“Nuestro pensamiento, servir a los pobres”. Es la verdadera declaración de intenciones de una de las dieciocho hermanas de las Misioneras de la Caridad que la pasada semana, en una nueva vuelta de tuerca del régimen sandinista contra la Iglesia católica, fueron expulsadas de Nicaragua.
Como informa la agencia italiana SIR, en conversación con ellas, ya en su nuevo destino en Costa Rica, las monjas de la Madre Teresa de Calcuta se fueron con los puesto y fueron acogidas inicialmente por el obispo de Tilarán-Liberia, Manuel Eugenio Salazar Mora, hasta que finalmente fueron alojadas en la casa de las Misioneras de la Caridad en San José.
Nuestro dolor", reconoce una de las hermanas, "se equilibra con la acogida que hemos encontrado aquí, la Iglesia de Costa Rica nos ha abierto los brazos. Que se haga la voluntad de Dios".
"Para nosotras, la comunicación del Gobierno fue una completa sorpresa, tuvimos que abandonar nuestras casas rápidamente. Nunca hemos hecho ningún tipo de actividad política, y recordamos que el presidente Ortega había conocido a la Madre Teresa. Nuestro pensamiento siempre ha sido servir a los pobres. Por supuesto, el país está sufriendo, especialmente la Iglesia, que es perseguida. No hay libertad, pero la situación económica también es difícil, y cada vez hay más falta de trabajo". "Nos fuimos con un gran dolor en el corazón, dejando a nuestros pobres allí", reconoce.
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