En el amor del CANTAR DE LOS CANTARES 1
Dios es amor. El hombre y la mujer son amor.
Una antología de Poemas para la Meditación no podía dejar de reservar una amplia sección al amor en la pareja humana. Recordemos la brillante presentación del hombre y la mujer en Génesis 1,27: “Y creó Dios al hombre a su imagen. A imagen de Dios lo creó. Macho y hembra los creó.”Dios es amor: el hombre y la mujer son amor. Dios es fecundidad: el hombre y la mujer son fecundidad...
EL AMOR ES “ÉXTASIS”. En su Carta Encíclica sobre el amor cristiano “Deus caritas est”,Benedicto XVI analiza “eros” y “agapé” como movimientos de energía, ascendente “eros”, que promete desde la sexualidad la dicha más alta; descendente “agapé”, amor fundado en la fe y la generosidad. Ambos movimientos se complementan y enriquecen en el matrimonio: “Ciertamente, el amor es «éxtasis», pero no en el sentido de arrebato momentáneo, sino como camino permanente, como un salir del yo, cerrado en sí mismo, hacia su liberación en la entrega de sí; y, precisamente de este modo, hacia el reencuentro consigo mismo, más aún, hacia el descubrimiento de Dios...”
INTEGRAR CUERPO Y ALMA. Si entregarse al otro es uno de los comportamientos más enriquecedores del amor de pareja, otra esencial referencia sería integrar en el mutuo cariño las dos realidades más hondas: el cuerpo y el alma. Leemos a Benedicto XVI: “El hombre es realmente él mismo cuando cuerpo y alma forman una unidad íntima; el desafío del “eros” puede considerarse superado cuando se logra esta unificación. Si el hombre pretendiera ser sólo espíritu y quisiera rechazar la carne como si fuera una herencia meramente animal, espíritu y cuerpo perderían su dignidad. Si, por el contrario, repudia el espíritu y por tanto considera la materia, el cuerpo, como una realidad exclusiva, malogra igualmente su grandeza.”
ORAR POEMAS DE AMOR. Quizás alguno se pregunte cómo podría orar poemas de amor matrimonial si vive soltero o expresamente ha renunciado a pareja con el compromiso celibatario. Bueno, para responder habría que repensar el Cantar de los Cantares ya que, según sugiere el autor de la Encíclica, “las poesías contenidas en este libro son originariamente cantos de amor, escritos quizás para una fiesta nupcial israelita, en la que se debía exaltar el amor conyugal.” Y, en otro lugar: “Dios es absolutamente fuente originaria de cada ser, pero este principio creativo de todas las cosas –el Logos, la razón primordial– es al mismo tiempo un amante con toda la pasión de un verdadero amor...” De modo que el Cantar“describe en el fondo la relación de Dios con el hombre y del hombre con Dios.” Imagínate, al leer un poema amoroso de este libro, que, como con el Cantar de los Cantares, haces una segunda lectura “en estéreo”; y que en esa historia de amor descubres una hermosa parábola del amor de Dios: así nos ama Dios, con esa pasión, con esa ternura, con esa entrega... Cerrará el círculo un soneto para meditar en torno al celibato.
Hace tiempo presentamos un libro titulado "Amor y erotismo del Cantar de los Cantares" (Nueva Utopía, 1997). Posteriormente ofrecimos en nuestra web "Nido de poesía" una traducción completa del Cantar, comentada e ilustrada con pasión (pulsaraquí).
Y LLAMÉMONOS NOVIOS, Y SIN MIEDO
Apenas se lleva en nuestros días llamarse “novios” los amantes. Pero Enrique García-Máiquez apuesta por el compromiso a muerte, “a eternidad”. La imagen más destacada del poema acaso sea la de “jardín”, ¡tan bíblico! (“Eres jardín cerrado, hermana y novia mía”: Cantar 4,12). Compromiso que incluye exclusividad –solo esta persona– y duración –para siempre–. Dentro de la metáfora de “huerto” o “jardín” impresionan los versos finales: “y plantar la semilla inamovible / del propio corazón en otro pecho”.Sugerencia:semejante compromiso podría evocar también la fidelidad del Señor hacia Israel (Ez 16,4-14), la fidelidad de Dios hacia cada ser humano, su criatura...
POESÍA COMPROMETIDA
Eres mi novia. Si te suena mal
como a escasa pasión o a intenso pueblo,
no te preocupes. Cuando son precisas
serán preciosas las palabras. Demos
vocablos sabios a censuras necias
y llamémonos novios, y sin miedo.
