Con una traducción a la lengua de signos, superan barreras y aportan confianza El Corán para sordos, una herramienta contra la discriminación en Indonesia
Cerca de 2,9 millones de sordos viven en el archipiélago, según la Oficina Central de Estadística, aunque activistas estiman que la cifra podría ser mucho mayor
Muchos de ellos no tienen acceso a educación especializada ni prácticamente opciones laborales
| Ricardo Pérez-Solero, EFE
La traducción del Corán a la lengua de signos permite a millones de indonesios incorporarse a la vida religiosa en el país más poblado del islam, donde muchos sordos sufren discriminación por la falta de conciencia sobre su condición.
En una pequeña mezquita de Karawang, en la provincia de Java Occidental, Galuh Sukmara Soejanto, que es sorda, explica la importancia de aprender la lengua de señas a un grupo de 50 familias con miembros sordos, como parte de un evento de Quran Indonesia Project (QIP).
Este proyecto, que surgió en 2015 como iniciativa del productor musical Archie Fitrah Wirija para la difusión del Corán por medio de grabaciones, ahora incluye la novedosa labor de explicar y recitar las escrituras sagradas en lengua de signos a través de sus vídeos en Youtube.
Durante la charla, la indonesia mueve las manos con fluidez mientras un interprete traduce un discurso en el que muchas veces dice el nombre de Dios con un gesto que comienza con el dedo índice extendido frente a la boca y termina en un arco en el lado superior derecho de la cabeza.
Galuh cuenta a Efe que cuando era niña, en la provincia de Java Central, su familia, sus compañeros de colegio y sus profesores la maltrataban a causa de su sordera, que la aislaba del resto de las personas de su entorno e iba acompañada de un doloroso estigma.
Pero eso no le impidió ser la primera sorda en estudiar en la universidad de Yogyakarta, al conseguir esconder su condición en la prueba de acceso, y durante años avanzó en sus estudios leyendo los labios de los profesores y con la ayuda de un compañero que conocía la lengua de signos.
Cuando finalmente se graduó en Psicología, diez años después de comenzar la carrera, se dio cuenta de que no podía trabajar. "Me bloquearon, no había acceso, le pregunté a Alá porqué me había puesto en esa situación", cuenta.
Finalmente, Galuh obtuvo una beca para doctorarse como psicóloga en la universidad australiana de La Trobe y allí, con asistencia para su discapacidad, aprendió "el poder de la lengua de signos, que había estado oculto todos esos años".
En la actualidad, a sus 40 años, es más conocida como "madre Galuh" y se ha convertido en una de las principales voces del movimiento para los derechos de los sordos en Indonesia y la fundadora de la escuela islámica para sordos The Little Hijabi, pionera en este tipo de servicios en el archipiélago.
La indonesia ha sido, junto al joven activista Surya Sahetapy, una parte fundamental del Quran Indonesia Project, ya que la ayuda de ambos el proyecto se amplió hasta llevar las historias y rezos del Corán al lenguaje de señas, en un país donde el 88 por ciento de sus 265 millones de habitantes son musulmanes.
Cerca de 2,9 millones de sordos viven en el archipiélago, según la Oficina Central de Estadística, aunque activistas estiman que la cifra podría ser mucho mayor, y muchos de ellos no tienen acceso a educación especializada ni prácticamente opciones laborales.
"La educación de los padres es bastante baja, especialmente fuera de Java, y se sienten avergonzados si sus hijos tienen una discapacidad, por lo que lo ocultan", dice a Efe el impulsor de Quran Indonesia Project, Archie Fitrah Wirija.
Una de las luchas más inmediatas es la implementación de la lengua de signos "Bisindo", creada por sordos y que el Gobierno no reconoce oficialmente, por delante de la modalidad "SIBI", diseñada por personas sin discapacidad y que utilizan la mayoría de las escuelas.
Durante el evento de QIP en Karawang, Archie y Galuh distribuyen de forma gratuita un juego de mesa didáctico que complementa la información difundida en los vídeos en Youtube, el último paso para completar más de dos años de proyecto.
Una de las madres, Nurma Laila, cuyo hijo de 10 años es el único sordo de su escuela, asegura que los vídeos de QIP "le han dado confianza", ya que han mejorado su capacidad de utilizar la lengua de signos y su progreso académico.
Cambiar la mentalidad de los padres, apunta Nurma, también es importante, ya que muchos no aceptan la lengua de signos y piensan que es algo malo, por lo que espera que en el futuro "puedan abrir su mente y tener acceso a la información".