Mañana viernes, 6 de octubre, varias  organizaciones de la Iglesia de Vitoria que conforman la Pastoral Obrera de la Diócesis  se reunirán desde las 19:00h en el Aula San Pablo de la capital alavesa para, un año más,  reflexionar sobre el mundo del trabajo y sus necesidades y demandar mejoras. Esta cita  se suma a las miles de peticiones que reclaman condiciones laborales dignas con  motivo del Día Internacional del Trabajo Decente, jornada respaldada por la  Organización Internacional del Trabajo, dependiente de la ONU. Tras este primer  momento de vigilia de oración, la confluencia entre las calles Postas y Dato, junto a la  entrada sur a la Plaza de España, será el escenario para el segundo acto por este día. A  las 20:00h tendrá lugar una concentración pública tras una pancarta bajo el lema ‘No  más muertes por accidentes laborales’ donde se recordará a los 4 trabajadores  fallecidos en lo que llevamos de año por siniestros laborales en Álava. 

El primero de ellos fue el pasado julio cuando un joven de 33 años resultó muerto por  una prensa metálica de grandes dimensiones en Betoño. El segundo fue el pasado 20  de septiembre cuando un trabajador regresaba a su domicilio y tuvo un accidente de  trafico en Amurrio. Y los dos últimos tuvieron lugar en Lanciego el pasado domingo,  donde dos bodegueros fallecieron al inhalar un gas mortal en su puesto de trabajo.  

Para esta edición, todos los convocantes, entre quienes están el Secretariado Social,  Cáritas, HOAC, Migraciones Diocesanas, Acción Católica General, CONFER, la  Fundación Arizmendiarrieta y el Servicio Doméstico– harán publico un comunicado  conjunto que será enviado a todas las parroquias de Álava en el que se centrarán en la  importancia que tiene la seguridad en los lugares de trabajo.  

“El trabajo no puede considerarse como un castigo para las personas y por ello  denunciamos la situación precaria de muchas personas trabajadoras de nuestro país”.  Con estas palabras los firmantes quieren subrayar la amenaza de la siniestralidad en los  puestos de trabajo el cual “aumenta en lugar de disminuir”. En su misiva pública  denuncian además lo “especialmente preocupante que son los trabajos feminizados”  como los relativos a la limpieza, cuidados o enfermería “por la enorme carga muscular  y ósea que suponen así como los problemas de salud mental que causan, planteados exclusivamente desde el punto de vista económico y no desde la perspectiva humana”.  Igualmente recuerdan que “miles de personas siguen hoy en día sin acceso a un trabajo  o que las condiciones precarias siguen instaladas entre la clase trabajadora”. En su  comunicado también tratan el tema de la salud mental como “una de las causas a la  hora de abandonar un puesto de trabajo”. 

De esta manera, la Iglesia alavesa pedirá a las autoridades laborales competentes la  “implantación y el cumplimiento de medios de prevención de riesgos laborales que  protejan la vida de los trabajadores” así como la “promoción del trabajo decente que  evite la exclusión y la precariedad”. 

Tanto en la vigilia de oración como en la concentración pública se tendrá presentes a  los cuatro fallecidos por siniestros laborales así como en todas las misas que se  celebren el próximo domingo en las parroquias vitorianas y alavesas. Ambas iniciativas  están abiertas a toda persona que quiera participar.  

El Obispo de Vitoria, monseñor Juan Carlos Elizalde, asistirá tanto a la vigilia de oración  como a la concentración pública posterior. Además quiso compartir el pasado lunes en  sus redes sociales un mensaje de cercanía y esperanza por los dos últimos fallecidos en  su lugares de trabajo en la localidad riojanoalavesa de Lanciego. “Mi oración por los dos  bodegueros fallecidos en Lanciego. En estos momentos de dolor, la cercanía y  disposición de la Diócesis a la familia. Que el Señor les acoja en esa morada eterna y  que Santa María consuele a sus seres queridos” escribió. 

Non solum sed etiam 

La preocupación por el mundo laboral en la Diócesis de Vitoria tiene un largo recorrido, desde los paseos que monseñor Bueno Monreal se daba acompañando a los trabajadores a la salida de las fábricas; o toda la pastoral social llevada a cabo por Carlos Abaitua en los años del florecimiento industrial y la llegada de migrantes a la capital alavesa buscando trabajo en las nuevas empresas; o el amparo de los párrocos que acogían en sus templos las asambleas de obreros en los años 70 con especial mención a los acontecimientos del 3 de marzo que puso a Vitoria en el mapa para muchos entonces; o al Secretariado Social Diocesano que ha mantenido ese espíritu de preocupación por una Doctrina Social de la Iglesia encarnada en la realidad de cada día; hoy estas concentraciones periódicas que recuerdan a los trabajadores fallecidos y las jornadas de reflexión, oración y denuncia que buscan sensibilizar con los problemas laborales de los más vulnerables en el mundo laboral son la herencia y la continuidad de un compromiso pastoral que se mantiene muy vivo y que reclama su presencia en la vida social y diocesana.