Ameer Hassan, de 40, años fue tiroteado cuando regresaba a casa con su hijo Un ahmadí asesinado en la ciudad paquistaní de Naukot por odio religioso
El ataque, perpetrado por dos motoristas no identificados, se produjo cuando Ameer Hassan regresaba a casa con su hijo tras la oración de la mañana
Los asaltantes le preguntaron su nombre y, tras confirmar su identidad, abrieron fuego. Le dispararon en el pecho y murió en el acto
El homicidio de Ameer Hassan es el sexto asesinato selectivo de un ahmadí en Pakistán en 2024, lo que pone de manifiesto la escalada de violencia contra la Comunidad
Ameer Hassan deja esposa, tres hijas y dos hijos, el menor de los cuales sólo tiene ocho meses
El homicidio de Ameer Hassan es el sexto asesinato selectivo de un ahmadí en Pakistán en 2024, lo que pone de manifiesto la escalada de violencia contra la Comunidad
Ameer Hassan deja esposa, tres hijas y dos hijos, el menor de los cuales sólo tiene ocho meses
| Comunidad Musulmana Ahmadía en España
El 13 de diciembre de 2024, Ameer Hassan, miembro de 40 años de la Comunidad Musulmana Ahmadía de Pakistán, recibió un disparo mortal cerca de su domicilio en Fazal Bhambhro, Naukot, distrito de Mirpur Khas. El ataque, perpetrado por dos motoristas no identificados, se produjo cuando Ameer Hassan regresaba a casa con su hijo tras la oración de la mañana. Los asaltantes le preguntaron su nombre y, tras confirmar su identidad, abrieron fuego. Le dispararon en el pecho y murió en el acto. Ameer Hassan deja esposa, tres hijas y dos hijos, el menor de los cuales sólo tiene ocho meses.
Hassan era conocido como una persona pacífica y desempeñaba funciones comunitarias en su localidad. A pesar de no mantener enemistad personal ni litigios con nadie, en el pasado reciente había sido objeto de hostigamiento a causa de su fe.
Oleada de violencia contra los ahmadíes
El homicidio de Ameer Hassan es el sexto asesinato selectivo de un ahmadí en Pakistán en 2024, lo que pone de manifiesto la escalada de violencia contra la Comunidad.
Este trágico asesinato se produce poco después del de Tayyab Ahmad, de 40 años, ocurrido el 5 de diciembre en Rawalpindi. Tayyab fue brutalmente atacado con un hacha mientras visitaba la tienda de su hermano. Durante el ataque, el agresor profirió insultos contra los ahmadíes y aludió a amenazas anteriores en las que advertía a los ahmadíes que abandonaran la zona o se atuvieran a las consecuencias.
Estos homicidios ponen de relieve el impacto de la incitación generalizada a la violencia contra los ahmadíes, perpetrada por grupos extremistas, y la falta de respuesta de las autoridades estatales. A pesar de los ataques repetidos, no se han tomado medidas efectivas para desmantelar las redes que incitan al odio ni para proteger la vida de los ahmadíes, lo que deja a la Comunidad en un constante estado de vulnerabilidad.
La falta de rendición de cuentas y la incapacidad sistemática de llevar a los autores ante la justicia envalentonan a quienes propagan el odio y la violencia, pues hay que recordar que estos asesinatos se vienen produciendo desde hace décadas, y reflejan un fracaso sistémico en la protección de las comunidades minoritarias en Pakistán.
Hacemos un llamamiento urgente a nuestras autoridades, organizaciones de derechos humanos y a la sociedad civil para que ejerzan su presión sobre el gobierno de Pakistán, a fin de que:
Adopte medidas inmediatas para desmantelar las redes extremistas que incitan al odio y la violencia contra los ahmadíes.
Garantice que los autores de estos crímenes rindan cuentas ante la ley, con investigaciones rápidas y transparentes.
Garantice la protección de las comunidades vulnerables en virtud de los pactos internacionales de derechos humanos.
La entereza y el compromiso con la paz de la Comunidad Musulmana Ahmadía ante semejante adversidad es inquebrantable, pero ninguna colectividad debe verse obligada a soportar semejante violencia y discriminación sistémica. Es necesario que la Comunidad Internacional actúe con urgencia para garantizar la justicia y la protección de las vidas de las comunidades vulnerables como la nuestra, para poner fin a este ciclo de violencia alimentada por el odio.
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