NO MATEMOS, COMO HERODES, AL NIÑO QUE HOMBRES Y MUJERES LLEVAMOS DENTRO



Celebramos hoy la festividad de los Santos Inocentes. La ambición política de un dictador le llevó a masacrar a una generación de recién nacidos belenitas. La escena del infanticidio ha sido reproducida gráficamente en dramáticos cuadros que hieren severamente nuestra sensibilidad (hoy también se conmemora el día del bebé que no llegó a nacer a causa de una intervención médica que en vez de curarle, le exterminó).

Ayer, en la fiesta de la Familia, se congregaron en Madrid varios centenares de miles de personas, familias completas –madre, padre, hijos– en la mayoría de los casos. Acontecimiento de gran relieve que nos anima a seguir trabajando por la familia, célula imprescindible de una nación solidaria y feliz.



"SIENTO EN MI CORAZÓN UNA RISA PERDIDA"

A través de la infancia Dios se nos revela. Pero, y la psicología moderna insiste con machacona urgencia, llevamos dentro de nosotros al niño que fuimos, un niño quizás todavía herido y que hay que curar y salvar. Hemos sepultado, por años, en un zulo de olvido, la risa, la confianza, el gozo de vivir de tan hermosa criatura. Lamenta Daniel de la Vega el estado preagónico de su Niño interno (El niño de la vida ):

Siento en mi corazón una risa perdida
cuando contemplo a solas el horizonte oscuro,
porque en mí aún no ha muerto el niño de la vida
y el hombre triste y áspero ya avanza hacia el futuro...

Chiquillo silencioso que llevamos adentro
sobre esta humilde cuna de nuestro corazón,
por ti somos felices y vamos al encuentro
de todo lo que es cumbre o capullo o canción...

Poeta de las dulces riquezas interiores,
a ti te pertenecen mis momentos mejores...
He perdido la risa, he perdido la fe,
y tal vez algún día también te perderé...

Pobre chiquillo rubio que lloras dulcemente
ante cada ilusión que del pecho me arranco,
tras tantas dudas pronto llevaré únicamente
en el fondo del alma tu triste ataúd blanco...


Casi todos los poetas han mirado hacia atrás con ira, o con nostalgia, o con tristeza... Aquella fe de niño que encendía su vida de amor y juego, fantasía y creación, felicidad... fue resbalando hacia la duda, hacia la noche... Se dirige a Dios Rafael Montesinos, con respeto y añoranza. No está todo perdido (Cancioncilla de una cierta esperanza)...

A veces pienso que todo
esto se recordará,
que he de volver a encontrarte
en ese Siempre Jamás.


Me apoyo en mi fe de niño.
¿Mi infancia me salvará,
o son muletas de inválido,
muletillas nada más?


Tener una hija del amor y de Dios, "un rayo de luz", entre los brazos, despierta el cuidado, la protección de la propia niña interior, también necesitada de mimos y canciones: “Cuando era joven -nos confidencia Madonna- nada tenía importancia salvo mi propio placer... El nacimiento de mi hija me ha influido mucho. Ver las cosas a través de los ojos de una niña me provoca un enorme respeto hacia la vida. Creo que he recuperado mi inocencia...”



EL NIÑO NATURAL

En su magnífico manual de Análisis Transaccional, James y Jongeward ("Nacidos para triunfar") dedican el capítulo 6 al estado Niño del yo (los tres estados del hombre son, para el AT: Padre, Adulto y Niño). Inician su análisis describiendo al Niño Natural como afectuoso, sensual, imaginativo, curioso, desinhibido... Responde el bebé impulsivamente a las sensaciones de su propio cuerpo,llorando cuando tiene hambre o está mojado, arrullando cuando está satisfecho y confortable...


El niño prefiere el placer al dolor y es desvergonzadamente sensual (rueda por una alfombra, chapotea en el agua, disfruta del sol, se chupa el pulgar, sorbe ruidosamente el biberón...) No tiene un censor interior que le diga: ¡NO!

Las reflexiones de ambas autoras se concretan así, al referirse al Niño Natural de la persona adulta:

"¿Han visto ustedes alguna vez a una persona de edad sentada en un banco de un parque lamiendo, con evidente delicia, un helado? ¿O a una mujer de mediana edad saltando a lo largo de una playa? ¿O a una pareja bailando en feliz abandono? En tales casos usted ha visto al Niño Natural que todavía se expresa.

Haciendo caso omiso de la edad de la persona, su Niño Natural es valioso. Añade encanto y cordialidad a su personalidad, al igual que los niños verdaderos añaden encanto y cordialidad a una familia. Cuando una persona mantiene su capacidad infantil para el afecto, la espontaneidad, la sensualidad, la curiosidad y la imaginación, es probable que disfrute de la vida y sea un compañero divertido."




EL NIÑO NATURAL NOS PRESENTA TAMBIÉN SU LADO OSCURO

No sólo es encantador. También es miedoso, inmoderado, egocéntrico, rebelde, agresivo... Su peor miedo: ser abandonado... Todo lo quiere ¡ya!, sin saber retrasar la gratificación (como tantos jovencitos de hoy)... Es egoísta, no sabe ponerse en el lugar del otro, no sabe compartir... Cuando se le lleva la contraria, cuando se le frustra un capricho, se enfurruña y coge rabietas, rebelándose con ira: tira el biberón, grita, se niega a comer...


Si la agresividad y la rebeldía del niño no es refrenada en absoluto...

    ... exigirá irresponsablemente, de adulto, que se cumplan inmediatamente sus deseos, poniendo en riesgo su propia salud, su propia seguridad y la de los demás. Podría conducir estúpidamente, beber en demasía, comer como un glotón, imponer comportamientos irresponsables a sus subordinados, maltratar a los hijos descargando sobre ellos su mal humor...


Pero si los sentimientos de agresividad y rebeldía del niño son sofocados con violencia por padres y educadores...

    ... al individuo, de adulto, se le hará casi imposible defender sus derechos, y acabará permitiendo que otros abusen de él...

Una persona saludable, feliz, permite la expresión apropiada de su Niño Natural todos los días.




¿SABRÉ RECUPERAR, DEL FONDO DE LA EDAD, LA RISA DE MI NIÑO?

Esta preciosa fotografía, según quedó registrado al dorso con la cuidadosa caligrafía de un padre primerizo, refleja cómo era

yo a los "10 meses y 23 días de vida".¿Qué puedo inventariar hoy del Niño Natural del kiki y los patucos? Un Padre salvador y un metódico Adulto sofocaron el vuelo de los ángeles y la viva llama de la risa, del baile, del juego, de la fiesta...

Me vais a perdonar que detengamos aquí el post de hoy.

Cerramos el próximo jueves (pulsar aquí) nuestro pequeño viaje por el mundo infantil, desarrollando, en su riqueza, el fecundo misterio trinitario del modelo transaccional del Niño: Niño Natural, Pequeño Profesor y Niño Adaptado.

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