Francisco Garfias (6). Celebraría hoy 89 años. Leemos su Biografía–testamento
Un 6 de diciembre de 1921 nace en Moguer (Huelva), cuarenta años después de su paisano Juan Ramón Jiménez, el niño Francisco Garfias, que habría de ser, no muchos años después, compilador de una parte importante de los textos inéditos del poeta, y editor y crítico de toda su obra, en más de 20 volúmenes...
Con sólo 15 años, conoció casualmente la obra del futuro premio Nobel, porque un hermano del ilustre poeta, Eustaquio, visitando a Curro porque estaba enfermo, le facilitó un librito del autor de "Platero y yo" para que se distrajese. Y así comenzó su interés por la persona y obra de tan importante moguereño, y por su mujer Zenobia. Pero no solo fue Garfias imprescindible especialista en JRJ. Fue, sobre todo, gran poeta como él. A lo largo de cinco entregas nos hemos asomado a alguno de sus trabajos líricos. Descubriremos hoy lo importante que fue para él la aventura del verso como expresión de su infatigable búsqueda de claves últimas de la existencia, formulando preguntas esenciales para las que tantas veces encuentra respuesta de sentido en la fe cristiana.
En su "Poética" de 1986 identifica con claridad biografía y verso:
“Mi poética, en todo caso, es mi vida, la vida. Y mi temática, mi biografía y su entorno. Mi alegría y mi dolor y la alegría y el dolor que me rodea. Creo que la poesía, en general, existe, como decía Pedro Salinas, o no existe. Y si existe está ahí, en lo mas hondo, solitaria, cenicientilla oscura e indefensa que espera un príncipe que casi nunca llega.”
"NO, NO SE SABE MÁS. ERA POETA..."
No sé si llamar a estos versos testamento o epitafio. Lo importante es que el autor habla de sí mismo, ya que se sabe que "era poeta y que vivió en el sur, / cerca del mar." Y que "en el centro del corazón... / se le notaba a veces como un pájaro / con ceniza en las alas..." No es difícil imaginar el origen de la ceniza en las alas: duda, dolor, tristeza, desgarramiento... Obtuvo el Premio Nacional de Literatura en 1971 por "La duda". Dos años antes había publicado el sonetario "Aunque es de noche". Pero los versos más tristes le llegaron a raíz de la muerte de su madre y su hermana, dos sucesos muy próximos en el tiempo. Para llorar su pérdida compuso "Escribo soledad" (1974)...
No quiere Francisco Garfias que se recuerde su nombre. Quiere que se recuerden sus versos, porque era poeta. Por eso, en estos días hemos ido facilitando lectura de poemas con "polvillo de oro", que es lo mejor que podemos hacer para celebrar su memoria como a él le gustaba. Por cierto: el próximo jueves cerraremos el ciclo con algunas coplillas muy leves, escritas para niños en su ingenua antología "Pájaros de la cañada" (Escuela Española 1989).
BlOGRAFÍA
Tuvo los ojos claros, pero el nombre
no se recuerda. Acaso se llamaba
melancolía. Lo que sí se sabe
que era poeta y que vivió en el sur,
cerca del mar. No se conoce el sitio.
También se sabe que en el centro mismo
del corazón, en el panal sangriento,
se le notaba a veces como un pájaro
con ceniza en las alas.
No, no se sabe más. Era poeta,
ya se lo dije. Se quedaba a veces
contemplando las nubes.
Otras veces ponía sus palabras,
como un polvillo de oro, en la cuartilla.
O posaba la mano en otra mano.
O se quedaba mudo, de repente,
imaginando arroyos y sonetos.
El nombre, de verdad, no se recuerda.
"NO SÉ CÓMO SERÁS, PERO TE ESPERO..."
Acabamos de leer, en "Biografía", el verso: "O posaba la mano en otra mano." Esa es ahora la intención: estoy en espera de conocerte ("un sucesivo desearte"), pero no sé todavía cómo te llamas, quién eres... De momento, todo es niebla. Ojalá se realice pronto lo que escribió en el breve pero intenso poema "Tú": "Se me han borrado los rostros. / Se han perdido las palabras. / Pero ha quedado una niebla / de oro. Has quedado tú."
Francisco Garfias no se ha casado nunca, que yo sepa. Pero vivió rodeado de mucho cariño, el de su madre y su hermana... Su amor sobrevuela todos los cielos de la existencia. Como escribió en una de sus "Poéticas", ampliando infinitamente las dianas de su ternura: "Hablo, desde mi modesta experiencia, de ese nexo inefable que se establece entre el poeta y el amor, entre el poeta y la naturaleza, entre el poeta y sus semejantes, entre el poeta y Dios. Pero siempre con humildad, con temblor de primerizo, con temor de acercarse a lo que es sin duda misterioso."
NO SÉ COMO SERÁS...
No sé cómo serás, pero te espero.
¿Blanca, morena, azul, desconocida?
Ni el peso de tu voz ni la escondida
savia que me traerás. Conmigo, entero,
está mi corazón. El asidero
y el trecho angosto en luz. Está la herida
que tú no advertirás. Está la brida
y el galope. Mi junio y mi febrero.
Ya sabes, soy así. Mi arboladura
absorbe claridad. Tu ausencia toco,
un mucho desazón y un poco alerta.
Una zozobra abierta a la aventura,
un sucesivo desearte, un loco
medirte el alma sin saberte cierta.
"RENAZCO POR BUSCARTE. DESFALLEZCO..."
En la "Antología de la poesía religiosa" de Leopoldo de Luis (1969), establece con claridad Garfias el estilo de su fe religiosa: "De Unamuno hasta los más jóvenes, la poesía religiosa ha perdido en sosiego lo que ha ganado en tensión desesperada. El dolor del mundo la ha ido desnudando hasta dejarla en una sola interrogación apremiante. La emoción es, pues, menos sacral pero más intensa y humana."
Pero también hay que tener en cuenta lo que expresaba, con decisión, al final de su Fe de Vida como Poeta: "Dios, más que un final lleno de abstracciones, se me ha hecho una compañía esperanzada para ese final, un estímulo salvador y cercano, una "razón de amor" en suma."
LA VOZ
¿Desde dónde tu voz, di, desde dónde?
Buscando, vuelto. Atisbo. Me estremezco.
Me alzo en mí mismo, desbordado. Crezco.
Ahonde el palpitar, tenaz ahonde.
Mi molino de sangre te responde.
Mis ramas se adelantan. Sí, florezco.
Renazco por buscarte. Desfallezco
sobre tu voz que brota y que se esconde.
A veces tú me llamas, ¿desde cuándo?,
¿de qué lejanos hoy que desconfío?,
¿de qué cita mortal que cuajan penas?
Hurgo mi corazón, loco, arrancando
tu semilla de amor, y desvarío
cuando tu voz se enreda entre mis venas.