El Papa acepta la dimisión de Ivan Brient, obispo auxiliar de Rennes El 'síndrome del burn out' en la Iglesia: un obispo francés renuncia por "signos alarmantes de agotamiento"
Brient, en un gesto que le honra, ha dado la cara y lo ha explicado: renuncia por expresa indicación de los médicos, y por "signos alarmantes de agotamiento"
"Dos médicos me instaron a dejarlo inmediatamente, o me habría quemado", recalca, al tiempo que añade que relató la situación tanto al nuncio como a monseñor d'Ornellas, obispo de Brennes, y tomó unos días para reflexionar
"A todos vosotros, os pido perdón por este contratiempo que puede sorprenderos. Cometí el error de responder afirmativamente al Santo Padre sin haber medido suficientemente mi cansancio", incide el sacerdote, quien se presenta ante los fieles "con toda la verdad y sencillez con mis limitaciones de salud"
"A todos vosotros, os pido perdón por este contratiempo que puede sorprenderos. Cometí el error de responder afirmativamente al Santo Padre sin haber medido suficientemente mi cansancio", incide el sacerdote, quien se presenta ante los fieles "con toda la verdad y sencillez con mis limitaciones de salud"
Quemado. Así se siente Ivan Brient, nombrado obispo auxiliar de Rennes, que ha renunciado a su cargo sin haber llegado siguiera a tomar posesión. ¿La razón? El llamado 'síndrome de burn out', uno de los mayores problemas en la Iglesia, y de los más silenciados. Brient, en un gesto que le honra, ha dado la cara y lo ha explicado: renuncia por expresa indicación de los médicos, y por "signos alarmantes de agotamiento".
El religioso había sido nombrado el pasado 7 de octubre auxiliar de la diócesis francesa, cargo que había aceptado "con espíritu de servicio, feliz de poder contribuir en esta nueva misión a que nuestra Iglesia sea cada vez más fiel al Evangelio de Cristo", escribe en una carta dirigida a los que ya no serán sus diocesanos.
"Me preparaba para entrar en el proceso pastoral de este año y aportar mi contribución para que juntos podamos alimentar nuestra fe según la orientación básica dada por el Arzobispo", explica Brient, quien confiesa cómo "unos días más tarde, unos problemas de salud me pusieron en alerta y me invitaron a examinar más de cerca este compromiso".
"Tras consultar a un médico, se diagnosticaron claramente signos alarmantes de agotamiento", apunta el sacerdote, quien admite que "estas señales me hicieron ver que, por un lado, estaba cansado y, por otro, temía las tensiones que esta misión crearía en mí y que tendría dificultades para afrontarlas".
"Dos médicos me instaron a dejarlo inmediatamente, o me habría quemado", recalca, al tiempo que añade que relató la situación tanto al nuncio como a monseñor d'Ornellas, obispo de Brennes, y tomó unos días para reflexionar. La consagración episcopal, que ya no se hará, estaba prevista para el cuatro de diciembre.
Una carga "demasiado pesada"
"Después de haber discernido, me pareció más prudente no ir más lejos en esta misión que me fue confiada. La carga me parecía demasiado pesada y no quería correr el riesgo de tener que abandonar por el camino, ni de no poder cumplir correctamente esta misión de obispo auxiliar", confiesa Brient en la carta, en la que anuncia que, "con pesar, pero en paz, he tomado la decisión de renunciar a esta misión, como escribí al Papa Francisco el pasado 28 de octubre". Apenas dos semanas más tarde, el Pontífice aceptó su decisión.
"A todos vosotros, os pido perdón por este contratiempo que puede sorprenderos. Cometí el error de responder afirmativamente al Santo Padre sin haber medido suficientemente mi cansancio", incide el sacerdote, quien se presenta ante los fieles "con toda la verdad y sencillez con mis limitaciones de salud".