En una entrevista concedida a Vatican News, el prelado habla del país y de la presencia de las comunidades cristianas, que es relativamente reciente y está formada en su mayoría por personal diplomático, empresas y trabajadores extranjeros, que han llegado al país desde 1930. Aunque el Islam es la religión oficial y la sharia, la ley islámica, está en vigor, los cristianos y los fieles de otras confesiones gozan de libertad de culto y la casa gobernante de Al-Khalifa promueve desde hace tiempo una política religiosa tolerante y abierta al diálogo interreligioso, como lo confirma, entre otras cosas, el hecho de que el Reino albergue varios lugares de culto no musulmanes, incluidas dos parroquias. La Iglesia local de Baréin, explica monseñor Hinder, participa en actividades pastorales y en algunas iniciativas caritativas, llevadas a cabo por grupos y asociaciones parroquiales, y la Iglesia católica también dirige una escuela.
¿Quiénes son los católicos de Bahréin?
En Bahréin hay unos 80.000 católicos que proceden de distintas partes del mundo, especialmente de África, América, India, Filipinas y otros países, sobre todo los vecinos como Líbano, Jordania e Irak. Se trata de comunidades de rito latino, siro-malabar, siro-malankara, maronitas, sirias, etc. Esto da un aspecto especial a la Iglesia local.
Bahréin aplica la sharia, o ley islámica, pero también es un país donde las religiones gozan de libertad de culto. ¿Significa esto que la sharia es compatible con el encuentro de culturas y religiones?
Siempre depende de cómo se aplique. Sin embargo, Bahréin siempre ha estado muy abierto a otras religiones. Para la Iglesia católica, hay que remontarse a 1939, cuando tuvimos la primera iglesia junto a las grandes escuelas árabes. Esta apertura es mayor que la de otros países de la región.
Bahréin se presenta como un Estado en el que se aplica la pena de muerte -y no es el primero que visita el Papa Francisco- en el que no se respetan plenamente los derechos humanos. En este sentido, ¿están los dirigentes bahreiníes abiertos al diálogo?
Creo que el Papa, con discreción, también hablará de esta situación. Es consciente de ello. Por supuesto, es probable que cosas como ésta no reciban la publicidad que algunos esperan. Pero por lo que conozco al Papa, no se va a callar y quizás no hable en público de estos temas.
El programa de Francisco incluye momentos con la comunidad católica, pero también una oración ecuménica y un encuentro con el Consejo de Ancianos Musulmanes. También habrá un encuentro con el imán Al-Tayeb, con quien el Papa firmó el Documento sobre la Fraternidad Humana. ¿Qué opina de esta amistad que ha surgido entre el papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar?
Creo que el término "amistad" es correcto. Ya lo vi hace tres años, cuando el Papa vino a Abu Dhabi. Está claro que existe una relación especial, que se ha desarrollado, más profunda, quizás, que con otros líderes musulmanes. Y el Papa está aprovechando esta relación especial para llevar adelante, diría yo, el diálogo. Evidentemente, no quiere limitarse a una parte o sólo a una parte del mundo musulmán, y probablemente también tendrá la oportunidad de profundizar en las relaciones, no sólo con los suníes, sino también con los chiíes o con otras tendencias dentro del mundo musulmán. Lo que veo es que el Papa es consciente de la necesidad de mejorar las relaciones entre las religiones y de encontrar una base para la acción común en los grandes temas de la humanidad, que son la paz, la justicia, el clima y muchas otras cosas, incluyendo por supuesto los derechos humanos.