Corredor-Matheos 5. ¿PUEDE TODO VIVIR SIN DIOS QUE LE SUSTENTE?
EL SER HUMANO APUNTA A ALGO
QUE ESTÁ MÁS ALLÁ DE ÉL MISMO
En otra ocasión le preguntaros por la relación entre poesía, religión y filosofía. Su respuesta: “Creo que la poesía y lo que hay en el fondo de la religión y de la filosofía, es decir, el amor o la inclinación a acceder a la sabiduría, son una misma cosa, como quedaba explícito hasta los presocráticos y en otras civilizaciones. No puedo, por ejemplo, separar la estética de la ética, ni la poesía del interés por la sabiduría. Fundir todo eso, hacer verdadera poesía, en ese nivel, es muy difícil, y el poeta mismo no puede saber a ciencia cierta cuándo lo consigue ni si lo consigue. Ansía conseguirlo. Pero creo que es mejor no hacerlo. De todos modos, tenemos sed de conocimiento, pero es de algo que está tan alto que ni siquiera sabemos lo que es. El verdadero conocimiento sólo puede ser eso, algo que movilizará todas nuestras potencias. El ser humano apunta a algo que está más allá de él mismo.”
SIN LUZ NI OSCURIDAD, SIN DIOS Y SIN ANGUSTIA
Los tres poemas de hoy están tomados, de nuevo, de “Un pez que va por el jardín”. “Si ahora miro el cielo…” relata una meditación de raíz existencial más allá del espacio y del tiempo. Se adivina cierta expectativa de existencia de un dios creador y sostén del universo, al tiempo que de resignada desilusión por la experiencia de soledad, de abandono, de un dios que permanece lejano y mudo (“por ese cielo inmóvil”). Interesante, pero muy frecuente en casi toda su poesía, la característica medida del verso (de siete y cuatro sílabas, alguna vez de cinco). Nos explica el autor que este procedimiento “está dentro de la tradición española y guarda relación con la poesía popular, que me gusta muchísimo”.
SI AHORA MIRO EL CIELO…
Si ahora miro el cielo
no es que vaya a implorar,
es que ansío su luz,
su infinita distancia,
el poder alejarme
de tanta oscuridad.
Y si a veces, en cambio,
miro al suelo
es para comprobar
este vacío
en que apoyo los pies.
¿Puede todo vivir
sin dios que lo sustente,
en un mundo en que nada
tiene sostén ni asiento?
Vuelvo sobre mis pasos,
sin mirar donde piso,
sin mirar hacia arriba
ni hacia abajo.
Sin luz ni oscuridad,
sin dios y sin angustia,
mientras las nubes siguen
su camino
por ese cielo inmóvil.
ALGO MUY PODEROSO A PUNTO DE NACER
Descubrimos los versos de “Algo que no ha nacido…”, en la sección última del poemario. La mirada “esencial” de Corredor-Matheos, paseando por el jardín, descubre, más allá de plantas, animales, humanos presentes, una red invisible de posibilidades de pasado y futuro (“Algo que no ha nacido / florece en el jardín”). Como la mirada que imaginamos de Dios, que todo lo tiene presente. Se siente el visionario poeta integrado en esta explosión de vida y tiempo: “Crees sentir en ti / algo muy poderoso / a punto de nacer…” Pero conocer lo incognoscible es un sueño presuntuoso. Y, al fin, descubre que, cuando no pensaba en nada, no esperaba nada, era precisamente entonces cuando se le manifiestó misteriosamente la escondida verdad…
ALGO QUE NO HA NACIDO
Algo que no ha nacido
florece en el jardín.
Sonríes contemplando
los ojos de ese niño,
los ojos de aquel perro,
el volar de las cosas
que no pueden volar.
Crees sentir en ti
algo muy poderoso,
a punto de nacer,
pero te engañas.
Sientes que estás a punto
de poder conocer
lo incognoscible,
y te engañas también.
No piensas ya en nada,
y ahora aciertas,
y no sabes en qué.
LOS MUERTOS NO TE VEN, PERO ELLOS TE SIENTEN
Descubrimos finalmente uno de los más impresionantes y hermosos poemas sobre la muerte y el más allá: “No, los muertos no hablan”. Se dirige el poeta a cada uno de nosotros y sugiere intuiciones de permanencia… “Pero escuchan.” “¿Sentiste alguna vez / el aleteo insomne / de sus pasos?” “Pero te necesitan / y tú los necesitas.” “Pero ellos te sienten…” “Debes saber que están…” Me voy a permitir la licencia de reproducir un breve poema del lírico mancheño ante la tumba de su amigo Ángel Crespo:“¿Quién es el que aquí yace, / si en la piedra me he visto / reflejado / igual que en un espejo? / He leído tus versos / en silencio, / pero era tu voz / la que yo oía. / No olvides que tenemos / una cita / más allá de las sombras.”
NO, LOS MUERTOS NO HABLAN…
No, los muertos no hablan,
pero escuchan.
Aunque puedan ser tantas
las preguntas
que querrías hacerles...
¿Lo han olvidado todo,
hasta su nombre,
o es que, por el contrario,
son memoria tan sólo?
¿Sentiste alguna vez
el aleteo insomne
de sus pasos?
No desean rozarte,
perturbar tu costumbre
de vivir,
pero te necesitan,
y tú los necesitas.
Los muertos no te ven,
como tú no los ves,
pero ellos te sienten,
como los sientes tú.
Debes saber que están
y que no esperan nada.
JOSÉ CORREDOR-MATHEOS
Premio Nacional de Poesía 2005
1.Carta a Li Po
EL SOL TODO LO ABRE
¿PARA QUIÉN MECE EL VIENTO...?
HA LIMPIADO LA LLUVIA...
2.El don de la ignorancia
¿ES EL MAR EL QUE BRILLA...?
POCAS COSAS DESPIERTAN...
OLVIDAN LO QUE SON...
3.Un pez que va por el jardín
LOS PÁJAROS REBUSCAN...
AL SALIR A LA CALLE...
SI A ESTE INOCENTE PÁJARO...
4.Imagen y poesía
¿QUÉ SOLEDAD AFLIGE...?
LOS BRILLOS DEL CRISTAL...
HACE CRECER LOS ÁRBOLES...
5.¿Puede todo vivir sin dios que le sustente?
SI AHORA MIRO EL CIELO...
ALGO QUE NO HA NACIDO...
NO, LOS MUERTOS NO HABLAN...
6.Sin ruido
EN TUS CUADROS, EL CUERPO...
IMAGENES. PLAZUELA DE LA ADUANA
¿ES SOLO UN CALCETÍN...?