Claribel Alegría 1. UMBRALES

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El pasado mes de mayo la poeta nicaragüense Claribel Alegría obtuvo el premio Reina Sofía, en su 26ª edición, el galardón más importante de la poesía iberoamericana, que reconoce el conjunto de la obra de un autor vivo y su aportación relevante al patrimonio cultural común. Se suele asimilar su prestigio al Premio Cervantes de poesía, y está dotado con 42.000 euros.

Lo recibe Claribel Alegría en la envidiable edad de 93 años y en plenitud de producción lírica, pues recientemente dio a conocer su último poemario, “Amor sin fin”, Visor 2016. Junto a Ernesto Cardenal, es reconocida como una de las grandes figuras de la lírica nicaragüense (recibió Cardenal el Reina Sofía en 2012). Claribel es autora también de una vasta obra, que incluye historia, novela y ensayo, en la que manifiesta una marcada denuncia social.

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PASOS INCIERTOS

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En 2015 apareció en Visor, prologada por Benjamín Prado, una antología personal de casi 400 páginas, “Pasos inciertos”, que selecciona los mejores versos del período 1948-2014, 66 años de fecunda inspiración. Escribe Prado: “Poesía a la vez culta y popular, suma de música y pensamiento, que nos habla a ras de suelo para elevarnos y tiene un mensaje en la botella: sólo lo que se canta sobrevive. Esta antología de su intensa obra, recuerda el sitio de honor que ocupa en la literatura escrita en nuestro idioma.”

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UMBRALES

Publica Visor en 1996 el poemario “Umbrales”, obra de madurez, sin duda, cuando la escritora nicaragüense celebra su feliz 72 cumpleaños. Divide los versos la poeta de Estelí en nueve umbrales, en nueve encrucijadas de viaje, de aventura y maduración que, a juicio de la doctora Ivette López Jiménez en magnífico artículo (pulsar), corresponden altránsito" de la vida de un sujeto: niñez, viaje a la independencia, encuentro con los sentidos y el cuerpo propio, reconocimiento de la magia del lenguaje, enamoramiento, maternidad, pase de revista

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a la historia de matanzas recientes y un último encuentro con la poesía, mariposa que vuelve a intentar seducir: / ¿Por qué ahora por qué / busca seducirme la poesía?” Como solo presentamos hoy la escritura del primer y último “umbral” (“I. La ceiba” y “IX. La mariposa”), perdonad que no nos desparramemos por los pasajes intermedios.

I. LA CEIBA

Los 119 versos, alternativamente breves y muy breves, del poema La Ceiba, facilitan dinamismo y expresividad al texto. Se distribuyen en tres momentos:

1.Mariposas acarician la mano lírica, y asaltarán el pecho de la elegida que, a la luz de la luna, ensayará jugar a palabras como mariposas. 2. Se despide la jovencita del padre, que le regala una pluma fuente (estilográfica), que convertirá en espada. Será nombrada algo así como caballero andante, quise escribir princesa justiciera… 3. Abandona el hogar la poeta. Sin olvidarse de recibir la bendición de la sagrada Ceiba, árbol nutricio que simboliza el mapa de su patria.

Mejor que elaborar hipótesis, ensoñaciones, será escuchar a la poeta de hoy evocando a Tony Velasquez primeras experiencias de lectura y amores:

“En casa, allá en Santa Ana, me crié con mi abuelo y mis padres, que tenían bibliotecas muy buenas. Empecé a leer desde muy pequeña: me encantó la literatura. Mi madre siempre me estaba recitando poemas de la Edad de Oro Española, San Juan de la Cruz, Santa Teresa. Mis padres siempre estaban trayéndome libros, de Gabriela Mistral, por ejemplo, de Rómulo Gallegos, de Rubén Darío.”

Crecí en ese ambiente, y recuerdo —ya lo he dicho otras veces— que una vez estaba yo leyendo un libro de Rilke que se llama “Cartas a un joven poeta”, y ahí sentí algo especial y dije: «Yo eso quiero ser… Yo quiero ser poeta». Ese libro fue el que me conmocionó tanto que me quedé toda la noche despierta diciendo: «no importa que digan lo que sea, yo quiero ser poeta», y desde ese entonces empecé a trabajar disciplinadamente en eso.”

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DESDE SU ARBORIDAD ME BENDIJO LA CEIBA

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Escuchamos de nuevo a la poeta por los cuatro costados del cielo”, como la llamó el Nobel Miguel Ángel Asturias: “Había una Ceiba cuando yo era niña —una enorme Ceiba— frente al parque Colón, y nosotros íbamos al parque Colón con otros amiguitos a jugar. Ahora ya no está ahí, ya no existe aquella Ceiba. Ahí había perros callejeros, ahí iban vendedoras ambulantes. Para mí era un mundo enorme. Yo me quedaba maravillada con ese tronco de la Ceiba, tan enorme y esas ramas... Ese árbol es nuestro símbolo, no sólo de El Salvador sino que de toda Centroamérica. La Ceiba para mí siempre tuvo un poder especial y, cuando yo me fui de El Salvador a los 18 años, fui a despedirme de mi Ceiba... (sonríe).”

