Sugería, en el último post, que dedicaría una nueva página a referir mi visita, en Cracovia, a la iglesia “Virgen María Reina de Polonia”, popularmente llamada “ARKA PANA”, Arca de Dios. (Pulsar aquí.) Convendría primero referir muy sucintamente algún dato de la gran historia de su construcción. A mediados del siglo pasado se inicia, a pocos quilómetros de Cracovia,
la edificación de una siderurgia, la acería Lenin, que daría empleo y alojamiento a miles y miles de campesinos, que conocerían de primera mano la maravillosa realidad del Socialismo, “paraíso del trabajador”, y abandonarían supersticiones religiosas y esclavitudes capitalistas. Por supuesto, no se permitirían templos ni educación religiosa. Y de paso se humillaría a Cracovia, capital histórica, culta y refinada, universitaria y religiosa...
Pero las cosas no les salieron como pensaban. Y estallaron pronto serias confrontaciones entre trabajadores y gobierno, porque demandaba la población la construcción de un templo, y persistentemente les era negado. Hubo detenciones, heridos y alguna muerte. Por fin, en 1967, se iniciaron las obras, que duraron diez años. Karol Wojtyla, obispo de Cracovia desde 1958, pudo consagrar en 1977 el templo de la Madre de Dios. Se le escucharon estas emocionadas palabras:
«¡En Polonia no se puede luchar contra la religión en nombre de los trabajadores porque, para el trabajador polaco, la religión es riqueza, luz, verdad y vida!»
Al año siguiente sería nombrado Pontífice, Juan Pablo II, hoy en trámites de canonización y a punto de ser reconocido un segundo milagro...
DOS MILLONES DE PEQUEÑOS CANTOS RODADOS
Inspirado, sin duda, por la contemporánea iglesia de Ronchamp (Francia), obra genial de Le Corbusier, el templo “Arka Pana” (Arca del Señor), diseñado por Pietrzyk, alberga en realidad como tres iglesias, tres simbólicos espacios: hay en la base una capa de piedras oscuras que representa la Tierra. En un segundo nivel de grandiosa cristalería, descubriremos Agua de un nuevo diluvio. Y allá en lo alto, nos atrae el techo de madera en forma de Barco que flota ingrávido. Podemos visualizar todavía, si seguimos ascendiendo hacia el azul del Cielo, una cruz de 70 metros de alto (o, si lo preferís, el alto mástil del Arca). Si alguien se pregunta qué sentido tiene, en pleno siglo XX, construir un Arca de Dios, no sería difícil escuchar la respuesta: la gente quería sobreviviren el proceloso "Mar Rojo" de Polonia y se contruyó un Arca de Salvación...
Si nos acercamos al muro exterior de la iglesia y observamos la textura de sus ondulantes muros, nos sorprenderá que toda la pared está recubierta de cerca de dos millones de pequeños cantos rodados que solidarios ciudadanos habían ido recogiendo del lecho de los ríos y entregando a los albañiles a lo largo de una cumplida década.
CRISTO CRUCIFICADO EMPRENDE EL VUELO
Si, en el exterior, el templo es elegante y complejo, su interior, orgánico como la obra de Gaudí, invita relajadamente a la piedad y la esperanza. Lo primero que descubrimos en la planta principal es el Cristo Crucificado del escultor polaco Bronislaw Chromy, de ocho metros de alto. Leo que "fue fundido con la metralla de las heridas de los soldados polacos..." No parece clavado a la cruz sino despegándose de ella, como iniciando su vuelo de resucitado. La extrema delgadez me evoca documentales de campos de concentración donde centenares de prisioneros eran arrojados a la fosa común. Por cierto, que en la cripta de este complejo puede contemplarse una dramática representación en madera de san Maximiliano Kolbe, de rodillas y llevándose las manos a la cabeza con gesto de extrañeza y sufrimiento.
EL CRUCIFICADO QUE ABRAZA A TODA LA HUMANIDAD
Cuando hace muchos años visité Arka Pana me impresionó tanto la escultura del Ajusticiado, que quise llevarme un recuerdo gráfico, que es la fotografía que contempláis: un grandioso esqueleto de largas extremidades en actitud de abrazo y vuelo. No olvidemos que la distancia entre Cracovia y el campo de exterminio de Auschwitz ¡es de solo 80 quilómetros! No se puede negar que existe en la conciencia cristiana de los habitantes de la región cierta identificación entre Jesús y Kolbe, entre Cristo y las víctimas del holocausto.
Si os fijáis bien, el ventanal del fondo es muy abierto (no olvidemos que en este amplio espacio el cristal simboliza el agua). Debajo de la alta cristalería descubrimos un largo mural de unos siete paneles o escenas. Se trata de un original Vía Crucis, o Camino de las Estaciones de la Cruz, que ha sido el descubrimiento que más me ha impresionado del Arca del Señor.
CERCA DE LA CRUZ, JESÚS ES DESNUDADO...
Nos acercaremos a una de sus estampas. La figura central es Jesucristo. En un paisaje invernal, uno de los sayones le está escupiendo... A su lado también, de rodillas, algunos hombres sufren por él y rezan... Una mujer con mandil llora... Dos hombres discuten, y no falta en el paisaje el judío errante (la pareja errante)... Cerca de la cruz, Jesús es desnudado...
Lo que me llamó más la atención, al disparar esta fotografía, fue el estilo original de la pintura: los personajes visten ropa del siglo XX, el dibujo es realista con cierto aroma naif... No olvidemos algo importante: Jesús, el protagonista, simboliza en Polonia a los cristianos y judíos perseguidos, primero, por el nazismo, y posteriormente por el socialismo soviético. Más que pintura sagrada de la época de Jesús, es la escena una fotografía sagrada del Vía Crucis que padecen hombres y mujeres contemporáneos.
ORAR EN VACACIONES
Son las iglesias oasis en el desierto del mundo..., arca de Dios para resistir las tempestades... No es la iglesia espacio único sagrado, que sagrados son el hombre y el universo, sino familia de los hijos de Dios, ámbito de silencio, mesa camilla de Presencia... Para que no nos engañemos, cierro este post con unos valientes versos de Pilar Paz Pasamar.¡Qué agusto se está a orillas del Amado, a la sombra del Crucificado...! ¿Qué agusto? ¡Pero si nos envía a la lucha del mundo...! Denuncia Pilar que, de lejos, parecía la persona y el mensaje de Jesús una balsa de aceite sin olas como su mar mediterráneo. Pero la energía de Dios nos enciende la sangre, nos empuja, con aguijones, desde la dulzura del templo hacia la santa misión de cuidar respetuosamente toda vida, de servir eficazmente a todo hermano...
VIOLENCIA INMÓVIL
Tú sabes la verdad del mundo, Loco mío,
y cómo has de entregarla lejano y maniatado,
en Cruz, como las aspas de un molino empinado
en solitaria calma y aparente desvío.
De lejos parecías un aquietado río
incapaz de abarcarnos con tus brazos atados,
pero de cerca fuiste un viento desatado,
blandiendo las espigas e incendiando el estío.
De lejos parecías quieto, sin movimiento,
que eras como ese mar pacífico de al lado
y me acerqué esquivándome de su salpicadura…
Y entonces me abarcaste, me cegaste violento...
¡Gracias, Señor, te doy por haberme golpeado!
¡Gracias, por derribarme de la cabalgadura!