Y somos novios porque renunciamos
a ser apenas nada: un polvo al viento,
al polvo, al aire, a nada. Somos humo
pero con vocación de humus, de huerto
cerrado para muchos. Casi solos
tú y yo, soñando en un vergel, haciéndolo.
Un jardín único, perenne, indemne
a la fácil maleza es privilegio.
Qué alegría más recia es trabajarlo
porque uno quiere, porque uno es dueño,
y plantar la semilla inamovible
del propio corazón en otro pecho.
PARA QUE ENTRE TUS MANOS ME MEZAS
Poema de amor de Leopoldo de Luis en la noche de la posguerra. Sin palabras ni luces, la pareja se abraza tiernamente, perdida en el Cosmos y acariciando vida. Juega el varón primero a padre poderoso. Y ella consolará después, en la guardería del tiempo, al tembloroso que se acurrucó en sus besos... El amor salvará al poeta. Sugerencia:la confianza en la bondad y la ternura de un Padre Universal nos salvará también a nosotros.
LA PAREJA
Tenerte cerca. Hablarte.
Y besarte en silencio.
Y sentir el contacto
caliente de tu cuerpo.
Sentir que vives, trémula,
aquí, contra mi pecho.
Que mis brazos abarcan
tus límites perfectos.
Que tu piel electriza
las yemas de mis dedos.
Que la vida se ahoga
en el hilo de un beso.
Que así, en la sombra, a tientas,
bajo la noche, ciegos,
topándonos a oscuras
mientras todo es silencio,
nos amamos y somos
casi dioses, rugiendo.
Vuelvo a palpar tu carne,
vuelvo a besarte, vuelvo
a estrecharte en la sombra
ciega contra mi pecho.
Vuelvo a sentir la vida
trémulamente. Siento
que el desamparo pone
su soledad, su cerco,
en torno de nosotros.
El mundo está desierto.
El mundo está desierto.
Mudo. Tú y yo arrojados
a un destino violento,
aquí, sobre la tierra,
abrazándonos ciegos.
Y entonces te recojo,
te amparo, te sujeto,
pequeña, débil, mía,
cobijada en mi aliento,
sostenida en mis brazos,
cubierta con mis besos.
Pero mi pequeñez
en seguida comprendo.
Mi inútil protección,
castillo sin cimientos,
rueda deshecha frente
al enorme Universo.
¡Qué poco puede el hombre!
Y me refugio en medio
de tanta soledad
en tu caliente cuerpo,
para que entre tus brazos
me mezas con tu tierno
amor. Niño asustado,
busco tu amor materno.
Los dos en la tiniebla
abrazados, pequeños,
frente a la eternidad,
lloramos en silencio.
La noche continúa
mudamente cubriéndonos.
POESÍA PARA MEDITAR
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Hacerse pequeño COMO UN NIÑO
1. El que se hace pequeño como este niño…
REGALO, de Ángel Sanz
LIMOSNA, de Ramón de Garciasol
2. Y Dios se olvida de cerrar la puerta
18 DE NOVIEMBRE, de Carlos Murciano
MECIENDO, de Gabriela Mistral
HIJOS MÍOS, SAETAS, de Cintio Vitier
3. Verte jugar es como ver la luz del cielo
VERTE JUGAR, de Susana March
SI LIBRES SON LOS PÁJAROS…, de Jesús Mauleón
REQUIEM POR UN HOMBRE, de Carlos Murciano
y4. Vuelvo a los días rosados
AGRANDA LA PUERTA, PADRE, de Miguel de Unamuno
ORACIÓN DE ABANDONO, de Carlos de Foucauld
En el amor del CANTAR DE LOS CANTARES
1. Dios es amor. El hombre y la mujer son amor.
POESÍA COMPROMETIDA, de Enrique García-Máiquez
LA PAREJA, de Leopoldo de Luis.
2. Amaneciendo cada día a romper mi oscuridad
LA AMADA INNUMERABLE, de Bartolomé Mostaza
LA ESPOSA, de Jorge Carrera Andrade
EL PAN DE CADA DÍA, de Ángel Urrutia Iturbe.
3. Un velo de sueño y de ternura
LA ORACIÓN DE LA NOCHE, de José María Valverde
ORACIÓN DEL ESPOSO, de Juan Ruíz Peña
INVIERNO, de Luis Felipe Vivanco.
4. Como en las manos de Dios
A MI ESPOSA, de Cintio Vitier
ESTOY MIRANDO TUS MANOS, de José Bergamín
MOMENTO, de Carlos Murciano.
y5. ¿Qué son esas trompetas?
JUICIO FINAL, de Agustín de Foxá
AVISO PREVIO A UNOS MUCHACHOS
QUE ASPIRAN A SER CÉLIBES, de Casaldáliga