Miles de peregrinos vuelven hoy al santuario Fátima reza por la paz, como hace cien años

Santuario de Fátima
Santuario de Fátima

Tras dos años bajo mínimos por la pandemia del coronavirus, miles de peregrinos vuelven hoy al santuario de Fátima para rezar por el fin de la guerra en Ucrania, la recuperación tras la covid y la salud de sus familias

Francisco Pereira, capellán: "En este tiempo se vuelve todavía más vehemente esta oración por la paz, esta necesidad de rezar por la paz teniendo en cuenta la situación de guerra que se vive en Europa como hace 100 años"

Pero la guerra no es el único tema que preocupa a los feligreses, también la pandemia y los deseos de salud, recuerda el capellán

El santuario espera unos 150.000 visitantes, por debajo de los 190.000 de 2019, aunque no son cifras oficiales, ya que no todos los fieles se registran al llegar

La vuelta a la normalidad también la notan los empresarios de la zona, que, aunque en 2022 no alcanzarán los niveles de actividad previos a la pandemia, sí registran una "evolución muy positiva" con la "vuelta efectiva" de clientes

Tras dos años bajo mínimos por la pandemia del coronavirus, miles de peregrinos vuelven hoy al santuario de Fátima para rezar por el fin de la guerra en Ucrania, la recuperación tras la covid y la salud de sus familias.

"En este tiempo se vuelve todavía más vehemente esta oración por la paz, esta necesidad de rezar por la paz teniendo en cuenta la situación de guerra que se vive en Europa como hace 100 años", explica a Efe el capellán del santuario, Francisco Pereira.

Pereira se remonta a la historia de las apariciones de la virgen en la Cova da Iria, que según la tradición católica fue vista por tres niños en 1917, en plena I Guerra Mundial.

Hoy, las oraciones por el fin de la guerra en Ucrania se repiten en las misas organizadas en distintos idiomas en la Capilla de las Apariciones, donde se encuentra el punto en el que, según la tradición católica, la virgen se apareció a los niños el 13 de mayo de hace 105 años.

Pereira resalta que no rezan "por la derrota de nadie, por la destrucción de nadie", sino "para que todos se sientan integrados" y "encontrar un punto en común".

El santuario de Fátima envió el pasado marzo una imagen de la virgen a la ciudad ucraniana de Leópolis a pedido del arzobispado greco-católico de la región, y planea mandar otra.

A Fátima acudió hoy Adelaida Lopes, una veterana peregrina que en el bastón de senderismo que ha utilizado como ayuda en su trayecto desde Lisboa (a 128 kilómetros) lleva anudada una cinta con el azul y amarillo de Ucrania.

Santuario
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"La pandemia no nos dejó venir durante unos años y ahora era hora de venir, teníamos que venir precisamente este año porque esta bandera nos dice mucho", asegura.

Katria Postigo, de Perú, pide por su familia y amistades y para que "termine la guerra, donde se está muriendo tanta gente que es inocente, tantas criaturas, tanta gente sin nada".

Normalidad pero con precaución

Pero la guerra no es el único tema que preocupa a los feligreses, también la pandemia y los deseos de salud, como recuerda el capellán.

"Este año la preocupación todavía es la covid, aunque más mitigada. Todavía tenemos la conciencia de que la enfermedad continúa afectando a mucha gente", reconoce Pereira.

El santuario espera unos 150.000 visitantes, por debajo de los 190.000 de 2019, aunque no son cifras oficiales, ya que no todos los fieles se registran al llegar.

Hasta el momento, han anunciado su presencia 119 grupos de 23 países, con Italia, Estados Unidos, Alemania, España, Francia y Brasil como las principales nacionalidades, aunque por detrás de Portugal, que supone la mitad de las visitas.

Miles de fieles vuelven a hacer, esta vez sin mascarillas ni límites de aforos, largas filas en la amplia explanada para dejar sus velas, la mayoría cilíndricas pero otras con formas del Niño Jesús u órganos del cuerpo humano, mientras algunos se abrazan entre lágrimas.

Entre la multitud, unas pocas decenas recorren el recinto de rodillas para reforzar sus oraciones en un camino de piedra ligeramente menos rugoso que el cemento que caracteriza al suelo del santuario. Otros portan estandartes de las parroquias con las que han organizado su viaje.

Apenas una veintena de personas ya ha posicionado sillas a los bordes del camino marcado para esta noche, cuando se celebre una procesión en la que se portará la imagen de la virgen.

La cantidad de visitantes que llega a pie está por encima de 2019, potenciado por los dos años en los que se restringió el acceso.

Una peregrina que dejó pendiente su visita en pandemia es Virginia Carvalho, que llega acompañada de su amiga María Teresa Santos "no para pedir sino para agradecer" por "todo lo que ha sido mi vida, el día a día...".

Ambas han visitado el santuario desde su infancia con la excepción forzosa de la pandemia, en 2020 y 2021, cuando conmemoraron la fecha en sus casas.

Evolución positiva para los empresarios

La vuelta a la normalidad también la notan los empresarios de la zona, que, aunque en 2022 no alcanzarán los niveles de actividad previos a la pandemia, sí registran una "evolución muy positiva" con la "vuelta efectiva" de clientes.

La confianza en el futuro ha creado un "ambiente de optimismo" sobre el que los empresarios esperan que sea "un buen año" con un "avance gradual", explica a EFE la presidenta de la Asociación Empresarial Ourém-Fátima, Purificação Reis.

A lo largo de este jueves habrá procesiones y una vigilia que culminarán con la bendición de enfermos y la "procesión del adiós" en la mañana del 13 de mayo.

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