Obispo de Bangassou aboga por dejar al continente ser "protagonista de su propio desarrollo" Aguirre denuncia los "depredadores en forma de multinacionales" que saquean a África
"Acuden a por las materias primas y se las llevan de una forma descarada", alerta
Lamenta las penurias que pasan los inmigrantes para llegar a España: "Algunos están hasta tres años para cruzar el desierto, las mujeres son violadas y vendidas como esclavas, en Tánger tienen que pasar 14 redes criminales hasta llegar a la playa y luego empiezan otro capítulo por el mar..."
"En Europa a veces somos menos empáticos con nuestros hermanos más pobres", deplora
"En Europa a veces somos menos empáticos con nuestros hermanos más pobres", deplora
| Rafael Peña, EFE
El obispo cordobés Juan José Aguirre, afincado en África desde hace más de 30 años, ha destacado que cuando el continente africano "sea protagonista de su propio desarrollo" acabará la inmigración de los subsaharianos hacia España o Europa.
En una entrevista con Efe, el misionero, que el jueves recibió el "Premio Internacional de Convivencia Ciudad Autónoma de Ceuta" por su labor social en la República Centroafricana, ha reconocido que en el 2050 el continente africano "tendrá mucha menos corrupción y será capaz de explotar sus materias primas por sí mismo y será protagonista de su desarrollo y será el continente del futuro".
En este sentido, ha vaticinado que cuando llegue ese momento se acabará la inmigración "porque el africano podrá quedarse en su casa y ser protagonista pero hoy en día huyen de situaciones de altísimo riesgo. No obstante, sólo el 3 por ciento sale de África ya que el resto son desplazados internos que huyen de sus zonas de origen y se van a otros países como Camerún o Congo".
Ha puesto como ejemplo a Uganda "que este año ha recibido dos millones de sudaneses que han salido de una guerra por el petróleo y han sido acogidos sin papeles, sin muros y sin concertinas, es decir, han pasado de una casa a la otra para buscar refugio. En Europa a veces somos menos empáticos con nuestros hermanos más pobres".
Tiene claro que la solución es dejar a los países africanos "ser ellos mismos, que le den maquinaria para ser protagonistas de su desarrollo y ahora se les ayuda de forma ambigua".
El obispo ha lamentado las penurias que pasan los inmigrantes para llegar a España. "Algunos están hasta tres años para cruzar el desierto, las mujeres son violadas y vendidas como esclavas, en Tánger (Marruecos) tienen que pasar 14 redes criminales hasta llegar a la playa y luego empiezan otro capítulo por el mar ... han muerto 910 personas en el Mediterráneo este año".
En su opinión la inmigración es "un drama" pero también "una alegría porque acabo de visitar el País Vasco y en las flotas de los barcos hay el patrón vasco y la tripulación la conforman senegaleses que son estupendos marineros, es decir, esta es la parte buena".
Juan José Aguirre (Córdoba, 1954) ha reflexionado que el continente africano tiene "53 países y de ellos cuatro o cinco ya han logrado sacar la cabeza a flote, como Ghana, Kenia o Uganda, pero la mayor parte están prisioneros de sus propias materias primas, ya que tienen muchísimas pero no son capaces de trabajarlas".
Obispo de Bangassou -una región que es tan extensa como Andalucía- ha lamentado que África sufre la llegada de "depredadores en forma de multinacionales que acuden a por las materias primas y se las llevan de una forma descarada, por lo que África está viviendo un periodo de transición".
Se ha referido a los 11.000 misioneros españoles que están repartidos por todo el mundo, "aunque en África sólo es el 10 por ciento ya que la mayoría está en América Latina pero son muchos como yo que lo hemos dejado todo para irnos a vivir con los más desfavorecidos".
Monseñor Juan José Aguirre ha valorado la imagen que se tiene de ellos porque a nivel general "hay una simpatía que me agrada mucho ya que las misiones son una cara de la Iglesia y en los más anticlericales se recoge una gran simpatía cuando se habla de los misioneros".
El mundo del misionero "atraviesa un momento muy bonito porque están saliendo muchísimos que entran en congregaciones y ahora vemos a muchos sacerdotes o religiosas ir a países como Vietnam, Corea o Indonesia, por lo que es un momento muy feliz para la Iglesia católica".
"En Europa -ha proseguido- se está más o menos anestesiado de muchas cosas pero en otras partes la Iglesia cuenta con mucha credibilidad, se la escucha y se la nombra mucho y vive momentos de crecimiento".
Preguntado por si tan importante es la labor del misionero, tiene claro una cosa: "Es importante (...) ver a otro como una persona y no como un número o un inmigrante porque a veces se lanza un mensaje de miedo cuando se trata de personas que huyen de situaciones terribles y que buscan una mayor seguridad o vivir con más seguridad".
El obispo, que ayer ofreció una conferencia con el título "Centroáfrica: entre la guerra y la esperanza", ha añadido que ha sido "un honor muy grande" recibir el galardón en Ceuta "porque se han acordado de Centroáfrica y yo soy el reflejo de la gente con la que vivo allí y de los 11.000 misioneros españoles que damos nuestra vida por los más pobres".