Ante la Jornada contra la Trata de Personas del 8 de febrero Elizalde: “El tráfico de migrantes es un delito que pone en peligro la vida y la seguridad de miles de personas”
El Obispo de Vitoria y responsable de la delegación sobre la Trata de Personas en la Conferencia Episcopal ha escrito una carta pública centrándose en los migrantes, lamentando los términos del pacto de la Unión Europea y animando a los jóvenes a unirse en la lucha contra el tráfico de personas, especialmente mujeres
| Vicente Luis García Corres (Txenti)
Con motivo de la Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la Trata de Personas del 8 de febrero el Obispo de Vitoria y responsable del departamento de Trata de Personas en la Conferencia Episcopal Española ha escrito una carta pública enviada a todas las diócesis españolas y que se puede leer integra en la web de la Diócesis de Vitoria.
En ella, D. Juan Carlos Elizalde apela a toda la sociedad a “reforzar el compromiso y la acción en la lucha contra la trata de personas”, especialmente haciendo una invitación directa a los jóvenes a quienes les invita a “unirse a este viaje en el que se camina por la dignidad de las personas, principalmente mujeres”.
“La trata se muestra en realidades complejas que afectan a millones de personas en diversos países, generando múltiples crisis que provocan situaciones de gran vulnerabilidad”, advierte. En su texto pone varios ejemplos de ello como es el Sahel que aglutina a más de 300 millones de personas desde el Océano Atlántico hasta el Mar Rojo. “La ONU describe el Sahel como una región en crisis donde sus habitantes son presa de la inseguridad crónica, perturbaciones climáticas, conflictos, golpes de Estado
y el auge de las redes criminales y terroristas”. En su misiva, el Obispo de Vitoria recuerda que “el tráfico de migrantes es un delito trasnacional, que pone en peligro la vida y la seguridad de personas que necesitan migrar para escapar de la violencia o la pobreza”. En este sentido denuncia que “el abuso y la explotación son los riesgos a los que se exponen estas personas que migran, cayendo con facilidad en manos de mafias y redes de trata de personas y tráfico de migrantes, muchos de los cuales pierden la vida en el camino, en el mar, en el desierto”.
Juan Carlos Elizalde también se hace eco del acuerdo político firmado entre las distintas instituciones de la Unión Europea denominado ‘Pacto de Migración y Asilo’. “Es una oportunidad perdida para mejorar políticas y leyes vigentes respecto a la acogida y protección de migrantes y refugiados en Europa”. Según el responsable de Migraciones en la Iglesia Española “no encontramos en el texto una visión integral centrada en la persona y en el bien común, sino un pacto para el control y la externalización de las fronteras”. Sobre esto, lamenta lo “preocupante que es saber que se legitiman unos medios y prácticas tales como permitir la detención de niños a partir de los 6 años, acelerar los procedimientos de asilo en detrimento del análisis profundo de cada solicitud, permitir una solidaridad a la carta entre países o destinar dinero a gobiernos de terceros países sin garantías de que en ellos se respeten los derechos humanos”.
Frente a esto, Mons. Elizalde propone “alternativas que tanto la Iglesia como muchos actores sociales promueven y pueden resultar más eficaces” como son “contribuir a evitar guerras y hambrunas promoviendo el desarrollo de las poblaciones locales, deslegitimar el miedo al migrante con fines electoralistas, establecer vías legales y seguras para una migración ordenada frenando así a las mafias y habilitar corredores humanitarios cuando sea necesario”.
El Obispo de Vitoria finaliza su carta recordando la figura de Santa Josefina Bakhita “ejemplo de superación y esperanza” y asegurando que “Dios puede abrirse paso en un corazón humano condenado a la esclavitud”. Esta santa perdonó a sus torturadores por lo que D. Juan Carlos Elizalde anima a “que ese perdón nos empuje a seguir luchando contra la lacra de la trata, invisibilizada en el fenómeno migratorio”.
En febrero la Iglesia recuerda a una mujer que sufrió la trata y la esclavitud en sus carnes. Santa Josefina Bakhita fue proclamada santa en el año 2000 por el Papa Juan Pablo II. Tuvo una vida muy dura: secuestrada a los nueve años, fue vendida como esclava y llevada a una ciudad de Sudán donde sufrió todo tipo de abusos. Su espalda fue el lienzo donde quedó plasmada la humillación y el maltrato. Murió en 1947 como religiosa en Italia, muy querida y admirada por quienes la conocieron. El Papa Francisco mandó dedicar el 8 de febrero –día en que murió la santa– para el recuerdo del horror de la trata en el mundo.
Así, desde 2015 se celebra en todo el mundo la Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la Trata de Personas con el objetivo visibilizar esta realidad y concienciar sobre su gravedad. Durante todo el día son innumerables los actos que se llevan a cabo en distintos puntos de España donde se invita a la reflexión sobre las causas y situaciones de violencia que afectan a muchas personas, especialmente a mujeres y niñas, para poder ofrecer respuestas concretas que contribuyan a que esta lacra desaparezca.
Non solum sed etiam
Algunas personas salen de su país huyendo de la guerra, de las amenazas, del narcotráfico que los acosa, y otras personas salen buscando simplemente una vida mejor.
Me he encontrado ya con muchas personas que viajan a Europa esperando encontrar un mundo ideal, fácil para trabajar y vivir en paz.
Recuerdo hace dos años viajando en el transmilenio en Bogotá, coincidí con unos jóvenes venezolanos que al delatarme español por el acento me contaron su sueño de viajar a España. Sin quitarles el sueño recuerdo que sí les dije: “El Dorado está en Bogotá y es un aeropuerto. No penséis que viajar a Europa garantiza una buena vida”.
Muchos sueñan con Europa y eso les convierte en presas fáciles para las mafias que alimentan ese sueño .
Ya se ha dicho hasta la saciedad, la mejor medida profiláctica es mejorar las condiciones de vida en los países de origen, de manera que la gente no tenga con soñar en emigrar para tener una vida tranquila y en paz.
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