FRANCISCO DE ASÍS predica a los pajarillos



El pasado 4 de octubre ha celebrado la Iglesia la festividad de san Francisco de Asís. Todos los santos tienen octava, y en este Nido de Poesía empollamos hoy un par de poemas sobre el santo de la alegría, la sencillez, la fraternidad... Hermanos todos los hombres, hijos de un mismo Padre. Hermanos todos los seres de la Creación, en unidad de origen, en unidad de destino.

Tengo en mi biblioteca un grueso centón lírico, "Antología de poetas hispánicos. Homenaje a Francisco de Asís", dirigido por Jaime Fernández O.F.M., Coculsa 1982, de casi mil páginas y 421 poemas sobre el Poverello, su vida y obra. No son muy valiosos literariamente la mayoría. Pero están escritos todos ellos con sensibilidad y devoción. Me permito, en este apresurado homenaje, dar a conocer y disfrutar dos bonitos títulos simpáticos y edificantes...



El primer escrito tiene firma, importante firma, la del presbítero de Folgueroles Jacinto Verdaguer (1845-1902), "príncipe de los poetas catalanes". Los presentes versos están traducidos por el Conde de Orgaz. Y desarrollan literariamente el capítulo 16 de las Florecillas de san Francisco (pulsar aquí para leer este capítulo).

FRANCISCO Y LOS PAJARILLOS

Va el apóstol del Amor


por una selva de Italia:
el amor que por Jesús
siente, no cabe es su alma,
y se esparce por las flores,
pinos y robles abraza.

Es serafín desterrado,
sufre divina nostalgia.
Juguetones pajarillos,
siempre alegres lo acompañan.

Al bendecirlos Francisco
junto a un roble se apoyaba.
Los que juegan por los valles
saltaban de rama en rama;
los que al cielo se remontan
suspensos su vuelo paran.



Unos pósanse en la yerba,
los otros sobre las matas.
¡Los más queridos de todos
en sus rodillas y espaldas!
Tiene uno cada retoño,
cada árbol una bandada.



«Hermanitos voladores,
el Creador cuánto os ama!...
Sin sembrar ni recoger,
vuestra sed y hambre aplaca
en la humilde hierbecilla,
de la fuente en gotas de agua,
si en el cáliz de la flor
no la bebéis irisada:
como no hiláis ni coséis,
Dios os viste y Dios os calza,
y el calzado y el vestido
vale más que de oro y plata.

Por lecho un brote os concede;
por tejadillo, una rama;
frondas secretas, por nido;
el cielo y tierra, por jaula.
¡Pajarillos, mis hermanos,
el Creador cuánto os ama!...

Amadle vosotras bien,
que amor con amor se paga:
cantadle al dormir el sol,
cantadle a la luz del alba,
de amor la dulce canción
que el hombre tiene olvidada.»

Predicando así a las aves


San Francisco se extasiaba.
Por hacerle reverencia
ellas sus piquitos bajan:
el jilguero, estira el cuello;
la perdiz, extiende el ala,
los ojos lanzando al sol
abre el pecho la calandria,
revolotea el pardillo,
saltarina cogujada
hace bajar y subir
su capucha franciscana.






El segundo poema se nos entrega con misterio. No aparece firma alguna, diríamos que es anónimo. Pero tiene su encanto, muy franciscano. Fijaos que hasta llega a presentar al santo de las avecicas tan feliz en el vuelo y revuelo pajarero, que hasta llega a gorjear y levitar, acompañándolas por sus aéreos caminos:



HERMANITOS PÁJAROS

En la suavidad del cielo
la silueta de Francisco
tan leve como los pájaros
tan pura corno los lirios.

Todas las aves de Asís
abandonaron sus nidos
para escuchar la doctrina
del santo Hermano Francisco.

El color de los plumajes,
la música de los trinos,
son la delicia más pura
para el hermano Francisco.

«Alabemos al Señor;
cantemos, mis hermanitos,
porque está fresca la yerba
y da sus aguas el río...

Que vuestras alas ligeras
os lleven sobre los trigos,
que encontréis en las mañanas
muy azules los caminos...

Alabemos al Señor,
cantemos mis hermanitos...»

Y era tanta la alegría
del dulce hermano Francisco
que cantando con los pájaros
volaba por los caminos...



OTROS DOS ROMANCES FRANCISCANOS

Pulsando aquí podrás disfrutar otros dos poemas ingenuos y sabios sobre la amistad de Francisco con aves en libertad:

"EL MILAGRO DE LAS TÓRTOLAS"

"DOS RUISEÑORES"

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