba su abuelo, soldado en la guerra de 1914-18: “el general Cadorna se come los filetes - a los pobres soldados nos da castañas secas. – El general come, bebe y duerme – y el pobre soldado va a la guerra y no vuelve”[2]. Y eso vale de todos los mandamases, así como la cínica queja de que “municiones no faltan, lo que faltan son hombres”.
No se ve aquí que sea verdad eso del presupuesto de defensa. Para remediar eso, es imprescindible que aquellos que deciden aumentar ese presupuesto se comprometan además a que, si estalla una guerra, los que irán al frente serán ellos y no unos pobres muchachos, para que no se cumpla aquella definición que dio de la guerra Erich Hartman, aquel gran piloto militar que tanto sabía de guerra: “un lugar donde jóvenes que no se conocen ni se odian, se matan entre sí por decisión de unos grandes señores que se conocen y se aborrecen pero no se matan”.
Por tanto: aumentar el presupuesto de defensa, implicaría que, si estalla una guerra, los que irán al frente serán los presidentes y miembros del gobierno central y de las comunidades autónomas, los componentes de cada parlamento: los políticos en suma. Esos sí que estarán defendiéndonos y cumpliendo su misión. Y entonces sí que sería verdad ese nombre de presupuesto “de defensa”. Y hasta podría ser que, por una vez, Sánchez y Feijóo se sintieran militando por la misma causa.
4.- Finalmente también sería una medida razonable que, si se obliga a España a aumentar su presupuesto llamado de defensa, ese incremento lo emplee el gobierno en la construcción de viviendas asequibles para tantos ciudadanos sin casa: porque eso también sería un magnífico gasto “de defensa”.
Entretanto, como algunos decíamos de niños en el colegio durante el mes de las flores: “medítese lo dicho y pídase al gracia que se desee alcanzar”…
[1] Pg. 8 del número de enero 2025, en castellano
[2] Pgs. 29-30. Lo citaré en italiano para salvaguardar la rima, bien consonante:
“Il general Cadorna si mangia le bisteche – ai poveri soldati ci da castagne seche”.
“Il general Cadorna, il mangia il bebe il dorma – e il povere soldato va in guerra i non ritorna”.