"La Iglesia se compone de trigo y paja, de peces buenos y peces malos. Por tanto, no se trata de separar a los buenos de los malos, sino de separar a los que creen de los que no", señala el Papa emérito.
Además, Ratzinger espera, en este contexto, "un verdadero testimonio personal de fe por parte de los portavoces de la Iglesia" y advierte de que "mientras en los textos oficiales de la Iglesia solo se hable desde la oficialidad y no desde el corazón y el espíritu, continuará el éxodo del mundo de la fe".