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LA CEIBA

¿Cómo olvidar esta mañana
en que asaltaron mi pecho
las mariposas
?
Una se posó en mi mano
habría podido cerrar los dedos
sobre ella
y atraparla
pero voló
voló.
Años atrás
avanzando insegura
sobre las baldosas chocolate
Rilke vibrando entre mis manos
floreciendo el hibisco
y el jazmín
detrás de la araucaria
una luna fantasma
recortada en pedazos
por las ramas
creí haber atrapado
la poesía
pero voló
voló.
Fue en Glasgow
sólo a mí me asaltaron
las mariposas locas

los niños me miraban
con ojos dilatados:
¿Por qué? Me pregunté
sintiéndome aturdida
¿por qué a mí me eligieron?
Es la blusa
lo supe
mi blusa con hojas otoñales.
¿Pero el milagro?
¿Quién me explica el milagro?
¿Por qué la mariposa
se posó en mi mano?
Después de aquella noche
en el patio sombrío de la casa
con la luna mirándome
a través de la araucaria
empecé a conjurar
palabras
a inventar mariposas
más nítidas unas que las otras
ninguna se amoldaba
a ese trazo interior
que vibra en mí.


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Dejé la casa
dejé a los míos
a mis tibios aromas
a mis muertos.
Antes de mi partida
mi padre
con los ojos nublados
me susurró al oído:
“No volverás”
me dijo
y me entregó un estuche
forrado en terciopelo
con una pluma fuente
entre el satén.
“Es tu espada
princesa”.
¿Dijo princesa?
No.
Eso yo lo inventé
debiera haberlo dicho
porque en ese momento
me sentí Deirdre
de las desdichas.
“Es tu espada”
me dijo.
Sin darme mucha cuenta
tomé el destino entre mis manos
el tiempo no importaba
no importa el espacio
el sabor de las palabras
importaba
mi pluma fuente-espada.


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Dejé la casa
antes de abandonarla
me detuve ante todos los espejos
era extraña mi imagen
desigual
como si se hubiesen encogido
los espejos
como si estuviesen recelosos.
Sali en silencio
sin olvidar mi Rilke.
Me detuve un largo rato
ante la Ceiba protectora
que me sirvió de escudo
contra el sol
mientras con otros niños
y perros callejeros
y vendedoras ambulantes
nos congregamos bajo sus ramas.
No había desconcierto
como en los laberintos del mercado
podíamos ser nosotros mismos
la Ceiba nos cubría
nos encubría
nos juntaba.
Su techo era el mapa
de mi patria
como ver dibujado en el aire
el mapa de mi patria
volandera.
Le prometí volver
refrescarme a su sombra
cuantas veces pudiera.
La Ceiba estaba quieta
ni una de sus hojas
se movió
pero sentí su bendición.
Desde su arboridad
me bendijo la Ceiba.


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¿POR QUÉ AHORA BUSCA SEDUCIRME LA POESÍA?

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A punto de celebrar sus Bodas de Oro (faltaban dos años), falleció en abril de 1995 el esposo de Claribel el doctor Darwin J. Flakoll. La enamorada poeta sufrió una severa crisis. Dos años después publicó el poemario “Umbrales”, que había iniciado hacia 1943. En los versos finales que presentamos ahora, se adivina tristeza y cierta apatía. Después de una enumeración de fracasos, se interroga la viuda por qué, a pesar de todo, la mariposa lírica “busca seducirme”. “Entró por la ventana / y se posó en mi mano / la miré con nostalgia / se entreabrieron mis labios / y con un leve soplo / la alejé…”

Si el discurso central del poemario “Umbrales” ha sido una meditación sobre las repetidas crisis que padeció en medio siglo y, traspasada la puerta de cada una de ellas, haber ingresado en un nuevo proyecto, una nueva misión… ¿abandonaría ahora el inicial esfuerzo de una furtiva mirada al panorama nuevo, de un emocionado impulso hacia la décima esperanza?

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LA MARIPOSA

Ya la ceiba no existe
derrumbaron mi ceiba
se hicieron añicos los espejos
eché a secar mi Río
y se escondió la luna.
Estoy vacía de deseos
mi espada
en su estuche de satén.
¿Por qué ahora
por qué
busca seducirme
la poesía?
Entró por la ventana
y se posó en mi mano
la miré con nostalgia
se entreabrieron mis labios
y con un leve soplo
la alejé.


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CLARIBEL ALEGRÍA

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Poeta por los cuatro costados del cielo

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1.Umbrales

LA CEIBA
LA MARIPOSA


2.Cuando murió mi marido

SALÍ A BUSCARTE
SAUDADE
DAME TU MANO


3.Madre Tierra, Madre Claribel

CLAMOR DE GAIA
VASIJA Y FUENTE


4.Poemas de amor y muerte

ES HORA YA DE QUE TE RINDAS
CAMINO A DAMASCO
PEQUEÑO INFIERNO


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