Irineo I había oficiado una liturgia en la que no se respetaron las normas Sepultado el patriarca de la Iglesia ortodoxa serbia entre medidas anticovid
El cadáver de Irineo I estaba expuesto desde el sábado al mediodía en la catedral, en un féretro cubierto con cristal y no abierto como suele ser en los ritos ortodoxos, para que los ciudadanos que rendían homenaje al jerarca no pudiesen acercarse para besarle las manos
La Iglesia serbia cuenta con alrededor de 12 millones de fieles, en su mayoría en Serbia, Montenegro y Bosnia, pero también tiene diócesis en Europa Occidental, Estados Unidos y Australia
El Gobierno de Serbia decretó por su fallecimiento un duelo nacional de tres días
| RD/Efe
El patriarca de la Iglesia Ortodoxa Serbia, Irineo I, fallecido el pasado viernes a los 90 años por covid-19, recibió sepultura hoy en la cripta de la catedral de San Sava en Belgrado, sin concentraciones masivas de fieles por la pandemia.
Sin embargo, grupos de ciudadanos, con o sin mascarillas, seguían la liturgia por el difunto patriarca ante la catedral por dos pantallas grandes instaladas frente al templo, mientras que la televisión pública serbia RTS transmitía en directo la ceremonia.
El cadáver de Irineo I estaba expuesto desde el sábado al mediodía en la catedral, en un féretro cubierto con cristal y no abierto como suele ser en los ritos ortodoxos, para que los ciudadanos que rendían homenaje al jerarca no pudiesen acercarse para besarle las manos.
Los fieles pudieron pasar en fila para despedirse del patriarca también durante toda la noche, encendiendo velas por el difunto.
La liturgia por el fallecido patriarca fue oficiada por los obispos de la Iglesia serbia, acompañados por delegados de las comunidades religiosas católica, musulmana y otras, los máximos representantes políticos serbios y otras personalidades.
Aunque estos invitados llevaban mascarilla, no lo hacían la mayoría de los popes que participaron en el oficio de la liturgia.
El patriarca Irineo I es el primer dignatario de la Iglesia serbia enterrado en la cripta de la iglesia de San Sava en Belgrado, uno de los mayores templos ortodoxos del mundo, cuya edificación comenzó en 1939, pero fue interrumpido durante la época comunista y se reanudó solo en la década de 1990.
Las labores finales se intensificaron en los últimos años y recientemente fue desvelado un gran mosaico en el interior.
El patriarca Irineo I murió el pasado viernes a los 90 años de edad en un hospital militar de Belgrado, en que había ingresado dos semanas antes por contraer el coronavirus.
Pocos días antes, Irineo I había oficiado una liturgia por el fallecimiento, también por covid, del jerarca de la iglesia ortodoxa serbia en Montenegro, Amfilohije, un obispo influyente, sepultado en Podgorica en presencia de miles de personas en una ceremonia en que no se respetaron medidas de precaución.
La Iglesia serbia cuenta con alrededor de 12 millones de fieles, en su mayoría en Serbia, Montenegro y Bosnia, pero también tiene diócesis en Europa Occidental, Estados Unidos y Australia.
Irineo I sucedió en 2010 a Pablo I (1990-2009) y mostró gestos hacia el ecumenismo, considerando una posible visita papal a Serbia en 2013, que nunca se produjo por la oposición del Santo Sínodo, órgano rector de esa Iglesia.
Nacido en 1930 en el pueblo de Vidovo, cerca de Cacak (Serbia central) como Miroslav Gavrilovic, se convirtió en monje en 1959 y en 1975 fue elegido obispo de Nis, donde sirvió durante 34 años antes de ser investido como patriarca número 45 en Belgrado.
El Gobierno de Serbia decretó por su fallecimiento un duelo nacional de tres días.