Claribel Alegría 3. MADRE TIERRA, MADRE CLARIBEL
1. La Ceiba 2. El Río 3. Abeja Reina 4. Merlín 5. La Torre 6. Vasija y Fuente 7. La Coyota 8. Ojo de Cuervo y 9. La Mariposa.
Hablamos ya del primero y el último: La Ceiba y La Mariposa (pulsar aquí para recordarlos). Hoy nos detendremos en el poema 6. Vasija y Fuente, sobre el asombroso milagro de haber engendrado y protegido nuevos seres.
CLAMOR DE GAIA
En los títulos de “Mitos y Delitos” (Visor, 2008), podemos leer nombres de personajes bíblicos como María Magdalena, Judith, Judas Iscariote…, y símbolos universales como Isis, Fedra, Prometeo encadenado, Faeton (hijo del sol)… También se refieren los poemas a Gaia, la diosa de la Tierra. De ella nos escribe la poeta nicaragüense en los versos de “Clamor de Gaia”, que seguidamente reproducimos.
Recuperando divinidades de la antigüedad, se habla hoy de la Pachamama de los antiguos pueblos andinos, de la Madre Tierra, de la diosa Gea o Gaia… Reconocidos científicos, asombrados por la inteligente y precisa autorregulación del Planeta que nos sustenta, imaginan que fuera como un organismo vivo que necesita protegerse, y sabe cómo hacerlo. Y así, se habla con seriedad, por ejemplo, de “la rebelión de Gaia”. Claribel Alegría, con sensibilidad que algunos calificarían de mística, en versos de su poema “Clamor de Gaia” se identifica con el sufrimiento de la Tierra.
YO SOY LA MADRE TIERRA
Identificándose con Gaia, le presta voz la feminista romántica, subrayando sus orígenes del agua y la luz, del caos y el viento. Es madre “guardiana de la vida / y de la muerte” (en su seno recoge los muertos que reviven en flores o cipreses). Emocionan los versos finales de exaltación del Universo: declaración de amor al sol, a las galaxias, a pájaros y astros.
Pero será mejor escuchar directamente a la inspirada lírica que declaraba en El País hace dos años: “Ahora estoy haciendo un viaje cósmico. Ya no es el ‘Ojo de cuervo’ que me lleva a ver la masacre, la guerra de España, los instantes terribles, sino que ahora es como un viaje cósmico. He entrado mucho en la naturaleza que me rodea, en esa flor, en esa hoja, en el colibrí que viene para chupar la genciana. Es un anhelo de fundirme con la libélula, con la rana, con todo eso. Ahora siento empatía con el cosmos.”
CLAMOR DE GAIA
Nací del parpadeo
de la luz
me escoltaba la lluvia
y brotaron del caos
los volcanes
los árboles
los ríos
y corrieron los ríos
y surgieron los lagos
y los mares
y yo bailé desnuda
entre las olas.
El viento
un viento norte
me envolvió
fui poseída por el viento
y engendré gigantes
de cien manos
y cíclopes
y dioses.
Soy guardiana de la vida
y de la muerte
todos mis hijos
vuelven hacia mí
los llamo
los conjuro
los escondo en mi seno
me nutro de sus huesos
y reviven.
Yo soy la madre tierra
la madre tierra oscura
conservo la inocencia
que tenía al nacer
y miro al universo con asombro.
Escucho al universo
día y noche lo escucho
y renace mi amor.
Lo amo en el relámpago
en el sol
en las galaxias
en cada piedra muda
en cada vuelo.
MI VASIJA CRECIENDO YA SOY NIDO
Con la metáfora inicial de Río de la vida, se inaugura la providencia del vientre materno flotando que “va esculpiendo un destino / en su interior” (¿evocación de la barquilla de Moisés?). A la embarazada mamá se le amontonan las cavilaciones. Y las alegrías: “mi vasija creciendo / ya soy nido / donadora de vida / cáliz / puente…” El corazón de la madre está creciendo, se abre a todo ser: hombres, bestias, aves, luna.
Aunque parió con dolor, al acunar a su pequeña, la nueva madre se siente acunada por la Madre Grande de todas las madres. Se descubre Claribel omnipotente diosa que modeló la perfección de su hija. Versos finales que trascienden la anécdota y encienden el misterio: “somos parte de un plan / que no comprendo / ni necesito comprender.” O bien, como escribiría un mediodía de pentecostés: “Soy una chispa / en la tierra / un desahogo fugaz / del corazón que nos piensa.”
VASIJA Y FUENTE
De pronto río arriba
acompañada
¿era el Nilo
el Mississippi
el Orinoco?
Todos los ríos
mi Río
y yo vasija henchida
vasijera
barco que no hace ruido
no se agita
va esculpiendo un destino
en su interior.
Silencio
oscuridad
preguntas sueltas:
¿cómo será su pelo
sus manitas?
Asombrada me siento
ante el milagro
ante el vientre que crece
y le da forma
y todo sin esfuerzo
quedamente
mi vasija creciendo
ya soy nido
donadora de vida
cáliz
puente
¿será hombre
mujer?
¿Tendrá la piel morena
el cabello cobrizo?
Saboreo el momento
voy creando futuro
encadeno el pasado
y el presente
es un codo del Río insospechado
me gusta el mundo
visto desde allí
desde ese puerto espejo.
Amo a los hombres
a las bestias
a las aves
converso por las noches
con la luna
yo misma soy la luna
luna llena
inviolable
donadora de vida
vasijera.
Me recibí de madre
con dolor
empezaron mis pechos
a crecer
eran fuentes mis pechos
se henchían
mi hija los vaciaba
mientras yo la acunaba
y me acunaba a mí la Madre Grande
no hay espacio
no hay tiempo
sencillamente somos
me concentro en su oreja
en las circondulaciones
de su oreja
¿cómo es posible?
me pregunto
¿cómo fui capaz
de modelar la perfección?
Me siento diosa omnipotente
sólo mi hija
y yo
me necesita ella
la necesito yo
somos parte de un plan
que no comprendo
ni necesito comprender.
CLARIBEL ALEGRÍA
Poeta por los cuatro costados del cielo
1.Umbrales
LA CEIBA
LA MARIPOSA
2.Cuando murió mi marido
SALÍ A BUSCARTE
SAUDADE
DAME TU MANO
3.Madre Tierra, Madre Claribel
CLAMOR DE GAIA
VASIJA Y FUENTE
4.Poemas de amor y muerte
ES HORA YA DE QUE TE RINDAS
CAMINO A DAMASCO
PEQUEÑO INFIERNO